Fue pastor en la cárcel y le "robó" la mujer a otro preso: ¿Quién era el ladrón asesinado con una mancuerna?
Se trata de Alejandro Guerrero, quien perdió la vida junto a un cómplice producto de los golpes que les dieron en medio de un asalto en Ángel Etcheverry. Se había hecho conocido por subir una selfie con la pareja de su compañero de celda.
El pastor evangelista Alejandro Claudio Guerrero, quien estaba prófugo, murió por los golpes que le dieron en un asalto que cometía junto a un cómplice en una casa de un campo lindante con la Ruta 2, a la altura del Kilómetro 63, en la localidad platense de Ángel Etcheverry.
Fuentes policiales informaron a cronica.com.ar que Guerrero, al igual que el otro ladrón, fallecieron cuando las víctimas del asalto se defendieron con "una mancuerna y un hacha" en la noche del domingo, pero la identidad del pastor evangelista fue reportada este martes.
Esa noche un adolescente de 17 años salió de la casa de campo alertado por los ladridos de sus perros y fue sorprendido por los dos delincuentes armados, quienes lo obligaron a reingresar en la casa, donde se encontraban su madre de 47 años y su hermano de 20.
Mientras uno de los ladrones golpeaba e intentaba maniatar a las víctimas con precintos, el otro se quedó afuera de la propiedad de "campana", donde interceptó al dueño de la propiedad, de 48 años, quien regresaba a su vivienda.
Cuando iban a maniatarlo también a él, el hombre de 48 años logró zafarse y arremetió contra uno de los asaltantes, resistencia a la que se sumó uno de sus hijos, y atacaron a los delincuentes con "una mancuerna y un hacha", causándoles heridas mortales.
Guerrero, de 37 años, permanecía prófugo porque, desde el 4 de abril, violaba una salida transitoria que se le había concedido por buen comportamiento en uno de los pabellones evangélicos de la Unidad 32 de Florencio Varela.
Desde afuera del complejo carcelario, el pastor subió como estado de WhatsApp una "selfie" que se tomó junto a la mujer de uno de sus excompañeros de prisión, en la que ella lo besaba y él esbozaba una mueca de sonrisa.
La actitud despertó la furia de todos los integrantes de los pabellones de evangelistas de las unidades bonaerenses, quienes se comprometieron a no recibirlo en ninguno de esos sectores, y habían advertido que le harían "pagar" la traición.
