Carla, que acababa de cumplir los 18 años en 2011, llegó a la casa de su hermana en General Pico, provincia de La Pampa, con su bebé  y dijo:  “Marcelo me violó”.

Carla Figueroa y Marcelo Tomaselli se habían conocido cuando ella tenía 14 años. El papá de Carla  había asesinado a su mamá cuando ella era una bebé de 8 meses.

A los 17 años Carla quedó embarazada.Tomaselli no quería que ella trabajara pero tenían un hijo al que mantener. Carla consiguió trabajo de niñera en  una casa de mañana y otra de tarde. El nene tenía un año y medio el día en que Carla le dijo a Tomaselli que se quería separar.

Tomaselli la esperó en la puerta de uno de sus trabajos y la llevó a un desagüe en General Pico al que le dicen “La olla”. Apuntado con un cuchillo de cocina y la había hecho bajar de la moto a los golpes, le repetía que la había llevado para matarla. Allí la violó.

Me puso el cuchillo cerca de la cara y me dijo ‘sacate la ropa porque yo acá te cago matando y no me importa nada’. Le hice caso, hizo lo que tenía que hacer, fue, prendió un cigarrillo, yo me vestí y me paré. Después vino con el cigarrillo y el cuchillo en la mano, me empujó, me tiró al piso y se me subió encima de la panza. Me decía que yo de ahí no me iba a ir, que él me iba a matar”, contó Carla en el programa de televisón local después del ataque. “Me decía ‘qué loco, ¿no? Mirá cómo venís a terminar... de la misma manera que tu mamá’”.

Tomaselli estaba detenido pero Carla tenía terror de que lo soltaran y fuera a matarla.

 Meses después, los medios locales contaron: “La historia del violador que se casó con su víctima”.

“Mirá el sentido de pertenencia que tenía sobre ella que dijo que eso no había sido una violación porque ella era su mujer”, dijo a Infobae Paola, sobrina de Carla.

Durante esos meses que el abogado de Tomaselli le habló a Carla de una figura del Código Penal llamada “avenimiento”. El artículo 132 ofrecía a la víctima de una violación la posibilidad de hacer un acuerdo con su victimario: una especie de “perdón” o “reconciliación”.

Se tenia que cumplir con las siguientes condiciones: que la víctima fuera mayor de 16 años y hubiera tenido una relación afectiva previa con su victimario, que la propuesta viniera de la víctima y fuera formulada “libremente” y “en condiciones de plena igualdad”.

Si la justicia consideraba que era la mejor forma de “armonizar el conflicto con mejor resguardo del interés de la víctima”, lo aceptaba y, el acusado quedaba en libertad.

Tomaselli, detenido y desde su celular, la amenazaba: le escribía, entre otras cosas, que si no hacía “lo del avenimiento” iba a matar al nene, a ella y después se iba a matar él.

Carla tenía terror y no quería que su hijo se criara con un padre preso, como le había pasado a ella. Su familia tiempo después  leyó en su teléfono: “Está bien, lo hago por el nene”.

“El abogado de él y la familia usaron la vida que ella había tenido para manipularla. Le dijeron que esa era la única forma de que su hijo no se criara como ella, solo”, contó Paola.

Lo que tenían que demostrar, para que la Justicia lo aceptara, era que se habían reconciliado, ¿entonces qué hicieron? Se casaron”, recordó. Fue 28 de octubre de 2011.

El Tribunal de Impugnación Penal de La Pampa había aceptado el acuerdo. A pesar que cuatro jueces y dos fiscales habían advertido que Carla no estaba en condiciones de dar un consentimiento “libre y pleno”.

Dos semanas antes del casamiento Carla había pedido una restricción de acercamiento por si lo liberaban. Tenía amenazas de muerte que seguían escritas en su celular.

El mural en homenaje a Carla en General Pico.

El 2 de diciembre de 2011 y gracias al acuerdo que extinguió la pena, Tomaselli salió en libertad después de haber estado ocho meses detenido.

Una semana después, la mató de 15 puñaladas frente al hijo de ambos, que acababa de cumplir dos años.

El l movimiento de mujeres hizo la presió para que el Congreso se viera obligado a tratar el tema en tiempo récord ese grave articulo del codigo.

Marcelo Tomaselli la mató delante del hijo de ambos. 

En marzo de 2012 el “avenimiento” fue derogado en media hora, por unanimidad y sin debate. El artículo, en el que se consideraba que si la violación sucedía dentro de la pareja no era tan grave y ameritaba una reconciliación, no necesitaba debate por su falta de argumentos.

“En el grupo siempre les decimos a las otras mujeres: ‘Tiene que haber consentimiento’, ‘tiene que ser algo que quieras’, puede ser tu novio, tu marido, pero no es tu dueño, podés decir que no sin explicar los motivos. Si no querías y lo hizo igual, es violación. Si se sacó el preservativo sin decirte, también. Creo que cuando se trata de una pareja o alguien conocido, a nosotras nos cuesta mucho la palabra violación”, . sostuvo Paola, que integra un espacio de asistencia a mujeres en situación de violencia  “Frente de género Carla Figueroa”.

El nene de dos años fue a vivir con la hermana de Carla y su familia. Ocho años después del femicidio, la hermana de Carla y su marido obtuvieron la adopción legal. El nene se cambió el apellido.

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