Fernando Burlando, el abogado de los padres de Fernando Báez Sosa, dijo esta tarde que "la imagen" de la victima "de rodillas pidiendo clemencia justifica el pedido de prisión perpetua para los acusados" al comenzar con su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores, a cargo del debate.

Para el letrado del particular damnificado, Fernando fue "fusilado a golpes y patadas" y los imputados "querían un trofeo, se lo llevaron y lo celebraron". En ese sentido, agregó que la víctima fatal "fue objeto" de "una cacería humana", en relación al ataque en patota de los ocho rugbiers procesados en la causa.

Burlando ratificó en su alegato ante los jueces que los inculpados "tomaron la decisión y mataron", tratando despectivamente a la víctima como "una bolsa de papas". Para el letrado, los principales acusados "tendieron esa madrugada sobre Fernando un verdadero cerco humano para poder actuar sobre seguro".

En su argumento para puntualizar que se trató de un ataque con "voluntad de matar", tildó a los rugbiers como "azotadores" que esperaron el momento oportuno para "castigar a Fernando a mansalva". "Lo marcaron, lo cercaron, esperaron el momento justo en que se retiran los funcionarios policiales así no tenían ningún tipo de valla, nada que los frene", reafirmó Burlando.

El defensor de la familia Báez Sosa mantiene su firme postura de acusar a los ocho rugbiers como partícipes del asesinato, compartiendo la misma condición y que todos deberían recibir la condena a prisión perpetua. En ese marco, argumentó que a Fernando "lo atacaron por diferentes flancos" al ser "fusilado a golpes y a patadas" y que fue planificado por "absolutamente todos juntos".

Burlando puntualizó en el festejo de los acusados posterior al asesinato de Fernando: "Sabían que habían matado a un joven. Luego se abrazaron y comieron. Se llevaron el trofeo y lo celebraron. Lamiéndose las pruebas, la sangre de sus víctimas, advirtiendo al resto de los verdugos ´de esto no se habla`".

En ciertas ocasiones, el reconocido abogado remarcó que a Fernando lo asesinaron de manera "cobarde", no solo por el método de atacar en patota a la víctima, sino por tratar de "disfrazar lo ocurrido con una serie de actitudes". A modo de ejemplo, recordó que los implicados en el caso acusaron "a una persona inocente que estaba a cientos kilómetros del lugar", haciendo alusión a Pablo Ventura, el remero que se encontraba en Zárate al momento del crimen.

Para Burlando, los acusados "eran los cazadores y querían su trofeo".

"Fernando tenía una vida por delante, sueños por cumplir, que los acusados le arrebataron por la simple decisión de matar. Mataron por matar, por ganar, por un empujón, por llevarse un trofeo en la vida. No les importó a quién, evidentemente desde el primer cruce que tuvieron con Fernando su plan fue matar", habló el abogado ante la mirada de los presentes en la sala.

Crimen de Fernando Báez Sosa: para Burlando, Máximo Thomsen es el "líder de la manada"

Burlando hizo hincapié en el actuar de una persona en especial en el crimen de Fernando Báez Sosa: se trata de Máximo Thomsen, quien sería el más complicados en la causa al encontrarse huellas de una de sus zapatillas en el rostro de la víctima, a quien lo tildó como el "líder de la manada", acompañado por "sus obsecuentes".

El abogado marcó la escena particular captado por las cámaras de seguridad del boliche Le Brique en el que Thomsen "anunció el desenlace con un gesto por demás elocuente, el dedo pasándoselo por la garganta", en señal de "venganza" a la salida del establecimiento bailable.

Posterior a la "amenaza concreta de muerte" por parte de Thomsen al instante de ser expulsado del boliche, al grupo de los acusados les llevó "un poco más de siete minutos lo que les llevó delinear y abordar a Fernando esperando el momento oportuno" y la "desatención de la víctima".

Respecto a las consecuencias que desencadenaron en el fallecimiento de la víctima, Burlando puntualizó en las imágenes de la autopsia y marcó que "no le deseo a nadie ver lo que yo vi en el cuerpo de Fernando". "Ni un animal en el medio del campo, ni un cazador para un animal", sentenció.

El reconocido jurista cerró su alegato con la esperanza de que haya un cambio en la juventud a partir de los testimonios de los jóvenes testigos que pasaron por el TOC 1 y apostó a que esa juventud va a "abrir el futuro".