Por Marcelo Peralta Martínez
@marceloperaltam

Desde sus años de esplendor, el transatlántico Queen Mary es protagonista de varias historias aterradoras. Fantasmas, ruidos, apariciones y otras cuestiones son algunos de los relatos que pudieron ser recopilados con el correr de los años.

Pero al mismo tiempo, el barco que dicen está embrujado esconde un secreto aún más inquietante. Se trata del camarote B340 el que, según afirman, tuvo que ser cerrado al público debido a su oscura energía.

¿Qué pasó allí? Según investigadores del fenómeno, esa cabina presenta evidencia de gran actividad paranormal. Un nene que aparece y desaparece..., la sombra de una mujer, y hasta movimientos de todo tipo de objetos, son al menos tres puntos en común que los circunstanciales testigos pudieron brindar y que no dejan de atemorizar hasta a la mismísima dueña del buque, que en la actualidad funciona como un lujoso hotel, quien cansada de los reclamos y la reiteración de las historias entre los diferentes pasajeros intentó ponerle punto final cuando decidió clausurar el camarote en 1980.

Pese a ello, y debido a los fanáticos del terror se vio obligada a reabrirlo.

En el tiempo

En la actualidad el navío está amarrado en Long Beach, California, en la costa oeste de los Estados Unidos, y lejos de haber surcado los mares, desde hace años funciona como hotel. La embarcación fue construida en Escocia, en los astilleros John Brown & Company, y el 27 de mayo de 1936 cumplió su primer viaje por el Atlántico. Y entre sus últimas noticias, se conoció que la propietaria decidiera reabrir la cabina B340, señalada como la de mayor actividad paranormal, para que pueda ser investigada y “disfrutada” por aquellos amantes de vivir emociones fuertes.

Ubicación e historias

La famosa habitación, que cuenta con tres espacios bien divididos para mayor comodidad de los turistas, está ubicada cerca de la piscina cubierta, otra zona donde se ha registrado alta actividad paranormal, y son muchas las personas que en su interior manifiestan haberse “cruzado con un nene” y hasta haber visto una extraña presencia femenina que no los deja descansar tranquilamente.

Por su parte, los trabajadores y empleadas (técnicos, operadores, de mantenimiento y otras funciones por igual) de la nave convertida en hotel, aseguran que en la cabina B340 “los objetos se suelen solos, como por arte de magia”, afirmó una encargada de limpieza. “Las canillas también se abren y cierran como si alguien las estuviera usando, pero nunca hay nadie frente a ellas”, agregó. Sucesos inexplicables que cientos de personas, sin conexión o comunicación previa, pudieron detallar para coincidir en sus dichos. Los diferentes huéspedes que ocuparon la pieza suelen coincidir.

Un turista irlandés que lo ocupó dijo sentir “mucho miedo, y presencias en el lugar y estaba solo”. Con estos antecedentes, Stephen Sowards, director general del navío emitió un comunicado de prensa en donde la firma que maneja el barco afirma: “Durante décadas, hemos recibido peticiones de miles de visitantes que querían dormir en la habitación y después de 30 años, estamos ansiosos por ofrecer nuevamente la suite a nuestros valientes huéspedes”.

Según se informó en el citado texto quienes tengan el valor de pasar un noche allí, dispondrán de una ouija y diversas herramientas para conectarse con las supuestas entidades que convivirían en el lugar. De todas maneras, la administración del lugar alienta esa actividad, ya que por toda la nave hay carteles que indican los puntos donde hubo apariciones y otras manifestaciones. Por eso, quizá, el citado camarote es el lugar más requerido por los visitantes que desean sumergirse en un momento diferente. Sobre gustos, no hay nada escrito.

Varios testimonios: la piscina, otra zona repleta de apariciones

El Queen Mary, ya como hotel, tiene espacio habilitado para alojar a un total 1.957 pasajeros, 1.174 miembros de la tripulación, y cuenta con lujosos detalles. Uno de ellos es la pileta cubierta que los turistas pueden disfrutan, aunque algunas anécdotas ponen en dudas la posibilidad de un chapuzón. Allí es donde otros extraños hechos suelen suceder.

Con el correr de los años, los pasajeros han contado varias experiencias y las historias se fueron acumulando con innegable similitud. ¿Qué vieron? Muchos de estos confiesan que sin más gente a su alrededor pudieron observar a un grupo de damas antiguas caminando por el borde de la piscina luciendo los típicos trajes de baño de los años 40.

En tanto, otros coinciden en que “se suele escuchar gente dentro del agua”. Otros dicen que “también se ve como el agua se mueve, como si alguien estuviera jugando o nadando” pese a que la pileta está visiblemente vacía. Por último, otros indicaron que se “suelen ver las huellas de pies mojados”.

No está de más aclarar que ante estos hechos, y la reiteración de relatos, los responsables del buque decidieron colocar cámaras de seguridad que al momento solo pudieron captar ciertas “sombras”.