@jorgecicu

Así como muy pocos presidentes norteamericanos han asumido sin estar acompañados por su antecesor, también han sido escasos los que llegaron a la Casa Blanca azotados por una pandemia mortal, una crisis económica y de empleo, choques raciales y las consecuencias del cambio climático. Lamentablemente para Joe Biden, este es su caso.

"Todas estas crisis demandan una acción urgente", dijo quien será su jefe de gabinete, Ron Klain. "En sus primeros diez días en el cargo, el presidente electo Biden tomará acciones decisivas para atender estas cuatro crisis, prevenir otros daños urgentes e irreversibles y restaurar la posición de Estados Unidos en el mundo", añadió Klain.

Se espera que Biden poco después de su ceremonia de investidura firme "cerca de una docena de decretos" atendiendo estos problemas. Por si fuera poco, el demócrata asumirá este martes en una capital militarizada como no se recuerda desde los atentados terroristas de septiembre de 2001, en medio de una sociedad dividida y con grupos fanatizados que lo acusan de robarle la elección a Donald Trump.

El sistema político norteamericano ha sido dañado. Ya no será igual después de Trump y la toma del Capitolio. Deberá gobernar con una oposición extrema y sectores que pueden llegar a la violencia política. Sólo tiene a su favor que -a diferencia de otros presidentes demócratas- tendrá un Congreso favorable: una mayoría cómoda en la Cámara de Representantes y un empate en el Senado que dirimirá la vicepresidenta Kamala Harris.

La pandemia y la economía. La economía y la pandemia. En el orden que se quieran poner, son los dos desafíos más grandes con los que arranca hoy su mandato Biden. Con más de 400.000 muertos por coronavirus y repetidos récords semanales de contagios, Estados Unidos es por lejos el país más afectado del mundo.

Trump se negó sistemáticamente a imponer medidas preventivas y restricciones a nivel nacional. En la vereda opuesta, Biden repitió en campaña que sin controlar la pandemia no se puede reactivar por completo la economía del país. También a contramano de Trump, creó un comité de expertos que lo ayuden a tomar medidas concretas para frenar los casos.

Junto a una fuerte campaña de vacunación, no sería extraño que lleguen medidas como el uso obligatorio de tapabocas. En cuanto a las medidas para reactivar una economía fuertemente dañada por la pandemia, Biden ya dio el primer paso para inyectar dinero y ayudar directamente a las personas más afectadas por el derrumbe del empleo.

Días atrás presentó un nuevo paquete de ayuda económica que llevará al Congreso tras jurar en el cargo. Son casi dos billones de dólares para inyectar en la producción, junto con la posibilidad de llevar a 2.000 dólares la ayuda directa a los trabajadores.

Un punto clave será el tiempo. Todos estarán pendientes de lo rápido que estas medidas comiencen a reactivar la economía, así como la rapidez con que avance la campaña de vacunación que termine con el rebrote de coronavirus. Pandemia y economía. Dos desafíos ineludibles que pasan a un segundo plano otros, como el internacional. Los demócratas buscarán recomponer los desastres de Trump. Por ejemplo, volver al Acuerdo Climático de París y restablecer el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a organismos importantes de la ONU.

Pero en el plano social los problemas también merecen una rápida atención. La violencia racial ha resurgido tras el asesinato de George Floyd en mayo último, un hombre negro que murió cuando un policía de Mineápolis le presionó el cuello con la rodilla durante casi nueve minutos.

Trump fue muy crítico de las manifestaciones de protesta que se extendieron por todo el país -y que incluyeron a figuras del deporte y del espectáculo-, de la mano del resurgir del movimiento Black Lives Matter (las vidas de las personas negras importan). En contraposición, Joe Biden dio su apoyo a las protestas y rechazó el accionar de los policías racistas.

Habrá que esperar para ver cómo esa posición se traslada a medidas concretas para frenar la violencia policial contra los afroamericanos. Los desafíos son muchos y pasan por recomponer un país desde lo sanitario, lo económico y lo social, con una oposición republicana que deberá decidir si sigue su tradición política o se vuelca a la furiosa resistencia de Trump y sus movimientos extremistas.