El reclamo de un jubilado: "Pedimos por justicia"
La columna de Jorge Dimuro.
"Voy a dejarlos, pero me voy tranquilo, porque sé que tras de mí quedan ustedes, que sabrán defender la patria con el valor del que han dado pruebas”, fueron de las últimas palabras que dijo Güemes a sus gauchos y esto a quedado bien claro y en sus entrañas en el pueblo salteño.
Quienes toman y levantan esta proclama son todos los jubilados de Orán que no los paran ni el frio, ni el calor y ninguna inclemencia del tiempo para salir y marchar reclamando sus beneficios y derechos que legítimamente les corresponde.
Sin magnificar la expresión, todos ellos son héroes que luchan por el destierro, persecución y torturas que tienen que soportar por la falta de poder acceder a lo más digno de un ser humano, su atención en salud, para llevar una vida saludable.
Lo único que todos ellos perciben de funcionarios y políticos ya sea por su ineptitud, inexperiencias, falta de conocimientos, para los cargos que están ocupando, y por lo más triste y doloroso, que para conseguir sus ambiciones personales, no les importa que sea a costa del sacrificio y de los recursos que deberían utilizarse, para recibir la atención que les corresponde.
Siento un tremendo orgullo de todos estos pares, se me pone la piel de gallina, se me estremece el corazón, porque aunque quieran pretender tenerlos olvidados, que sus historias de trabajo quede en el anonimato por esta casta de corruptos, no lo van a poder lograr, porque esas vidas ejemplares no lo van a permitir y a estos políticos ineptos no les conviene que se sepa el fervor de sus luchas, por eso no acompañan ni acompañaran estas marchas. porque no saben lo que significa trabajo, esfuerzo, sacrificio, ya que siempre vivieron del Estado.
Sepan que estos jubilados son personas de bien que nunca se arrodillaron ni se arrodillarán ante los poderosos o los circunstanciales dueños del poder y jamás claudicarán y menos vender sus conciencias, porque sus reclamos van desde un llamado a la justicia, la reparación integral y el derecho a la vida.
Esta marcha está cargada de simbolismo que representa lo que le acontece a todos los jubilados del país que se encuentran desplazados, desterrados como si vivieran una guerra en carne propia desde hace muchísimos años, con todos los colores políticos y que vivimos con un inmenso dolor y sufrimiento, como si fuera una máquina de muerte que no se detiene.
Durante la marcha, los jubilados con profunda emoción, solo llevaban en sus manos banderas argentinas celeste y blanca que es la representación de un país y demostrarle a la sociedad que su pelea y sus luchas, es por sus derechos y por una vida digna.
Estaban ahí para decirse y decirles, que este dolor que llevan sus almas en sus cuerpos, no lo convertirán en odio ni violencia, porque así somos todos los jubilados, más allá que a nosotros nos traten con tanta maldad, sino en una palanca que nos ayude a restaurar a esa justicia y dignidad que legítimamente nos corresponde y el balbuciente derecho que estamos perdiendo.
Ellos marcharon por justicia, para que se reconozcan sus legítimos derechos, enarbolando banderas argentinas, nuestro símbolo más preciado, que es nuestra, queriendo ofrecernos a cambio el paño del dolor y la miseria, ellos marcharon por justicia y les ofrecen limosnas, ellos marcharon por el fin de esta injusticias que los están llevando a la muerte y les ofrecen mentiras ensordecedoras.
Es escandaloso lo que les está ocurriendo a nuestros pares de Orán, que se encuentran desprotegidos y olvidados.
Señores funcionarios, dejen de faltarnos el respeto a nosotros, cumplan con el mandato constitucional que dice que después de una larga vida de trabajo, todos puedan gozar de una salud e ingreso que les permita acceder a un estándar de vida digno, hagan y tomen de una vez la decisión política de dar justicia a los jubilados y si así no lo hicieran que Dios y la Patria os lo demanden.