El ataque sucedió en 2016, luego de un encuentro entre los jugadores de El Palo B y el club Alhaurín de la Torre B en una cancha de Málaga, España. Los dos perpetradores saltaron sobre el capitán del equipo contrario con una navaja cuando los jugadores se saludaban en el cierre del partido.

Cinco años después, se da a conocer la sentencia: los dos jugadores malagueños son culpables del delito de asesinato en grado de tentativa y enfrentan 20 años en prisión, y deberán indemnizar a la víctima con 68.894 euros. Por orden del juez tampoco podrán acercarse más de 1.000 metros al jugador ni a cualquier lugar que éste frecuente durante once años.

Además, uno de los procesados fue también condenado por lesiones con uso de medio peligroso y se le agregarán dos años a su sentencia, además de una segunda indemnización a la víctima por 7.149 euros.

Cómo fue el crimen

Un agravante considerado en la sentencia final fue la premeditación del acto, ya que los dos atacantes se pusieron de acuerdo para atacar al capitán del equipo contrario ese fatídico día en 2016.

Durante el encuentro testigos observaron tensión entre los capitanes de ambos equipos, y el líder del Palo "tomó una actitud desmedida de agresividad" hacia su rival, pronunciando amenazas de muertes tales como "te voy a matar" y "cuando pasen los minutos te mato, nos vamos a ver fuera, te esperaré".

Llegado el minuto 61 del partido y con la pelota parada en la cancha, el procesado se acercó a la víctima y le dió un cabezazo. La acción lo dejó expulsado del encuentro; sacándose la camiseta oficial del Paso el capitán se acercó a las gradas y continuó con sus amenazas. Entre los presentes en el banquillo se encontraba el otro procesado, quien se mostró de acuerdo con su capitán y acordó con él atacar a la víctima luego del partido.

Terminado el encuentro en una victoria para El Palo B, el capitán del equipo ganador fue invitado a la cancha a celebrar con el resto de los jugadores. En ese momento, ambos perpetradores se acercaron al grupo y mientras uno inmovilizó a la víctima agarrándolo del cuello, el otro lo acuchilló dos veces

Las heridas, una en el tórax y otra cerca del corazón, le quitaron a la víctima su calidad de vida, ya que no puede volver a realizar actividades que requieran excesivo esfuerzo. También necesitará valoraciones regulares de su estado cardiológico, porque su cicatriz es susceptible de provocar arritmias, trombos e insuficiencia cardíaca.