La profesión del periodismo suele ser un doctorado para algunos, quienes a base de pasión y entrega hacen que la información llegue de la mejor manera a la sociedad, no importa si en esto se arriesga la vida o si se resulta herido.

Una prueba de ello tiene que ver con el reportero español, Alejandro Rodríguez, quien desde varios días maneja la cobertura de lo que ocurre con la furia del volcán en la isla de La Palma, donde cientos de construcciones quedaron destruídas pero hasta el momento, no hubo víctimas fatales por el fenómeno.

El miércoles pasado, Rodríguez estaba describiendo la situación en el lugar y empezó a tocar fragmentos de la lava que se estaban solidificando y se quemó la mano.

"Vemos la piedra volcánica que está súper caliente", decía el reportero, integrante del programa Los Teloneros de Cuatro, mientras tentaba una y otra vez la lava con su mano derecha.

Finalmente terminó por quemarse la mano, y es que si bien lava, en la superficie, mostraba una apariencia oscura y rocosa, por dentro estaba "al rojo vivo", como el mismo reportero dijo. El hecho suscitó diversos comentarios en redes sociales, pues algunos consideraron que acercarse a la lava es parte de su trabajo, mientras que otros lo tacharon de imprudente.

De acuerdo con medios internacionales, Rodríguez tenía el permiso de las autoridades para realizar su reportaje e incluso, detrás de las cámaras, había agentes acompañándolo.

En otro episodio arriesgado, Rodríguez informó lo que estaba pasando a pocos metros de las lenguas de lava, por lo que recibió varias críticas por colocarse a apenas diez metros de la lava, tal y como él mismo explicaba en un vídeo publicado en sus redes sociales.

"Tengo una de las lenguas del volcán Cumbre Vieja a su paso por el municipio de El Paso", explicó. "Hemos conseguido acceder hasta este punto, ya desalojado en cuestión de horas porque, como veis, el magma está arrasando con las casas y los campos de cultivo", añadió.

En lancha para ver la nube de gases

Rodríguez se encontraba a media tarde del lunes en una lancha en el mar, desde donde estaba recogiendo imágenes de la nube de gases de alta toxicidad que se produjo del contacto del magma con el mar.

"Hoy ha que dar una buena noticia: las rachas de viento son bastante importantes. Eso hace que se disuelva enseguida", explicaba el reportero. Por ello, esta nube no ha llegado a núcleos urbanos, explicó: "No corren peligro ni siquiera las poblaciones que están confinadas".