Hace casi cuatro décadas atrás, un polémico episodio tuvo lugar en  Estados Unidos donde un hombre, identificado como Leon Gary Plauché, en un acto de “justicia por mano propia”, ejecutó al abusador y secuestrador de su hijo, de un balazo en la cabeza, ante las cámaras televisivas que filmaban la llegada del delincuente a los tribunales.

El padre de la víctima tramó su venganza contra JeffredDoucet, abusador del menor que en aquel entonces tenía 11 años. De tal manera, interceptó al violador de su hijo cuando se dirigía a la sala de tribunales y le dio un balazo en la cabeza frente a las cámaras de televisión que captaron la veloz e impactante secuencia que tuvo lugar el 16 de marzo de 1984 en el Estado de Louisiana, más específicamente en el aeropuerto Baton Rouge. Los oficiales no se percataron de que el padre de la víctima estaba cerca de ellos, camuflado con una gorra y anteojos de sol. Sin dudarlo, sacó un arma y le disparó en la cabeza al acusado. 

Tras recibir el balazo, el abusador quedó en coma y murió al día siguiente. Por su parte, Gary estuvo apenas un fin de semana en la cárcel ya que luego se decidió su libertad condicional a través de una sentencia suspendida por homicidio involuntario. También se le ordenó que realice tareas comunitarias.

El caso había generado un revuelo significativo dado que muchos afirmaron que Plauché debía cumplir una condena por el asesinato cometido, mientras que el hombre argumentaba que cualquier otra persona, frente a un episodio de semejante magnitud, hubiera reaccionado como él.

Jody Plauché tomaba lecciones de karate con un instructor llamado Jeffred Doucet, de unos 25 años, quien secuestró al menor y lo violó en un hotel de California.

A una semana de su desaparición, el joven logró comunicarse con su madre y la policía lo rescató tras los graves sucesos ocurridos.

Transcurrieron apenas 2 semanas y el autor de los aberrantes delitos sexuales se presentó en el Aeropuerto Metropolitano de Baton Rouge para ser juzgado. Pero un desenlace fatal cambiaría el curso de los acontecimientos. Es que el padre del joven abusado interceptó al violador y le pegó un tiro en la cabeza por detrás, sin que el personal de seguridad pudiera evitarlo.

Los agentes de la Policía desarmaron al hombre que había disparado y luego de reconocerlo le preguntaron insistentemente “¿Por qué Gary? ¿Por qué?”, una expresión que terminó convirtiéndose en el título de un libro escrito por la víctima del secuestro y el abuso sexual.

Cuatro décadas después, la víctima habló para el medio inglés The Sun sobre el episodio de abuso que quedó grabado en su vida y todo lo que vino después. 

Respecto al accionar de su padre, el joven explicó: “Entiendo por qué hizo lo que hizo, pero es más importante para un padre estar allí para ayudar a mantener a su hijo que ponerse en un lugar para ser procesado”.

A su vez admitió que, con su acto, el hombre se convirtió en una suerte de “símbolo de justicia” para el país, ante la demanda de una justicia inoperante.

Por otro parte, reveló una conversación que tuvo con su padre —que murió en 2014 por un derrame cerebral— acerca de lo que este sintió antes de matar al profesor de karate. “Me dijo que pensó que iba a morir, así que sintió que no tenía nada que perder. Me dijo que uno de ellos, o los dos, morirían esa noche”. Además, dejó en claro que su padre “nunca se arrepintió de su acción”