Historias del crimen: ¿Quién fue Robert Berdella, el "Carnicero de Kansas City"?
Se trata de uno de los asesinos seriales más conocidos en los Estados Unidos. En la década de 1980 mató a varios hombres con un brutal modus operandi. Su muerte en prisión estuvo envuelta en polémica y misterio.
La historia de los Estados Unidos está plagada de eventos, hombres y mujeres que la engrandecieron y dejaron impresa en libros, pero también tuvo personajes oscuros que la avergüenzan y tiñen de sangre.
Uno de esos asesinos seriales se llamó Robert Berdella, quien fue conocido por la prensa local como "El carnicero de Kansas City" por haber torturado, violado y asesinado a seis hombres en el plazo entre 1984 y 1987.
Nacido en enero de 1949 en el estado de Ohio, Berdella vivió en una familia ultra católica que acudía a las misas y practicaba la religión de forma férrea, aunque era blanco de burlas en la escuela por llevar anteojos, hablar con dificultad, tener presión alta, que lo obligó a tomar medicación desde temprana edad, y ser un constante solitario, aunque sus notas eran buenas.
Homosexualidad juvenil
De adolescente descubrió su amor por los hombres, con lo cual se encerró aún más en la religión y la soledad, pero a pesar de esta situación, demostró su pasión por el cine y la fotografía, de hecho, se dice que la película "El coleccionista" dirigida por William Wyler en 1965, lo marcó de por vida y lo incentivó a cometer los crímenes décadas más tarde.
A todo esto, desde 1967 a 1969 se inscribió en la Escuela de Arte de Kansas City, pero al poco tiempo fue arrestado por posesión de LSD y marihuana, pero la falta de pruebas contundentes lo dejaron en libertad al poco tiempo.
Ese mismo año trabajó como cocinero en un restaurante, abrió una tienda que vendía objetos esotéricos y hasta se compró una casa (sobre la calle Charlotte al 4300) donde ocurrieron las futuras muertes.
Durante la década de 1970, Berdella fue pareja de un veterano de Vietnam, pero al no funcionar la relación comenzó a frecuentar prostíbulos homosexuales, algunos fueron su pareja fija y otros ocasionales.
Robert Berdella: década mortal
Todo parecía indicar que la vida de Berdella era la de ser un buen chef y patrullador vecinal, hasta que en la década de 1980 todo cambió en su vida.
En 1984, Berdella estaba noviando con Jerry Howell (20), aunque este le debía dinero y lo terminó pagando de la peor manera. El 4 de julio lo pasó a buscar con el pretexto de tomar alcohol en su casa, allí le puso calmantes en su bebida, lo drogó y comenzó a castigarlo con objetos hasta dejarlo inconsciente.
Tras la sesión de tortura se fue a trabajar y lo ató en una habitación que tenía en el sótano, y cuando volvió siguió inyectándole medicación para que siga drogado, para luego descuartizarlo con una sierra eléctrica y tirar sus restos en bolsas de basura.
Sin embargo, como todo esto le parecía poco, decidió documentar las muertes a través de fotografías, una de sus grandes pasiones. A los pocos meses, el asesino mató a su segunda víctima: Robert Sheldon (18), quien fue drogado y torturado con inyecciones en los ojos con destapador de cañerías, finalmente lo asfixió con una bolsa y desmembró el cuerpo.
Otro de los jóvenes asesinados fue Mark Wallace (20), quien tuvo el mismo modus operandi que los anteriores muertos, a quien también le sacaba fotos después de fallecido. En tanto, con el paso de los meses, James Ferris (20) y Todd Stoops (21) pasaron a engrosar la lista negra de Robert Berdella, y siempre con la misma manera de operación, drogados, torturados y violados en la mayoría de los casos.
A todo esto, la policía de Kansas estaba al tanto de las desapariciones de los jóvenes, pero como los cuerpos no aparecían, casi no existían pruebas sobre sus paraderos o de quien podría estar detrás de estos hechos.
Última muerte
La última víctima del criminal fue Larry Pearson (20), quien fue atacado en julio de 1987 por Berdella, y si bien sufrió las mismas vejaciones que las víctimas anteriores, el criminal le cortó la cabeza y decidió conservarla en su casa tras varias semanas.
Sin embargo, todo terminó para el asesino serial en septiembre de 1988, cuando uno de sus amantes logró escapar de la vivienda del criminal con un collar de perro puesto en su cuello, con el cual Berdella satisfacía sus deseos sexuales. El joven fue visto por un vecino que llamó a la policía, quien esperó la llegada de Verdella a su vivienda, donde fue arrestado por violación.
Pero esta carátula cambió automáticamente cuando los efectivos ingresaron a la casa del sujeto, y dieron con decenas de fotos Polaroid en las cuales estaban sus víctimas, además se encontraron elementos de tortura, cadenas, mordazas, esposas, baterías eléctricas y un cuaderno que detallaba cómo ocurrió cada muerte. También hallaron dos cabezas y el resto de otras enterradas en el jardín.
En tanto, el juicio se llevó a cabo en diciembre de 1988 y Berdella fue acusado de seis asesinatos, siete delitos de sodomía y el secuestro e intento de homicidio de Chris Bryson.
Pacto con la justicia
Para evitar morir en la silla eléctrica, el asesino pactó con la fiscalía el ir a prisión perpetua a cambio de revelar todos los crímenes con detalles y declaraciones, que llegaron a tener cientos de páginas.
Lo cierto, es que la justicia condenó a Robert Berdella a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional, y murió en prisión en octubre de 1992 a causa de una cardiopatía congénita, ya que padecía problemas coronarios y se dice que los guardias dejaron de darle la medicación respectiva.
POR G.A.