La Inglaterra de la década de los 40 y 50 se encontraba entre el final de la Segunda Guerra Mundial, la reconstrucción de la nación y los cambios que se avecinaban, pero en este cóctel de episodios, emergió la figura de un asesino serial que convulsionó a la nación.

Su nombre era John Christie, un británico que tiene en su haber la muerte de al menos ocho mujeres en ese período de tiempo en uno de los barrios más populares de la ciudad de Londres: Notting Hill.

La historia indica que Christie (más tarde llamado "El estrangulador de Rillington Place") nació a mediados de 1899 en la ciudad inglesa de Northowram, y ya desde pequeño sufrió los maltratos de su padre (Ernest Christie), madre y hermanas.

Si bien poseía un alto coeficiente intelectual, con el cual se graduó en la escuela de Halifax, además de pertenecer al coro local y ser un boy scout, Christie no era popular en su colegio y sus compañeros lo tildaban de "extraño".

John Christie: participación en la Primera Guerra

A todo esto, John sufría de hipocondría, histeria y problemas de impotencia sexual, lo cual oscureció más su personalidad en relación con los demás. En pleno desarrollo de la Primera Guerra Mundial, el joven se alistó en el ejército británico como soldado de infantería en el 52° Regimiento de Nottinghamshire y dos años más tarde, fue enviado a Francia como señalero al Regimiento Duque de Wellington.

Dos meses más tarde, fue herido en un combate con gas mostaza y estuvo 30 días en el hospital de Calais, situación que lo complicó a nivel salud, dejándole algunas secuelas de por vida. En 1919 fue dado de baja del ejército, intentó ingresar a la Royal Air Force, pero solo duró unos meses.

John Christie se casó con Ethel Waddington (Archivo).

Entre medio de estas dos situaciones, Christie se casó con Ethel Waddington, pero sus problemas de impotencia, más otros conflictos (entre ellas un aborto espontáneo), hicieron que esta unión tuviera una duración de cuatro años, aunque tiempo más tarde se volverían a encontrar. Christie se fue a vivir a Londres y su exesposa se quedó en Halifax con su familia.

Cabe destacar, que las actividades ilícitas de este sujeto comenzaron de joven, ya que en la década del 20 estuvo varias veces en prisión por robos, falsificaciones y agresión, entre otros, lo cual le valieron meses de reclusión en cada episodio.

La casa del horror en Rillington Place (Archivo).

En 1933, Christie dejó la prisión una vez más y volvió con su exesposa para vivir en un departamento de Rillington Place en Notting Hill. Aunque todo parecía haber mejorado, Christie y su impotencia sexual hizo que frecuentara de forma continua a las prostitutas, con las cuales el sujeto se sentía "liberado".

Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Christie se convirtió en un agente de policía de Harrow Road, y conoció a Gladys Jones, con quien estableció una relación, hasta que el marido de esta volvió del frente de combate y los encontró en la cama, por lo que le dio una paliza al "tercero".

John Christie: inicio de las muertes

Justamente en ese momento de 1943 comenzó la cadena de crímenes de Christie, y su primera víctima fue la austríaca Ruth Fuerst (21) quien tenía un trabajo fijo, pero también se dedicaba a la prostitución. Invitó a la joven a su departamento, la estranguló y la enterró en el jardín trasero.

Un año más tarde y tras cambiar de trabajo, Christie mató a una compañera de empleo, Muriel Eady (31), a quien también invitó a su departamento con la promesa de haber inventado un remedio contra la bronquitis. La mujer aspiró la mezcla que preparó el asesino, que tenía un agregado de gas, lo cual la durmió y dejó inconsciente para después violarla, estrangularla y enterrarla junto a la primera víctima.

Una de las víctimas del asesino serial (Archivo).

En 1948, el matrimonio compuesto por Timothy Evans, su esposa Beryl y su futura hija Geraldine se fueron a vivir en el piso superior del criminal, y un año después, encontraron el cuerpo de Beryl (20) y de la criatura de escasos meses. Ambos cuerpos fueron estrangulados y golpeados, y lo más terrible es que Timothy Evans fue culpado de las muertes y murió ahorcado en 1950.

Algunos cuerpos fueron encontrados ocultos en la cocina (Archivo).

Pasaron casi tres años del hecho y la calma se había vuelto moneda corriente en el hogar de los Christie, sin embargo, en diciembre de 1952, el criminal mató a su esposa (54) y enterró el cadáver, y para intentar confundir a la familia, dijo que ella tenía reuma, no podía escribir y que lo haría él en su lugara familiares y amigos, a quienes le manifestó que se separaba e iba a vivir a Birmingham, mientras tanto, se quedó sin trabajo y comenzó a vender cosas de su casa y artículos de su difunta esposa.

Uno de los libros que se escribieron sobre el criminal.

En los primeros meses de 1953, las últimas tres víctimas engrosaron su listado de muertes: Kathleen Malonev (26), Rita Nelson (25) y Hectorina MacLennan (26), quienes se encontraron con el asesino, acudieron a su departamento y encontraron el final de la misma manera, a través de la inhalación del gas de la cocina, que adormeció a las víctimas que luego fueron violadas mientras estaban inconscientes y finalmente estranguladas. En tanto, sus cuerpos fueron ocultados en una parte de la cocina.

Hallazgo de cadáveres

Como su posición económica era terrible, Christie subalquiló su departamento a una pareja, sin embargo, el propietario del inmueble al enterarse de esto los sacó del lugar. Y al intentar colocar un soporte en la pared para colgar un aparato inalámbrico, despegó un papel adherido a la misma y halló los tres últimos cadáveres que dejó el asesino serial.

John Christie confesó los crímenes (Archivo).

Automáticamente, este acudió a la policía y denunció el episodio, con lo cual comenzó el operativo para su detención, que tuvo lugar a finales de marzo de 1953 cerca de Putney Bridge.

En el allanamiento se encontraron varios cadáveres (Archivo).

Al ser interrogado en el destacamento policial, al principio confesó haber matado a las tres últimas mujeres, luego lo hizo con los cadáveres enterrados en el jardín y finalmente con los Evans, menos la criatura. Insólitamente, Christie fue juzgado por el crimen de su esposa en junio de ese año, y a pesar de declararse insano, fue condenado de todas maneras a la pena de muerte.

La cobertura de los medios de aquel entonces (Archivo).

El verdugo Albert Pierrepoint llevó adelante el ahorcamiento de John Christie en la prisión HM de Pentonville el 15 de julio de 1953, y su cuerpo fue enterrado en el jardín de la prisión.

POR G.A.