Si hay algo que ensombrece la historia de Estados Unidos es la cantidad de asesinos seriales que existieron durante el siglo pasado y el actual, y entre esos integrantes de una "lista negra" aparece Carl Eugene Watts, más conocido con el apodo de "Coral" que tiene en su haber al menos una docena de muertes en su haber, pero otros registros sin confirmar indican que las mujeres fallecidas bajo sus manos alcanzarían la centena, situación que si se confirmaría en algún momento lo convertiría en el peor asesino de aquella nación.

Watts (denominado con el tiempo "Coral") nació en noviembre de 1953 en la localidad de Killeen (estado de Texas) y si bien sus padres (Eugene Watts y Dorothy Young) se separaron cuando era muy pequeño, su infancia se desarrolló de manera normal, aunque con ciertos aspectos de su personalidad particulares.

De hecho, de niño comenzó a tener ciertas fantasías con chicas y mujeres acerca de torturas y muertes, aunque no se atrevió a "cruzar la línea" en ese momento. Sin embargo, en su adolescencia comenzó a acosar compañeras y las fuentes policiales indican que a sus 15 años se podría haber cometido el primer crimen de su vida, aunque esto no fue confirmado.

Cabe destacar, que en esa misma edad sufrió meningitis y esto alteró sus funciones, con lo cual su nivel en el colegio bajó bastante y esto le causó problemas con sus compañeros.

Carl Watts: primeros hechos

A mediados de 1969, Watts fue detenido por agredir sexualmente a una mujer de 26 años (de nombre Joan Gave) y terminó internado en el Hospital psiquiátrico Lafayette (ciudad de Detroit), donde fue evaluado por médicos locales, quienes confirmaron que el adolescente tenía un leve retraso mental y ciertos delirios, aunque solo permaneció en la institución por algunos meses.

Más allá de sus bajas calificaciones, este sujeto se graduó y recibió una beca en la universidad de Lane (Jackson) para practicar fútbol americano, aunque poco en la institución porque le llovieron denuncias de acoso y agresión contra varias mujeres, por lo cual fue expulsado y emigró a la ciudad de Houston.

Algunas de las víctimas de Carl Watts (Archivo).

En 1974 comenzó la cadena de crímenes de Carl Watts, quien siempre utilizó el mismo modus operandi: secuestraba, torturaba y mataba a sus víctimas, y lo particular es que el asesino era afroamericano y sus víctimas eran mujeres de raza blanca y jóvenes.

Durante un plazo de ocho años, Watts mató a varias mujeres, pero nunca pudo ser descubierto, ya que las muertes no ocurrían en el mismo distrito, dejaba pocos rastros y las pruebas de ADN realizadas a las víctimas no lo incriminaban porque no existían signos de violación en las muertas.

Detención en Houston

Sin embargo, en mayo de 1982 se produjo un quiebre en la carrera asesina de Watts, porque este fue arrestado al intentar ingresar a la casa donde habitaban dos mujeres con fines criminales, situación que no logró cometer.

Con la detención a cuestas, la policía de Houston comenzó a investigar si el sujeto tenía que ver con las muertes ocurridas durante varios años, sumado a esto que Watts vivió un largo tiempo en Michigan y era sospechado de haber matado al menos una decena de mujeres en esa zona, con lo cual la coartada del criminal se caía a pedazos y estaba cerca de ser descubierto.

La prensa estadounidense siguió las muertes (Archivo).

En tanto, la justicia del estado de Texas tenían la sensación de haber dado con el responsable de las muertes, pero tenían pocas pruebas para incriminarlo, con lo cual hicieron un trato con Watts. El asunto es que si este confesaba las muertes y brindaba detalles, la pena no sería a muerte, recibiría una inmunidad para cargos de asesinato y enfrentaría un cargo de robo con intento de homicidio, con una pena de hasta 60 años de prisión.

Watts aceptó el trato y confesó la muerte de 12 mujeres en el estado de Texas, pero luego esa suma subió a 40 y hasta se habló de 80 víctimas en total, cifra que no quiso admitir de forma abierta para no quedar ante la sociedad como un "asesino en masa".

El criminal murió en 2007 (Archivo).

Tras varios meses de llevarse a cabo el juicio, Carl Eugene Watts fue condenado a dos cadenas perpetuas en una cárcel de Michigan por las muertes de Helen Dutcher y Gloria Steele, y cuando parecía que iba a ser liberado, murió el 21 de septiembre de 2007 en un hospital de la ciudad de Jackson como consecuencia de sufrir un cáncer de próstata.

POR G.A.