Una de las franjas etarias más frágiles a nivel salud y por qué no en lo que refiere a la violencia tiene que ver con la ancianidad, y aunque parezca mentira existieron asesinos seriales que se centraron en los adultos mayores para cometer sus ilícitos.

Una de las más cruentas asesinas que tuvo la historia de Estados Unidos fue Amy Duggan Archer-Gilligan, quien fue propietaria por un largo tiempo de un hogar de ancianos en la ciudad de Windsor, y sistemáticamente asesinó al menos cinco personas por envenenamiento, una de esas personas fue su segundo esposo, Michael Gilligan, y el resto eran residentes de su hogar de ancianos.

Sin embargo, los historiadores criminalísticos de aquella nación reconocen que es posible que la asesina estuviera involucrada en más muertes, ya que las autoridades encontraron 48 muertes totales en sus casas de ancianos en lo que fue desde 1907 a 1917.

Amy Archer nació en octubre de 1873 en Connecticut, en una familia regular que no pudo mandarla al colegio, por lo que basó gran parte de su vida en ciertos trabajos como el cuidado de personas, sobre todo adultos mayores. Con el paso de los años, su buena reputación en la sociedad y la ayuda de su esposo en aquel momento, hizo que pudiera abrir un hogar para ancianos.

Amy Archer: exterminio en un geriátrico

Sin embargo, lejos de querer ayudar, también se escondía una trama macabra que terminaba siempre con la vida de los inocentes hombres y mujeres que terminaban en el asilo: muertos por extrañas circunstancias.

El asunto es que entre 1907 y 1917, fallecieron 60 personas en el hogar Archer, y los familiares de los occisos sospecharon varias veces de lo que pasaba ahí adentro por el alto número de muertes, de hecho, solo 12 habían muerto entre 1907 y 1910 y 48 entre 1911 y 1916, entre ellos estaba Franklin R. Andrews, un hombre aparentemente sano.

Uno de los libros que se escribió sobre Amy Archer.

En mayo de 1914, Andrews estaba haciendo jardinería en el hogar Archer, su salud de repente colapsó en un día, falleciendo esa misma tarde, y la causa oficial de la muerte fue úlcera gástrica, por lo que su hermana heredó sus papeles personales. Pero con el tiempo se dio cuenta en ocasiones donde Archer-Gilligan presionaba a Andrews por dinero y las posteriores investigaciones indicaron que las víctimas fallecían poco después de darle a su cuidadora grandes sumas de dinero.

Mientras las muertes continuaban, la hermana de Andrews informó de sus sospechas a la fiscalía local, pero no le hicieron caso, por lo que llevó su historia a Hartford Courant, un periódico de aquel entonces.

La Casa Archer, hogar de muerte y veneno (Archivo).

Esta situación hizo que, en mayo de 1916, la historia fuera publicada y la policía comenzó seriamente a investigar el caso. Tras un año de investigación, los resultados fueron interesantes, porque los cuerpos de Gilligan, Andrew y otros tres residentes habían sido exhumados, y la autopsia arrojó que los cinco habían muerto por envenenamiento, por el arsénico o estricnina.

Esto desembocó en que los comerciantes locales fueron capaces de dar testimonio de que Archer-Gilligan había estado comprando grandes cantidades de arsénico, supuestamente para "matar ratas". Inmediatamente, la mujer fue arrestada y juzgada por asesinato, inicialmente por cinco cargos, pero en la última instancia, su abogado logró que los cargos se redujeran a un solo cargo.

Los medios reflejaron los casos en ese momento (Archivo).

A pesar de esto, el 18 de junio de 1917, un jurado la encontró culpable, y fue sentenciada a muerte, aunque se le dio un nuevo juicio en 1919. El asunto es que se declaró insana, mientras que Mary Archer testificó que su madre era adicta a la morfina. Archer-Gilligan fue declarada culpable de asesinato en segundo grado y fue sentenciada a cadena perpetua, "salvándose" de la pena de muerte.

En 1924, la asesina fue declarada mentalmente incapacitada y fue trasladada al Hospital Connecticut para enfermos mentales en Middletown, donde permaneció hasta su muerte, el 23 de abril de 1962.

POR G.A.