El equipo internacional utilizó el telescopio VLT del ESO y el explorador MUSE, para detectar la red cósmica, luego de 140 horas de trabajo y más de un año de interpretación de los datos obtenidos.

Ssegún explicaron los científicos en la revista Astronomy & Astrophysicsla red cósmica es una estructura filamentosa de hidrógeno en la que, según los modelos cosmológicos, se forman las galaxias y que hasta ahora no se había podido ver de forma directa.

Esta red cósmica se relaciona con la teoría del Big Bang y la formación de galaxias, porque consta de un estructura filamentosa de gas de hidrógeno, que da origen justamente a estas galaxias.

Representación de una red cósmica.

En la observación, los científicos lograron ver la luz emitida por el gas que compone los filamentos gracias a enfocarse a una única región del cielo con el telescopio de largo alcance (VLT) y el explorador espectroscópico multiunidad (MUSE).

La región seleccionada para las observaciones forma parte del Campo Ultraprofundo del Hubble, que era, hasta ahora, la imagen más profunda del cosmos jamás obtenida.

Sin embargo, el telescopio espacial Hubble fue superado, ya que el 40% de las galaxias descubiertas por MUSE no tienen su contrapartida en las imágenes del Hubble.

El equipo descubrió, también, a través de simulaciones, que la luz del gas procedía de una población hasta ahora invisible de miles de millones de galaxias enanas que engendraron una gran cantidad de estrellas.

Filamentos de hidrógeno en la red cósmica. Foto: Roland Bacon / David Mary / ESO / NASA.

La localización de la débil luz emitida por el gas que compone esos filamentos en el universo primitivo data entre 1.000 y 2.000 millones de años después del Big Bang, un periodo clave para entender cómo se formaron las galaxias.

Este descubrimiento es importante para los científicos porque apunta a la existencia de multitud de galaxias enanas desconocidas.

De acuerdo con el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia, antes de este descubrimiento solo se conocían unas pocas regiones específicas, sobre todo en la dirección de los cuásares, cuya potente radiación actúa como los faros de un coche, revelando las nubes de gas a lo largo de la línea de visión.