Descubren una "galaxia fósil" escondida en la Vía Láctea
Los astrónomos la bautizaron "Heracles" y explicaron que registrarla fue "díficil porque las estrellas estaban ocultas por densas nubes de polvo estelar". El hallazgo podría cambiar la percepción que se tiene sobre el origen de la galaxia que alberga al Sistema Solar.
Un grupo de astrónomos de la Liverpool John Moores University, liderado por Danny Horta, hallaron los restos de una "galaxia fósil" en el centro de la Vía Láctea. Según los investigadores, habría sido absorbida hace 10 mil millones de años, como parte de la formación del conjunto estelar donde se encuentra nuestro Sistema Solar.
Esta "galaxia fósil", bautizada como "Heracles", se detectó gracias al Experimento de Evolución Galáctica del Observatorio Apache Point (APOGEE), el cual usa infrarrojo para hacer análisis a través del polvo estelar. A partir de ese método notaron una serie de estrellas en el centro de la Vía Láctea que eran diferentes al resto.
"Para encontrar una galaxia fósil como esta -explica Ricardo Schiavon, uno de los autores del estudio- tuvimos que observar la composición química detallada y los movimientos de decenas de miles de estrellas. Y eso es algo especialmente difícil de hacer con las estrellas del centro de la Vía Láctea, porque están ocultas por densas nubes de polvo interestelar. APOGEE, sin embargo, nos permite atravesar ese polvo y mirar más profundo que nunca en el corazón de la Vía Láctea".
Su composición química era diferente en cuanto a metales y su desplazamiento mucho más rápido, por lo que se determinó que las luminarias no son originarias de esta parte del universo, sino que habrían sido parte de otros conjunto estelar que se fusionó con el nuestro.
Otra cosa que llamó la atención de los investigadores acerca de esta "galaxia fósil", es que no se encuentra en el halo de la Vía Láctea, sino en el corazón de esta, algo sumamente atípico y que índica una etapa de extensa formación y actividad.
Además, gran parte de las estrellas de "Heracles" han permanecido juntas, en lugar de dispersarse e integrarse con el resto del ecosistema galáctico al cual pertenecen ahora. Es decir, la galaxia literalmente se insertó en la Vía Láctea, en lugar de disolverse al momento de la absorción.
Con estos nuevos datos, se espera resolver algunas dudas acerca de cómo se formó nuestra galaxia, así como el tiempo de vida y actividad que llegan a tener estas grandes masas donde se agrupan gran parte de los elementos que integran el espacio profundo.
Además, podría ser una aproximación al futuro de la Vía Láctea, pues no esta comenzó a chocar en contra de Andromeda, por lo que se espera que en miles de millones de años formen un nuevo conjunto estelar.
"Como nuestro hogar cósmico, la Vía Láctea ya es especial para nosotros, pero esta antigua galaxia enterrada en su interior la hace aún más especial", sostuvo Schiavon.