Miles de hinchas se juntaron este miércoles para homenajear a Diego Maradona tras conocerse la noticia de su fallecimiento en el estadio de Argentinos Juniors, en el barrio porteño de La Paternal, donde el astro dio los primeros pasos de su carrera.

"Ole, ole, ole, ola, ola, el Diego es del barrio, del barrio Paternal", sonó con potencia sobre la calle Boyacá, entre muchas camisetas del "Bicho", de la Selección Argentina y también de Independiente, Boca, River, Racing y Huracán.

Todos los hinchas, sin distinción de los colores y bajo un absoluto respeto, se acercaron en silencio, con miradas que mostraban ojos enrojecidos por la repentina muerte de su ídolo. Los barbijos, tan importantes para protegerse del contagio del coronavirus, no disimularon el dolor en el contacto visual de los fanáticos.

Es por eso que sobraron escenas emocionantes, como una en la que un niño le preguntó a su padre "¿Por qué llorás, por qué estás triste?" sobre la calle San Blas, donde se toca con Boyacá, a metros donde se armó el altar de Maradona, con velas, camisetas, cartas y flores.

Dolor en La Paternal por la muerte de Diego Maradona (Hernán Nersesián/Crónica)


La respuesta del hombre, que pisaba los 50 años, tardó. El silencio se apoderó de esa breve escena y rápidamente lo alzó para señalarle: "Acá veníamos con tu abuelo cada dos semanas. Esta persona que murió hoy me hizo feliz, nos hizo feliz acá y en todos lados, hijo".


La imagen se repitió por la manzana entera y también desde la avenida Juan B. Justo hasta Álvarez Jonte, donde ambas abrazan la zona del estadio Diego Maradona, rodeado desde el mediodía por simpatizantes. Las camisetas lucían en las ventanas, incluso una con los colores de Barcelona, donde jugó luego de irse de Boca a principios de los '80.

Otra mujer, que no lo vio en Argentinos aunque tenía puesta la 10 con los colores del "Bicho", le afirmó a Télam: " Se me murió un familiar. No es un ídolo, no es un futbolista. Es un familiar".

Homenaje a Maradona en La Paternal (Hernán Nersesián/Crónica)



Al minuto de la charla no pudo seguir, pidió disculpas y tomó a su hija de la mano para dejar una vela. "Es lo menos que podemos hacer, disculpame", se despidió mientras la niña, que no superaba los seis años, la abrazaba a la altura de su pierna derecha.

Maradona es el símbolo cultural del país pero especialmente en La Paternal las paredes lo reflejan, la idiosincrasia del barrio estuvo teñida por su imagen con diferentes murales, y desde su debut en Primera contra Talleres de Córdoba pasó a ser el "club de Diego", como definió Norberto, un socio vitalicio de Argentinos, con un simpático barbijo de su institución.

La Paternal llora a Diego Maradona (Hernán Nersesián/Crónica)



"Yo lo vi desde chico. No quiero creer que esto es verdad. Se me murió una parte de mi vida con él", confesó en diálogo con Télam, apoyado en un Gol, modelo '99, que tiene un cartel con la leyenda: "Paternal, tierra de D10S".

Este hombre, además, reconoció que desde el inicio de la pandemia, a principios de marzo, salió solamente una vez al mes de su casa pero que no le importó "arriesgarse" para estar "un momento cerca del homenaje a su ídolo", mientras de fondo suena "La Mano de Dios", en ritmo de cuarteto y con la voz del cantante cordobés fallecido Rodrigo.

Altar en homenaje al "10" (Hernán Nersesián/Crónica)


Para esto caminó tres cuadras, desde Camarones y San Blas, con su tapabocas que tiene un bichito colorado y dice "Aguante Argentinos", y allí esperó dos horas hasta que llegaron cada vez más simpatizantes, como Marianela, con quien compartió un largo rato de charlas y recuerdos.


Tras unos minutos de silencio, otro fanático, con una bengala en su mano, arengó: "Vamos, loco, no no nos quedemos, como nos enseñó el Diego. Hay que darlo todo". Y como un grito que escupió fuego, comenzó: "Diego no se murió, Diego no se murió, Diego vive en el pueblo, la puta madre que lo parió".

Dolor en La Paternal por la muerte de Diego Maradona (Hernán Nersesián/Crónica)

Enseguida se levantaron todos, incluso aquellos que se sentaron en la sombra y sobre los cordones de la vereda. Es que si bien la pandemia del coronavirus enseñó que la distancia social es una de las principales herramientas de cuidado y prevención, acá la única forma de calmar un poco de dolor es acercarse, con las precauciones del caso, para gritar bien alto, tan alto como para llegar al cielo en el que Maradona ahora juega.