Es normal que se vuelvan virales las historias de los trabajadores de restaurantes que viven situaciones desagradables. Pero las buenas noticias, aunque en menor medida también, suceden. Tal y como ocurrió con una moza que quedó en shock al recibir una propina.

El hecho ocurrió el pasado 4 de mayo, un miércoles que no comenzó de la mejor manera para Jennifer Vernancio. La mujer debía ingresar a su trabajo a las 11 de la mañana y no podía conseguir una niñera para su hijo.

"Había un niño en la guardería que estaba enfermo, así que no pude llevar a mi hijo… Me dijeron que viniera cuando tuviera una niñera, para que mi hija (mayor) estuviera disponible después de la escuela. Fue entonces cuando entré", contó, en diálogo con WJAR.

Ya en Big Cheese & Pub, el restaurante de Cranston, Rhode Island (Estados Unidos), donde trabaja hace tres años y medio como camarera, atendió a sus primeros clientes. La mesa consistió en un "súper, súper amable caballero y su esposa" que pidieron sándwiches, pagaron el ticket de 48 dólares y se fueron.

"El señor miró por encima del hombro y dijo que tuviera un buen día. Le dije: 'Usted también', relató Vernancio. Luego, se acercó a limpiar al mesa y quedó en shock: la pareja le había dejado una propina de 810 dólares (unos $95.737).  

"Estoy como, ¿estás bromeando? esto no puede ser. Se lo llevé a mi gerente y al principio dije: 'Esto no puede ser'", recordó Jennifer.

Su gerente, Kim Tierney, le dijo a WJAR que ella originalmente pensó que la propina era de $600, probablemente debido a cómo estaba escrito en la factura. Pero él se encargó corregirla e indicarle que la propina era más alta. "Me voy a desmayar", le respondió Vernancio a Tierney.

Según contó la moza, fue la propina más grande que había recibido a lo largo de sus 20 años como camarera. Y cómo nunca conoció los nombres de esos clientes, el restaurante decidió hacer una publicación en Facebook en forma de agradecimiento: "Los ángeles deambulan entre nosotros y por eso estamos agradecidos".

El ticket del pedido de los generosos clientes.

"Al caballero y su esposa que dejaron esa generosa propina, solo quiero agradecerles mucho… Ese dinero, es más que un par de turnos. Quiero decir que ayuda, todo ayuda, pero eso es más que dinero, es solo verdadera amabilidad. Honestamente, creo y lo difundo por todas partes, voy por la ley de la atracción", dijo Jennifer durante la entrevista con el medio local.

Vernancio es madre soltera de un nene de tres años y una joven de 16 años. Y la generosa propina ya tuvieron un destino: le compró zapatillas a su hija, un coche de policía de juguete al más pequeño y pagó deudas.