Pocas recetas son tan simples y accesibles como la de la salsa blanca, y su versatilidad es infinita. También llamada salsa Bechamel, puede combinarse con cualquier pasta, aportar un gratinado con queso a una lasagna o canelones, o acompañar verduras de todo tipo con su inigualable textura suave y cremosa.

El origen de la receta se le atribuye a la cocina francesa o a la italiana; cualquiera sea su creadora, a lo largo de los años aparecieron múltiples versiones para preparar la deliciosa salsa. A veces con caldo o con leche, con manteca o con aceite, la receta original se prepara simplemente a base de leche y harina. 

El resultado es tan único y versátil, que se le puede agregar sabor y textura con una infinidad de complementos como queso, fiambres, hierbas y condimentos. En algunas regiones, también se utiliza para rellenos de empanadascroquetas

A pesar de su simpleza, esta preparación puede salir mal de muchas maneras: falta de cocción, grumos, muy aguada o muy espesa; y la lista sigue. Pero siguiendo estos pasos al pie de la letra, tu cena o almuerzo estarán a salvo.

Además de ser un gran complemento para las pastas, se puede agregar sobre verduras al horno para lograr una capa gratinada deliciosa.
Además de ser un gran complemento para las pastas, se puede agregar sobre verduras al horno para lograr una capa gratinada deliciosa.

Receta de la salsa blanca o bechamel perfecta

Ingredientes

80g. De manteca

80g. De harina

1 litro de leche

1 hoja de laurel

Sal, pimienta y nuez moscada

Preparación

Primero, calentar en una olla la leche con la hoja de laurel y una pizca de pimienta. Antes de que hierva, cuando la leche comienza a burbujear en los bordes, retirar del fuego y reservar.

Derretir la manteca en una sartén. Revolviendo continuamente, incorporar la harina a la manteca. Agregar toda la harina junta, es recomendable revolver con una cuchara de madera para ayudar a evitar los grumos. Este paso se llama el roux, y lo que hace es cocinar la harina para que en la salsa no quede el sabor a harina cruda.

Revolver continuamente para procurar que la harina no se queme y quede humedecida con la manteca. Cuando la harina comience a cambiar de color, revolver la mezcla seca unos minutos más antes de continuar.

Incorporar toda la leche, que aún debe estar caliente, a la harina y manteca de una sola vez. Continuar siempre revolviendo para evitar que se formen grumos. Cuando las dos mezclas se incorporen, se habrá formado la salsa blanca.

Continuar cocinando hasta lograr la consistencia deseada (siempre recordando que al perder calor se espesará) y una vez logrado retirar del fuego. Condimentar con sal, pimienta y nuez moscada a gusto y servir.

Este mismo proceso se puede realizar sobre una sarten con algunos vegetales salteados, como cebolla, champiñones o brócoli, por ejemplo, y la salsa quedará directamente integrada con los ingredientes.