No cabe duda que el pollo es uno de los mejores aliados de la parrilla. Debido a que su precio es mucho menor que el de la carne, muchas personas optaron por incorporarlo en distintas preparaciones. Si bien su sabor es ideal, es un tipo de corte, es engañoso porque puede quedar crudo y chicloso o muy cocido y seco. Para evitar el desperdicio, hay algunos consejos que se pueden seguir.

Si hay algo muy tradicional en Argentina es el asado los fines de semana. Esta comida dejó de ser una simple cocción a ser un lugar de encuentro con la familia y los amigos. Sin embargo, en estos últimos años, algunos clásicos platillos nacionales debieron reversionarse por la crisis económica. El pollo es uno de esos alimentos que se transformó y encontró nuevas formas de consumo diario. 

Esta carne blanca se caracteriza por ser rendidora y por tener múltiples maneras de cocción, por ejemplo guisos, milanesas, tartas, con papas o ensalada, todo le queda bien. No se puede negar que la parrilla le da un toque, que ningún otro método le da. La piel crocante y la sabrosura de los huesos, sobre todo de las alas, dejan a todos con el corazón y el estómago contento. 

Si bien es un corte muy versátil, también es muy engañoso. Es una comida que necesita ser cocinada con atención y cuidado, ya que no queda jugosa como la carne vacuna, sino que puede quedar seca, quemada y con poco gusto. Para evitar todo esto, hay algunos trucos que se pueden implementar y así tener el mejor pollo a la parrilla. Estos consejos van a cambiar tu forma de cocinar y vas a sorprender a todos. 

Consejos para cocinar el mejor pollo a la parrilla: 

1- Tipo de pollo: 

¿Cómo diferenciar el pollo si el carnicero no nos dice el tipo? El de campo tiene la piel más amarilla y la carne firme, mientras que el de criadero es de tez blanca  y tiene mucho líquido en la carne, debido a que esta más tiempo congelado. Además, hay que tener en cuenta que el primero mencionado tiene un precio mayor que el segundo. Es sumamente importante que sepamos de donde proviene el animal, ya que de ello dependerán algunas cosas fundamentales como el sabor. También es muy relevante que sea fresco

2- Corte del pollo: 

Es un clásico ver la carne blanca cortada tipo "rana". Para esto se hace un corte por debajo de las pechugas y se coloca el animal a lo largo de la parrilla. Otra opción es separar las patas y muslos del resto del cuerpo, es decir, trozarlo. Haciendo referencia a los chorizos, se puede utilizar el estilo “mariposa”. En este caso, las supremas se ubican hacia abajo y se quitan los huesos de la columna

3- Cocción: 

La temperatura de la parrilla debe estar en medio, es decir, con las brasas bien encendidas, pero con una distancia prodúcete entre el animal. Tomar esta precaución es muy considerable para que el pollo se cocine lentamente y no se arrebate rápidamente. Por otro lado, hay que tener en cuenta que esta carne tiene huesos, y como todas las de este tipo, deben cocinarse primero de ese lado. Esto se debe a que es la zona más gruesa. 

4- Descongelado: 

La cadena de frío sumamente importante para que el pollo no quede duro. Si lo tenés en el frezer, ponelo a descongelar en un recipiente un día antes y en la heladera. Se estima que el tiempo máximo que puede pasar fuera del frío es de 15 a 20 minutos. 

5- Tiempo de preparado: 

Esto dependerá del tamaño, pero se estima que un pollo chico, se cocina 25 a 30 minutos de cada lado. En cambio, si el pollo es grande, puede llevar entre 45 minutos y una hora por cara. Lo ideal es que vayas controlando la cocción y no que dejes la comida haciéndose sola. De esta manera, tendrás más noción de como será el resultado final sin arruinar el plato. 

6- Condimentos para el pollo: 

Si le querés dar un sabor de otro mundo, lo mejor sería sazonarlo con distintas especies durante por lo menos una hora. Por ejemplo, una provenzal o un pesto. Si tenés más tiempo, podés sumar otros elementos como manteca pomada, limón o lima, sales saborizadas, entre otras cosas. Este paso es ideal para mostrar tu creatividad en la cocina.