Triángulo de las Bermudas: ¿por qué sigue siendo un misterio sin resolver?
Crónica Paranormal La región del océano Atlántico, muchas veces trágica y siempre inmersa en enormes dudas, continúa siendo un enigma para científicos e investigadores que no pueden explicar las desapariciones que la caracterizan.
Daniel Beylis
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No importa la pandemia del Covid-19, ni la crisis global que ha generado este coronavirus que tanta muerte y temor ha generado en el mundo, como para que no haya temas que siempre parecen tener espacio en las páginas. Así, en medio de una nueva oleada de OVNIS que parecen merodear la Tierra, quizá interesados en saber qué es lo que pasará con la humanidad, o vaya a saber cuál es el real tema que los trae hasta nosotros, hay cuestiones que siempre están en el tapete, y cada tanto salen a la luz. Uno de esos temas es el siempre temido Triángulo de las Bermudas.
En ese contexto, el australiano Karl Kruszelnicki, muy reconocido por sus aportes como comunicador científico en aquel país de Oceanía, tiempo atrás aseveró que el número de aviones y embarcaciones de todo tipo que han desaparecido y aún se “pierden” en la región comprendida por el también llamado triángulo de la Muerte o del Diablo, en los límites mismos del océano Atlántico con el mar Caribe, y que se conforma uniendo las islas homónimas con la península de Florida y las islas de Puerto Rico, en su opinón no constituye un número superior al de cualquier otro sitio en el mundo de características parecidas, al referirse a los porcentajes de pérdidas irreparables de naves y navíos.
Declaraciones estas que generaron innumerables polémicas, que siguen abiertas.
En una nota que le realizó tiempo atrás el sitio news.com.au a Kruszelnicki, este señaló que el número de embarcaciones y aviones que suelen desaparecer en la enigmática zona “es el mismo que en cualquier otro lugar del mundo”, hablando en cuestiones de porcentajes de pérdidas, y apoyó su visión en que “la región se encuentra cerca de (la línea) del Ecuador, cerca de una parte rica del mundo, (Estados Unidos de) América, y por lo tanto, tienes mucho tráfico, tanto aéreo como naval", lo que de alguna manera justifica, en su apreciación, que dichas pérdidas se puedan producir.
Desmitifica todo
De acuerdo a Kruszelnicki, el mito que ha envuelto el también llamado Triángulo del Diablo dio inicio cuando varios convoyes aéreos militares de alto perfil, y lo más sorprendente, sus subsecuentes misiones de rescate, que salieron en su búsqueda, cayeron en la región a mediados del siglo pasado. Según su opinión, el clima terrible y la supuesta fragilidad de los aviones ligeros causaron esas desapariciones.
Asimismo, el especialista indicó que algunos de los pilotos que desaparecieron en diferentes casos también fueron propensos a cometer errores catastróficos, que incluyen perderse con frecuencia, beber mucho antes de volar e incluso irse sin el equipo de aviación adecuado a bordo. Lo que se dice, Kruszelnicki no parece tener una gran consideración por quienes se ponen al mando de una aeronave o una embarcación y, decididamente, no considera como probable que se produzcan anomalías durante esas travesías que puedan generar tanto pérdidas irreparables de aeronaves como de navíos de diferentes portes.
Principal hipótesis
Ante la duda de por qué no se encontraron cuerpos y restos en la mayoría de los casos, Kruszelnicki analizó que la ciencia ha tratado de explicar e insiste en la teoría de que el océano, al ser un cuerpo enorme de agua, es increíblemente profundo. Incluso en la actualidad, los restos de aviones y barcos rara vez se encuentran a pesar de los avances masivos en la tecnología de reconocimiento y rastreo.
El investigador australiano aplicó en su momento la misma teoría que en un principio efectuaron diferentes buscadores, oficiales y extraoficiales, tanto de la Armada Argentina como de de las fuerzas navales de muchos otros países para dar respuesta a la desaparición del submarino A.R.A. "San Juan", perdido frente a las costas patagónicas desde el 15 de Noviembre de 2017 cuando se perdió todo contacto con la base, hasta el 17 de noviembre de 2018 cuando el buque de bandera noruega Seabed Constructor lo halló a 907 metros de profundidad, con 44 tripulantes que recién entonces dejaron de ser "desaparecidos" para ser considerados oficialmente fallecidos. Kruszelnicki considera que esa cuestión puede ser muy probablement. aplicable a la región del triángulo caribeño, donde las irregularidades electromagnéticas pueden generar fallos en los controles e instrumentos, que desorienten hasta los más avezados pilotos y navegantes de la actualidad.
Otras teorías
Existen, sin embargo, otras teorías que surgieron recientemente desde el ámbito científico que indican que las burbujas de metano que se elevan desde las profundidades del mar estarían causando el hundimiento de los navíos. Esto sería científicamente plausible, pero hay un dato que no es menor: en la zona del Triángulos de las Bermudas no hay reservas de metano. ¿Y los aviones, porque desaparecen?
Siempre dentro de ese contexto, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) estadounidense, ha señalado que el Triángulo en sí no existe oficialmente. Sin embargo indican que las “condiciones ambientales” podrían explicar muchas de las desapariciones.
La NOAA concluye que: "No hay evidencia de que misteriosas desapariciones ocurran con mayor frecuencia en el Triángulo de las Bermudas que en cualquier otra área grande y transitada del océano".
Grandes extensiones
Kruszelnicki, en cambio, le atribuye las extensas regiones y las inmensas profundidades para explicar los motivos de porqué en el Triángulo suceden misteriosas desapariciones de barcos y aviones. De todas maneras, las explicaciones de Kruszelnicki parecen aportar más confusión que luz en un tema que, desde que Charles Berlitz popularizó la región, no ha dejado de sorprender por los continuos casos sin resolver. Aún cuando estos científicos se suman a los muchos otros que en el tiempo han tratado de demostrar que esto es falso. Incluso, entre aquellos que citan que la antigua Atlántida estaría bajo esas aguas, o cercanas a esa zona, y que reactores nucleares creados por esa civilización supuestamente avanzada estarían hundidos junto a ese continente nunca conocido, y podrían ser la causal de las desapariciones.
¿Y los OVNIS?
Podría tener algo que ver el fenómeno que ha retomado un auge inusitado, en especial desde el inicio de la actual pandemia, como para justificar que el cielo se haya ido limpiando del smog y otros tipos de contaminación ambiental, como para dejar al descubierto la actividad de naves de otros mundos que, cada tanto (aunque cada vez más regularmente) parecieran visitar nuestro planeta, como si el contacto estuviera cada vez más cercano. En ese contexto, se ha especulado mucho con que las desapariciones de aviones y navíos de todo porte han sido víctimas de esos visitantes extraterrestres, que están estudiando nuestra raza humana, para cotejar valores e ir preparando ese esperado contacto que muchos avanzados se entusiasman en anunciar desde siempre.
Nadie podría explicarlo en verdad, considerando que, para terminar de escribir esta historia, debería haber un contacto concreto que nos aclare el panorama. Un tema no menor, y que cada día más es considerado, en especial si se considera la apertura de archivos clasificados como secreto. que las fuerzas armadas estadounidenses han realizado recientemente, donde se reconoce la aparición en los cielos yanquis de objetos de los que no tienen idea de qué se trata.
Empero, no hay pruebas tangibles de que las desapariciones en el Triángulo de las Bermudas, están directamente relacionadas a OVNIS, aunque algunos casos han contado con testigos que dijeron haber visto lues extrañas mientras sucedían hechos extraños, tanto en el cielo como en el mar.
Es cierto que la región es muy transitada e inestable climatológicamente. Aunque, habrá que convenir, que las fluctuaciones electromagnéticas en todo ese triángulo imaginario se han manifestado en innumerables vuelos, en los que los desesperados pilotos, en su mayoría poco antes de desaparecer para siempre, han denunciado anomalías inexplicables, entradas en densas nubes que tapaban el horizonte de pronto, desorientándolos, o en cambio certezas que explicaban, a través de la posición del sol, que iban en un rumbo determinado y no estaban perdidos, hasta perder toda comunicación. Esos casos no pueden encuadrarse en falta de instrumental adecuado, y mucho menos en la posibilidad de que salieran a volar alcoholizados. Demasiados casos rompen con la apreciación de Kruszelnicki, más allá de su respetabilidad.
Lo concreto es que, aún con menos casos que antes, las desapariciones en el fatídico Triángulo de las Bermudas continúan. Y las explicaciones no resultan, al menos desde nuestra óptica, convincentes y sustentables. Porque no todo puede encuadrarse en parámetros, siguiendo nuestra lógica tradicional.
¿Qué se siente allí?
El ufólogo, investigador paranormal y periodista, Jorge Fernández Gentile expone su experiencia a la hora de atravesar el famoso triángulo: "Por cuestiones de estricto índole laboral, he sobrevolado con vuelos aerocomerciales una quincena de veces la zona, inclusive en vuelos de cabotaje, en los que los aviones son de menor porte que los inmensos vuelos continentales. Y en todos los casos, los viajes por esas zonas no siempre suelen resultar demasiado placenteros. No es que se viaje mal, pero es común recorrer esos trayectos que no superan las tres horas de vuelo con los cinturones atados y excesiva actividad relacionada a pozos de aire o descargas eléctricas en espacios aéreos en los que no parece haber tormenta a la vista".
"Es común recorrer esos trayectos que no superan las tres horas de vuelo con los cinturones atados y excesiva actividad relacionada a pozos de aire o descargas eléctricas en espacios aéreos en los que no hay tormenta a la vista".
El experto y director de Comunicaciones de Dogma, continúa: "Convengamos que podría tratarse del azar en mi caso, pero los relatos de gente que vive en toda la península de Florida, en Bahamas, Cuba, Dominicana, México y Puerto Rico, son coincidentes, en que hay mucha actividad y “zarandeo” cuando se vuela por la zona.
De igual forma, en dos oportunidades he navegado, en grandes embarcaciones, la ruta que va de Miami a Bahamas, o sea, en lo que, imaginariamente representaría dos de los ángulos de la parte superior de la supuesta figura, mientras que en otra oportunidad lo hice desde el puerto de San Juan de Puerto Rico, en una lancha relativamente de poco porte, navegando algunas horas rumbo al norte, desde ese tercer ángulo, el inferior, que conforma el Triángulo de las Bermudas. Y en todas las oportunidades, he notado que el mar puede parecer un lago pero de aguas muy cristalinas y por momentos poco profundas, para de pronto agitarse en medio de grandes brumas o nieblas que dejan ver escasos metros a la redonda. Todas características que se encuadran con relatos de algunas desapariciones. Es cierto, jamás he padecido situación anómala alguna, aunque cuando navegué con un dominicano en la zona cercana al puerto de San Juan, pude comprobar como la brújula parecía entrar en un alocado juego, perdiendo todo norte. Un detalle que, se repite, y marca que algo extraño ahí debe suceder".
FUENTES: news.com.au / Charles Berlitz / NOAA / Dogma-Argentina / registros varios de internet