Por Gabriel Arias
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Todos los sentidos del ser humano son importantes para llevar una vida con la normalidad necesaria, pero cuando uno de ellos sufre algún trastorno, esta dificultad repercute de manera notable en nuestro organismo. Uno de los más claves es la visión, cuyas patologías asintomáticas pueden afectarla y causar graves problemas. En ese contexto, datos aportados por fuentes sanitarias mundiales indican que hay 285 millones de personas que tienen algún tipo de discapacidad visual. O sea, que tienen una reducción de su capacidad visual que no se corrige aunque se usen anteojos o lentes de contacto, y de ese número aportado, unas 30 millones sufren de ceguera.

El doctor Pablo Wainberg (M.N. 77.968 y médico oftalmólogo) asesoró diciendo que “es por eso que la Organización Mundial de la Salud estableció el segundo jueves de cada año el Día Mundial de la Visión. Es indispensable concientizar acerca de la importancia de los controles de la visión, incluso en aquellas personas que no presenten síntomas. Cerca del 80% de los casos de discapacidad visual podrían evitarse por medio de un procedimiento quirúrgico o por tratarse de enfermedades prevenibles, a partir de controles médicos que faciliten el diagnóstico y el inicio del tratamiento a tiempo”.

En el caso de la visión, el paciente puede creer que ver bien es sinónimo de estar completamente sano, pero hay patologías que no presentan síntomas y pueden conllevar el desarrollo de patologías irreversibles, tanto en niños como en adultos.

El caso más frecuente en niños ocurre cuando tienen un ojo débil que, al no ser estimulado, desarrolla ambliopía, donde el cerebro favorece el desarrollo y la estimulación de las cías nerviosas del ojo sano, y en el caso de los adultos, una de las patologías es la presión ocular elevada, que se desarrolla con frecuencia a partir de los 40 años. Esta comprime al nervio y achica el campo visual, lo que causa dificultades y pérdida de agudeza.

Hay que resaltar que a esta misma edad comienza la presbicia, que es la dificultad de ver de cerca, y suele ocurrir, que cuando los pacientes se acercan al profesional para tratarse, se detecten otras patologías asociadas a esta pérdida de visión que no habían dado señales de alarma pero pueden tratarse o prevenirse, por eso, es clave el diagnóstico y el tratamiento temprano.

Respecto a este tema, el profesional agregó que “al momento de percibir una disminución de la visión, es importante acudir a un oftalmólogo para desarrollar los controles necesarios. En este sentido, las principales causas de discapacidad visual son: cataratas no operadas, errores de refracción no corregidos (miopías, hipermetropía o astigmatismo), glaucomas o diabetes”. Cabe destacar, que en el caso de los adultos mayores de 50 años, la principal causa de discapacidad visual son las cataratas, cuyo tratamiento consta de una operación ambulatoria, con anestesia local que dura 15 minutos. Este procedimiento es el más utilizado a nivel mundial, incluyendo todas las disciplinas, no sólo la oftalmologia.

Sin embargo, para evitar llegar a este punto sería importante incluir la tarea de prevención, que tanto para niños como adultos, se trata de un procedimiento simple, e el cual se hace un examen del ojo externo, la medición de la presión ocular, examen de agudeza visual (en el que se pide a la persona que identifique símbolos en tablas optométricas), fondo de ojos y en el caso de ser necesario, se realizan exámenes complementarios.

Hay que resaltar, que en varios casos los controles nos e hacen por falta de recursos, de acceso a la medicina y de concientización acerca de su importancia para la salud y bienestar. Sin embargo, los datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que en los últimos 20 años las tasas de discapacidad visual disminuyeron. Esto se debe al desarrollo socieconómico, la actuación de la salud pública, y las campañas y las soluciones posibles de las afecciones vinculadas a la visión.

Otro punto a tener en cuenta son los momentos en la vida en los cuales son recomendables para asistir a un oftalmólogo, y ellos son cuando recién nace una criatura (por ley lo deben evaluar en la maternidad), al mes de vida, al ingreso escolar, entre los 18 y 40 años (si usa anteojos, debe ir una vez por año y si no lo hace, cada 5 años) y en caso de tener diabetes, se debe acompañar el control clínico con el oftalmológico.

Además, existen diversos hábitos saludables para tener una buena visión, los cuales son los siguientes: tomarse recreos visuales de las pantallas cada 40 minutos, mirar a larga distancia y parpadear seguido durante 5 minutos, usar anteojos o antiparras protectoras si se trabaja con elementos potencialmente peligrosos para la vista, comprar lentes sólo en ópticas y los anteojos deben tener filtros UVA y UVB, comer más frutas y verduras de todos los colores y evitar los alimentos ricos en grasas, evitar el tabaco y realizar actividades físicas al aire libre.

Los diabetes, todo un tema a considerar

Si bien son varias las patologías que pueden desembocar en la afección de la vista, hay una enfermedad como la diabetes que si no es controlada puede causar graves problemas en la visión. La alteración que puede causar en la visual repercute en la retina, y es importante resaltar que esta enfermedad puede ser tratada y si bien existen graves complicaciones, hay una mejora en los medios diagnósticos y terapéuticos que asisten en la lucha contra la discapacidad visual secundaria a la diabetes. Pero lo básico para que todo vaya de la mano, es realizar el respectivo control para que el profesional indique el tratamiento a llevar a cabo, y de esta manera llevar una vida normal y sin dificultades.