Especial M.E.P.
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Por su habitual tarea piloteando aviones en los cielos del mundo, los pilotos suelen ser grandes testigos de la existencia de diferentes tipos de OVNIs, que como todos sabemos, son naves de origen desconocido. Lo que pocos saben es que lo mismo ocurre con los capitanes de diferentes navíos marítimos, ya que aprovechan sus prolongadas estadías en los diferentes océanos para codearse con los llamados OSNIs, que no es otra cosa que un objeto sumergible no identificado, en la jerga de quienes investigan la visita de seres de otros mundos a nuestro planeta.

Justamente estas naves no identificadas que se pierden en las profundidades de los mares u océanos con una inusitada frecuencia ya no son sorpresa para los avezados marinos. A tal punto que, dentro de lo posible, los barcos intentan desviar sus trayectorias para no estrellarse o simplemente para evitar ciertas áreas, en las que los radares suelen indicar presencias inexplicables. Uno de los sitios mencionados es el siempre inquietante sector denominado Triángulo de las Bermudas, un área geográfica situada en el océano Atlántico (cuyos vértices imaginarios son Miami, San Juan de Puerto Rico y las islas Bahamas) en donde se registraron una importante serie de misteriosas desapariciones y anomalías de barcos y aviones a lo largo de la historia. Aún cuando varios casos pudieron resolverse científicamente, lo concreto es que muchos otros nunca quedaron debidamente aclarados.

Las dudas surgen tras el sitio hallado en 2011 en el báltico, donde finalmente se determinó que no era un OSNI y si un depósito glacial.

Es más, entre los ufólogos e investigadores son muchos los que creen que hay una gran base extraterrestre, lo que serviría para entender algunas (o muchas) de las desapariciones inexplicables, como la que hizo famosa la zona, ocurrida el 5 de diciembre de 1945, cuando un escuadrón de cinco bombarderos de la marina de Estados Unidos desapareció. Una zona misteriosa, extraña de aguas claras y nieblas sospechosas que cada tanto retoma actualidad. Como ahora, ya que un reconocido explorador del Discovery Channel afirma haber encontrado evidencia de una visita extraterrestre a la Tierra hace cientos de años, y cuya prueba se encuentra en esas profundidades caribeñas.

¿Nada es casualidad?

Darrell Miklos es el protagonista de este hallazgo, y que se guió utilizando mapas secretos creados por su amigo y famoso astronauta de la NASA, Gordon Cooper, para encontrar naufragios en el Caribe. Miklos es conocido por haber aparecido en más de dos temporadas del programa “Cooper’s Treasure”, en el prestigioso canal documentalista Discovery Channel.

Los buzos usaron equipos especiales en la inspección.

Así, en los últimos meses, su equipo se encontró con algo que cree que sorprenderá al mundo. Utilizando mapas compilados en la década de 1960 por Cooper para identificar más de cien anomalías magnéticas en esas aguas caribeñas, Miklos se sumergió en un lugar no revelado cerca de las Bahamas para investigar lo que pensó que podría ser un antiguo naufragio.

Sin embargo, el veterano cazador de tesoros hundidos se encontró ante una extraña estructura, algo que nunca antes había percibido o que le fuera familiar. Hasta que dedujo que el gran aparato es un OSNI de unos 15 “brazos” que sobresalen de su costado.

Relato en primera persona

En una entrevista exclusiva con el medio MailOnline, Miklos adelantó lo que pronto se podrá ver por el canal y a la vez describió en detalle lo que halló, relatando cómo él y su equipo quieren “rescatar” lo que, afirman, es una nave espacial extraterrestre.

El californiano Darrell Miklos fue cauto en sus dichos.

“Estábamos haciendo una escena en la que me encontraba sentado en un sumergible con capacidad para dos personas. Estábamos en las Bahamas y buscábamos el rastro de naufragio de un viejo navío inglés, que de alguna manera podía estar relacionado con el mítico corsario Francis Drake. Estaba tratando de identificar el naufragio sobre la base de una de las lecturas de anomalías en los mapas de Gordon cuando noté que algo sobresalía. Eso me sorprendió sobremanera. Fue una formación diferente a todo lo que he visto relacionado con naufragios. Era demasiado grande para ser un navío de varios siglos. También era algo completamente diferente de todo lo que he visto, hecho por la naturaleza”, explica el investigador. Y continúa su relato. “Es casi como si hubiera cinco brazos saliendo de un acantilado empinado y cada uno de estos es del tamaño de un cañón de un barco de guerra. Son enormes y luego hay cinco aquí y cinco allá, contabilizamos quince en total. Hay formaciones idénticas en tres áreas diferentes y no parecen hechas por la naturaleza. Aunque la vegetación subacuática lo cubre todo, no parecen hechas por el hombre. Ciertamente, nada que haya visto en base a mi experiencia, y tengo años de hacer este tipo de trabajos sumergido. Hemos identificado múltiples tipos diferentes de naufragios de los más variados navíos. Esto no concuerda ni se parece a nada de eso”, señaló como si aún no saliera de su asombro. Y aunque duda en afirmar si se trata de un OSNI, da toda la impresión de que ese es su más íntimo pensamiento.

Miklos va por lo seguro: “Quiero investigar más”

La parte más profunda del lugar cercano a Bahamas está 90 metros por debajo de la superficie, por lo que los buceadores tuvieron que usar un respirador especial y un submarino de última generación para acceder a mencionado sitio. Vale remarcar que también se detectaron otras formaciones extrañas e inexplicables alrededor del objeto principal, las que están cubiertas de corales gruesos y que tendrían cientos o miles de años de antigüedad, según estimaron.

Los buzos usaron equipos especiales en la inspección.

En ese contexto, anodadado por el descubrimiento, cuando volvió a bordo de su barco, Miklos decidió revisar los archivos de Cooper para hallar más pistas. Significativamente, el astronauta había escrito “objeto no identificado” en el mapa del área, en lugar de mencionar cualquier naufragio histórico. Miklos analizó entonces: “Investigué algunos de los mapas de Gordon, y me di cuenta de que había algo más a lo que se estaba refiriendo. Entonces tenía sentido para mí por qué no se identificó como un naufragio… tenía que significar que podría ser algo de otro mundo. Gordon creía en extraterrestres. Creía que teníamos visitantes de otros planetas y también creía que muchas de estas cosas aterrizaron en esta parte del mundo en particular”, explicó.

Miklos espera volver pronto hasta el sitio hallado.

A partir de esta aparición, el investigador californiano es consciente de haber sido etiquetado como “loco” cuando afirma que el mapa de Cooper podría haberlo llevado a una nave espacial de origen extraterrestre sumergida bajo el océano. Es por este motivo que quiere mantener una posición neutral, hasta que pueda analizar más detalladamente el misterioso objeto. “Quiero investigarlo. Quiero ver qué es, porque puede ser hecho por la naturaleza, sólo un fenómeno de la naturaleza, pero dada su ubicación en esta parte del Caribe y teniendo en cuenta lo que Gordon me ha contado sobre los visitantes de otros planetas y las cosas que yo he visto, creo que definitivamente vale la pena investigar”, sentenció.

La polémica se instaló en las redes

Como suele ocurrir en estos casos, el descubrimiento se volvió viral. Muchos internautas consideran que es una evidencia histórica de que los extraterrestres visitan la Tierra desde hace miles de años. Otros argumentan que fue la llegada de una civilización extraterrestre inteligente lo que hizo avanzar a nuestro planeta. Según estas teorías, los antiguos griegos e indios habían estado en contacto regular con seres extraterrestres, y esta fue considerada la razón principal detrás de los avances de estas civilizaciones en la era prehistórica. Otros van más allá aún, y expresan que la mayoría de los dioses hindúes, incluidos Krisna y Shiva, eran en realidad seres de otros mundos y debido a su avanzada tecnología, fueron considerados como deidades.

De todas maneras, algunos ufólogos recuerdan este nuevo hallazgo como el del extraño objeto encontrado en el mar Báltico. Allí, en 2011, un equipo de exploradores encontró un misterioso objeto redondo de unos 60 metros de diámetro. Sin embargo luego de varios estudios los científicos determinaron que la misteriosa anomalía era simplemente un depósito glacial, descartando así la posibilidad de que se tratara de una nave extraterrestre. Y como nadie más pudo ver este lugar de manera particular, la versión científica se tornó irrefutable. Por lo que la duda sobre lo hallado por Miklos queda abierta, al menos por ahora.

El equipamiento no alcanzó para despejar las dudas.