Superó dos ACV y hoy es el sastre más conocido del país
Jorge Williams lleva 69 años en el oficio y tiene 200 trajes originales con los que acostumbra a salir a pasear por la ciudad. Conocé su historia.
Para Jorge Williams (80 años), el oficio de ser sastre es más que una profesión, es un estilo de vida. Con 200 trajes diferentes en su guardarropa, se pasea cada día y según la ocasión con alguno de ellos por el barrio porteño de Palermo, en donde vive desde hace varias décadas.
Uno de estos atuendos se hizo viral en las redes sociales durante las pasadas elecciones legislativas, luego de que se lo fotografiara con una capa con los colores de la bandera de Argentina al momento de ir a votar, ropa que asegura utilizar en cada jornada de comicios desde hace muchos años.
“Algunos de mis trajes son serios, por eso me gusta decir que cuando utilizo uno de ellos me disfrazo. En realidad, me gusta usar trajes más divertidos, por mi personalidad. Tengo capas y distintos tipos de trajes”, explica el sastre, en diálogo con "Crónica".
Fuerza de voluntad
Con su sastrería situada en Salguero 2139, donde trabaja con su socia modista Sandra Paiz, Jorge continúa trabajando como hace 69 años y muestra una gran actitud frente a la vida, algo que le ha permitido superar momentos difíciles, como los de atravesar por dos ACV.
“A las 7 y cuarto de la mañana salgo a caminar a la plaza. Antes salía andar en bicicleta, aunque eso se me dificulta más desde mi último ACV en enero pasado porque tengo algunos problemas con mi pierna izquierda. Entonces practico poner una pierna en el cordón, otra en el asfalto y voy cambiando, para hacer ejercicio”, cuenta Williams.
Con ese mismo valor, Jorge encaró cada etapa de su vida desde su infancia en la localidad de Trelew, en Chubut, lugar en el que creció y en donde con 11 años de edad comenzó a realizar sus primeros trabajos junto a un sastre de oficio que era amigo de su padre.
“Yo iba a un colegio de curas y según mi padre ‘me costaba el estudio’, pero a mí no me gustaba tener que estudiar catecismo. Mi maestra decía que ‘era burro’ por escribir con la mano izquierda”, relata Williams, quien tras repetir de año comenzaría a trabajar con el sastre, que le hacía realizar “mandados por el barrio”.
En ese sentido, agrega que fue en ese trabajo donde empezó a tomar todo lo que le enseñaba el experimentado sastre y ya a los 19 era un profesional en lo que hacía, mientras que a partir de los 28 años comenzó a viajar por distintos países de Europa y Centroamérica para poder ejercer su profesión.
Pese a su origen patagónico, Jorge hace hincapié en que se siente “como si hubiera nacido en Buenos Aires”, aunque resalta que es algo que le sucede con cada lugar al que va, ya que su filosofía consiste en “no tener problemas con nadie”, lo que le permite tener buena relación con la gran mayoría de la gente.
Sus trajes
Williams describe algunos de los trajes que utiliza cada día, que van desde “la capa de Argentina” que usa para las jornadas de elecciones hasta una “capa de lluvia” que lo hace sentir “contento”.
“Yo me siento contento cuando uso esta capa y camino bajo la lluvia. A mí me hace feliz mojarme, porque es señal de que tengo vida y que puedo caminar, que para mí es algo muy valioso”, subraya.
Entre los trajes que utiliza en la actualidad, afirma que algunos tienen “unos 40 años” y que todavía los puede usar porque siempre se mantiene en forma y se preocupa por tener “una buena alimentación y caminar erguido”.
Por otra parte, a la hora de realizar su trabajo, destaca que para hacer un buen traje primero debe “mirar bien al cliente” y mientras habla va “sacando los detalles de lo que le va a quedar mejor”, algo que depende mucho “de su condición física”, en tanto que encuentra una manera de definir lo que hace.
“Yo soy un creador, no diseño, porque el que diseña copia. Yo veo la tela y me inspiro en la tela para hacer un traje. Es algo que me nace, es muy difícil que haya gente como yo”, expresa con seguridad Williams.
Siempre superarse
Con vistas a lo que viene, Williams se traza objetivos que pasan por poder continuar mejorando de su último ACV, con la insistencia que siempre lo caracterizó y muchas ganas de vivir.
“Cuando era chico era tartamudo y me tuve que superar. Hoy tengo algunas dificultades para hablar, pero yo estoy seguro que un día me voy a levantar y voy a lograr hablar bien, fuerte y claro”, remarca el sastre.
Sobre este punto, sostiene que su objetivo pasa también por poder descubrir que le queda por hacer en este mundo, ya que pudo cumplir todos sus sueños que se trazó a lo largo de sus 80 años de vida.
“No le tengo miedo a la muerte, la muerte es la felicidad y soy creyente. Pero hoy me siento bien, los papeles dicen que tengo 80, pero me siento mucho más joven. La edad también pasa por la actitud y yo creo que puedo seguir transmitiendo enseñanzas a la gente”, concluyó.