El entusiasmo del Gobierno por la desaceleración del índice inflacionario, que en marzo se ubicó en el 11%, contrastó con una serie de datos privados sobre el consumo masivo en el mismo mes.

Allí se registró un derrumbe del 19% interanual y del 2,5% en comparación con febrero, anotando la cuarta caída consecutiva. Todo, en un contexto donde los consumidores se inclinan por las marcas propias de los supermercados o segundas marcas para intentar bajar el costo de sus compras.

"La variación de precios de la economía comienza a desacelerarse. Incluso en marzo, categorías como aceite, azúcar, arroz, conservas, salsas y jabón de tocador, entre otros, mostraron bajas de precios en la venta unitaria del producto o estuvieron en oferta", explicó Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market. "Los volúmenes de venta caen, pues el ingreso de los argentinos no puede convalidar el excedente del precio en relación, al poder adquisitivo del salario", agregó.

Antes de la caída del 19% interanual de marzo, el consumo masivo había bajado el 13,4% en febrero, el 18,3% en enero y el 8,4% en diciembre, según datos de Focus Market. "Tanto las ventas minoristas medidas por la CAME como el consumo masivo muestran un piso del derrumbe de la actividad económica minorista en enero y febrero de 2024", puntualizó Di Pace.

En diálogo con Crónica, Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires, admitió una moderación en la baja del consumo masivo: "Si lo comparo con los meses anteriores, se trabajó mejor, pero con ventas de $5.000 a $10.000 en promedio".

"Diciembre fue un mes de hiperinflación. Los aumentos continuaron en enero y febrero, no tan agresivos, y en marzo muchas empresas sintieron la caída de ventas -continuó Savore. Nos llegó mercadería que viene desinflada: sostiene el precio tras los incrementos, pero con una bonificación de entre el 15% y el 20% que la trasladamos al público".

A futuro, Di Pace evaluó que "el gran desafío será ver si efectivamente se da una recuperación económica en la famosa forma de V o una forma de pipa, más larga, por una recesión que dura más a lo esperado".

Otra señal a prestar atención es que los consumidores eligen las marcas propias de los supermercados o segundas marcas ante la caída del poder adquisitivo. Así lo indicó un reporte de la consultora Nielsen IQ.

Las marcas propias de las grandes cadenas, señaló el relevamiento, "se fortalecen con un desempeño mejor que el promedio de todas las familias de productos, excepto las bebidas. Los mayores saltos en el consumo se dieron en alimentos (29,4% en el bimestre diciembre-enero 2024), y cosmética y tocador (25,9%)".

El escenario es parecido en los comercios de barrio. "Las segundas nos dieron un empuje importante en las góndolas. El pan lactal de una primera marca cuesta $4.200 y el de una segunda, $1.400. En los yogures, hay diferencias de hasta $1.200. Y hay muchos ejemplos más", afirmó Savore. "Hace cuatro años yo no vendía gaseosas de una segunda marca, porque no me las compraba nadie. Hoy representan el 60% de mis ventas en ese rubro", concluyó.