Por Juan Bernardo Domínguez
@juanbjd

Desde fines de diciembre último a la fecha, cerraron 162 panaderías en el país, de las cuales 60 estaban en la provincia de Buenos Aires y 39 en Merlo”, dijo este miércoles en diálogo con crónica.com.ar Martín Pinto, presidente del Centro de Industriales Panaderos (CIP) del partido bonaerense mencionado y miembro de la comisión directiva del intervenido Centro de Industriales Panaderos Agrupados del Norte (CIPAN).

El dirigente y dueño de un comercio del sector actualizó así la cifra de 160 locales del rubro quebrados que manejaba el CIPAN a mediados de abril último y que había sido reportada en ese entonces por este medio.

Pinto habló de alarmantes subas” de los costos de los comerciantes. Y ejemplificó: “En febrero pasado, una panadería, por citar un ejemplo, tenía una boleta de gas de $350.000 y ahora le llegó por $1.300.000. Y con la luz nos pasó lo mismo". “Para nosotros, el consumo de gas y luz es lo principal. Los hornos rotativos funcionan a luz y a gas”, enfatizó.

Producto de esos incrementos, además de otros como el de los alquileres y el de la harina, el CIPAN y el CIP de Merlo sugirieron a sus integrantes en un comunicado elevar desde el lunes próximo a $2.200 en los barrios periféricos el precio del kilo de pan flauta, que en la actualidad se vende a $1.800, y subirlo a $2.400 en las zonas céntricas.

Pinto, consultado por crónica.com.ar sobre cuál era la recomendación para el valor de la docena de facturas, respondió: “Evitamos hacerla de manera institucional porque, en caso de que algunos panaderos no puedan subir el precio del pan por la retracción de la demanda, en ese producto refinado pueden aplicar el incremento necesario”.

No obstante, dijo que “la docena de facturas está ahora entre $4.000 y $4.500 y, si bien queda a criterio de cada panadero, podría venderse desde el lunes próximo entre $5.000 y $5.500”, lo que representaría un alza del 25%.

“Los costos nos están matando”: el esfuerzo para seguir con las persianas en alto de una panadería de Quilmes

Estamos pasando un momento terrible. La bolsa de 25 kilos de harina 000, que la conseguíamos subsidiada en diciembre pasado a $3.500, hoy la estamos pagando entre $13.000 y $15.000”, protestó a su turno Diego Salvio, dueño de un comercio familiar y presidente del Centro de Industriales Panaderos (CIP) del partido bonaerense de Quilmes.

Salvio, en contacto con este medio, contó que su local funciona gracias a su trabajo, el de su madre, un hermano y cuatro empleados.

Nos están matando los costos. Por cada trabajador, sólo de cargas patronales, hay que pagar $370.000. El gas, que en marzo lo pagaba $100.000, ahora me vino por $1.000.000. Con luz, algo parecido; la pagaba a $135.000 y ahora la tengo en $1.200.000”, detalló el comerciante.

La amenaza de la "competencia desleal"

Pinto, por su lado, denunció la "competencia desleal" que padecen las panaderías que funcionan en el marco de la legalidad. "El que se quedó sin laburo, puso un kiosquito. Se compró una amasadora chiquita y un hornito pizzero y se puso a hacer pan. A nosotros nos matan. La competencia es desleal. No pagan prácticamente nada porque hacen los productos en la casa. El Estado termina no controlando", se quejó.

El directivo del CIPAN dijo que esos comerciantes "no pagan personal 'en blanco' ni se tienen que poner como Responsable Inscripto ante la (Administración Federal de Ingresos Públicos) AFIP".

"Para abrir una panadería, hay que tener como mínimo $6.000.000 sólo para obtener la habilitación. Ni hablar de lo que cuestan luego las máquinas. Además, a cada empleado 'en blanco' hay que pagarle $750.000, más los aportes patronales que son $450.000. Una panadería, por más chica que sea, tiene que tener cuatro empleados. Entonces, se necesitan casi $5.000.000 por mes sólo en concepto de empleados", finalizó.