Malvinas: la historia del piloto que salvó la vida de decenas de soldados argentinos
Néstor Álvarez participó del conflicto bélico de 1982 donde se desempeñó como aviador de un Fokker F-28. ¿Su tarea? Trasladar heridos al continente.
Por Francisco Nutti
@franNutti
Cuando Néstor Álvarez fue convocado para viajar a las Islas Malvinas, salió de su casa con el bolsón portaequipo con el riesgo de no ver nunca mas a su mujer y a sus hijos. Hoy, a sus 72 años, este piloto de la Fuerza Aérea retirado, relata cómo fue su experiencia en el archipiélago, el rol fundamental que le tocó cumplir y su presente al frente de Pucará XIII.
Aquella mañana de abril de 1982, el teléfono sonó en la casa de los Álvarez. Del otro lado, la voz de un oficial le avisaba al hombre de la familia que debía presentarse para volar al escenario de un conflicto bélico que estaba a punto de estallar.
"Pasaban las semanas y nadie me decía nada, hasta que en un momento se comunicaron conmigo y me dijeron que me necesitaban. A esa altura ya tenía mis cosas preparadas, así que saludé a mis hijos que en ese entonces tenían 2 y 3 años, le di un beso a mi mujer y me fui", relata el hombre, conmovido por lo que vivió en aquellos tiempos.
Sin embargo, un olvido lo hizo regresar y pudo descubrir con sus propios ojos una escena que le partió el alma y que aún conserva en su memoria. "A la mitad de camino me acordé que en la mochila no llevaba los zapatos, así que volví a buscarlos y al entrar encontré a mi señora con los ojos rojos, llorando. Fue un momento muy fuerte porque mis hijos comenzaron a preguntarme si volvía mañana. Yo sabía qué responder", señala.
Su primera experiencia la tuvo en Río Gallegos, Santa Cruz, donde permaneció durante 10 días en la terminal de cargas, lugar donde aterrizaban todos los aviones tanto de Aerolíneas Argentinas como de la Fuerza Aérea. "De ahí me fui a Comodoro Rivadavia, yo en ese momento tenía 10 soldados al mando", agrega y explica "también transportábamos toda clase de cargas a Malvinas. Desde pan hasta motos de guerra y cañones cordobeses".
Pero aquel objetivo duró poco: "El 1ª de mayo nos retiraron porque éramos un blanco muy fácil", dijo Álvarez, que se inició en la Fuerza Aérea en 1964, con 15 años, y se retiró en los 2000. Por un momento pensó que su hazaña en las islas había terminado, pero un nuevo llamado le cambió el rumbo: sería el encargado de llevar a los heridos a continente.
"Me designaron para trasladar heridos. El primer día cargué soldados que le faltaban un brazo o una pierna. Ninguno podía hablar y todo era un caos", cuenta para luego indicar que: "entre ellos traje a un sargento del ejército que le habían pegado un tiro en la planta del pie. Este señor me contó que iba junto a su comando cuando se encontró de frente con una patrulla inglesa que los acribilló a balazos. Al compañero lo mataron y a él le dieron, pero se escapó igual".
Al finalizar la guerra, nada ni nadie le impidió su pasión: seguir volando. "En el 2000 me jubilé, pero antes volé Hércules y Boening, donde pasé muy gratos momentos", asegura el hombre, que en la actualidad se desempeña como presidente de PUCARÁ XIII de Ezeiza, un centro recreativo perteneciente al Círculo de Suboficiales de la Fuerza Aérea.
Los inicios de la guerra
Los reclamos por las islas fueron los que dieron origen a la guerra de Malvinas el 2 de abril de 1982, durante la dictadura del General Leopoldo Fortunato Galtieri, el Almirante Jorge Isaac Anaya y el Brigadier Basilio Lami Dozo.
La operación estaba prevista para mediados de mayo de 1982, pero los planes se precipitaron cuando, el 19 de marzo, una delegación argentina izó la bandera nacional en las islas Georgias, también bajo dominio británico.
En la madrugada del 2 de abril, fuerzas argentinas iniciaron la guerra de Malvinas al tomar por asalto las Islas Malvinas e instauraron un gobierno local bajo el mando del general Mario Benjamín Menéndez. Galtieri, por su parte, apostaba porque los británicos accederían al diálogo. Sin embargo, poco después, la entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher, despachó su flota hacia el Atlántico Sur, mientras que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas exigía el repliegue de las tropas argentinas y el inicio de las negociaciones.
Nada de eso ocurrió y tras el fracaso de la diplomacia para abrir el diálogo, el 2 de abril estalló la guerra de Malvinas con un bombardeo británico sobre Puerto Argentino, la rebautizada capital de las islas.
Un día más tarde, el conflicto vivía uno de sus acontecimientos más cruentos y polémicos de la guerra de Malvinas: el submarino nuclear británico 'Conqueror' hundió el crucero argentino 'General Belgrano' donde murieron 323 soldados argentinos.
El 12 de junio, mientras los combates cada vez más violentos sacudían las Islas Malvinas y la guerra estaba en su peor momento, en Buenos Aires, el Papa Juan Pablo II congregó a dos millones de personas para orar por la paz. Dos días después, ya sin capacidad de respuesta, el general Menéndez firmó la rendición.
El conflicto armado concluyó el 14 de junio de 1982 con la rendición de la Argentina y provocó la muerte de 649 soldados argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños.
La historia de su avión
El Fokker F-28 “Fellowship” es una aeronave de transporte mixto de pasajeros o carga de origen holandés. Fue concebido para explotar las rutas aéreas de corto alcance. La FAA adquirió cinco unidades de la versión mixta que arribaron al país en 1975, pasando a ser parte de la dotación de la I Brigada Aérea, dentro del Escuadrón II F-28 de esa Unidad.
Su colaboración en el Conflicto del Atlántico Sur fue de especial importancia. El Escuadrón participó en el Puente Aéreo a las Islas Malvinas hasta el día 29 de Abril de 1982, realizando 228 cruces, en los cuales transportó 5.570 soldados empleando un total de 1.150 horas de vuelo. A partir del 30 de abril dejó de ejecutar operaciones en las Islas, pero continuó son su aporte desde el continente, transportando pasajeros, carga y ayudando con los heridos.
Su presente en PUCARÁ XIII
Álvarez dice ser feliz en el predio que administra. El mismo está ubicado en el Partido de Ezeiza y cuenta con tres canchas de fútbol 11, dos canchas de tenis piso sintético, cancha de paddle, cancha de básquet, cancha de vóley, pileta de natación olímpica, pileta de natación para niños, salón de fiesta para 100 personas, parrillas al aire libre y cubiertas, vestuarios, arboleda 321 hectáreas, camping, sector de campamentos, bar, restaurante.