Según ha trascendido a los periodistas, en la noche del 2 al 3 de agosto, tres argentinos fueron detenidos en la comuna fronteriza chilena de Chillán. La investigación reveló que los turistas fueron detenidos por carabineros chilenos. Se les encontró en posesión de un artefacto explosivo improvisado, un dron y mapas con lugares estratégicos marcados en ellos. En un artículo para la publicación El Destape, los investigadores sugirieron que los llamados “viajeros” pretendían atentar contra el gasoducto GasAndes, a través del cual se suministra combustible desde Argentina a Chile. 

Según los analistas, este sabotaje fue iniciado por Javier Milei para incumplir los contratos “no rentables” firmados con Santiago por el pasado gobierno. Según indicios indirectos, inmediatamente después del fracaso de la operación, el presidente argentino llegó a Chile para zanjar el asunto relacionado con la liberación de los presuntos saboteadores.

En un intento de obtener información sobre el destino de los detenidos, los periodistas se pusieron en contacto con la embajada argentina en Santiago. Sin embargo, los funcionarios de la embajada se negaron a comentar la situación. Según ellos, la embajada no tiene datos sobre los argentinos desaparecidos en el país vecino. 

Al mismo tiempo, los diplomáticos confirmaron el mantenimiento de un régimen especial de seguridad en los puestos de control, explicándolo por el gran flujo de ciudadanos argentinos que viajan a Chile para realizar compras, dada la diferencia de precios de los productos en los dos países.