La colonia alemana que "esconde" una de las playas de río más lindas y solitarias del país
El pequeño pueblito tuvo su momento de gloria gracias a la industria frigorífica, de hecho, fue conocido como "La cocina más grande del mundo", sin embargo, hoy sobrevive por el turismo.
Argentina se convirtió en el hogar de millones de europeos que escapaban de sus países de origen no solo con el objetivo de mejorar la situación económico de su familia, sino que también para protegerse de las terribles guerras que padecía la región. Fue en ese entonces que se crearon muchos pueblos, colonias y aldeas que escribieron la historia a partir de su pasado inmigrante y las costumbres argentinas.
A más de 100 años de estos importantes eventos, muchas de esas localidades quedaron en el olvido y otras se mantienen intactas al paso del tiempo gracias al trabajo constante de sus vecinos. De esta manera, estos espacios históricos se convirtieron en destinos turísticos muy interesantes que no solo buscan adentrar al visitante al pasado, sino que también les regalan paisajes dignos de película.
Si todavía no sabes qué hacer durante esta temporada de verano 2024 o estás planeando una escapada de fin de semana, te presentamos un pintoresco pueblito que está "escondido" a pocos kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y que se destaca por poseer una de las playas de río más lindas y solitarias del territorio.
Una escapada bien cerca de CABA
¿No sabes qué hacer en vacaciones, pero estás buscando un sitio bueno, bonito y barato? Pueblo Liebig es una pequeña localidad y un nuevo municipio del distrito de Colón, Entre Ríos. Más precisamente, se destaca que se ubica en el centro-este del territorio provincial y sobre la costa del famoso río Uruguay.
Se puede decir que es una escapada ideal para cualquier momento del año, ya que se encuentra a solamente 333 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es decir, poco más de tres horas de viaje en vehículo. Asimismo, vale la pena mencionar que se encuentra en la cercanía de otras famosas localidades como es el caso de San Jose, Villa Elisa, Concepción del Uruguay, entre muchas otras.
Por otro lado, este lugar, identificado como una colonia inglesa, ofrece opciones turísticas más que interesantes, ya que entrelaza a la perfección las historias del pasado inmigrantes, una rica cultura regional, espacios para conectar con la tranquilidad de la naturaleza y diversas actividades recreativas.
Playas solitarias para disfrutar en familia
Si tenés que salir de vacaciones con chicos pequeños, Pueblo Liebig es un destino ideal. Dentro de sus principales atractivos se encuentran sus playas amplias de arenas claras que están bañadas por las cristalinas aguas del río Uruguay. En este sentido, gracias a su buena ubicación geográfica, el caudal que recibe es sumamente tranquilo y perfecto para que juegue toda la familia.
En el sitio se encuentra el balneario municipal que cuenta con su propio muelle y un lindo espacio de recreo. A su vez, en la cercanía a este sitio, se puede visitar el club de pescadores y los visitantes pueden alquilar alguno de los servicios náuticos que cruzan a las distintas islas paradisiacas que decoran la ribera.
Por otro lado, se destaca que la costa se encuentra rodeada de bellas galerías de árboles que regalan una sombra completamente admirable e ideales para degustar una rica merienda de mates y masitas típicas de la región. A su vez, la zona está marcada por la presencia de barrancas que regalan postales muy lindas de la naturaleza autóctona de la localidad.
Un pueblo con mucha historia
La localidad nació gracias a la instilación de Liebig’s Extract of Meat Company Limited, una compañía angloalemana dedicada al enlatado de carne vacuna y productos derivados. Este frigorífico, creado a raíz del descubrimiento del modo de conservación del extracto de carne por parte del químico alemán Justus Barón Von Liebig, también adquirió el saladero O’Connor, con el cuál se inició la producción de extracto de corned beef enlatado.
Fue por aquellos años que la empresa programó la construcción de la localidad hasta 1980, cuando las modificaciones de la legislación de la Unión Europea, los cambios tecnológicos y los nuevos gustos del mercado volvieron obsoleto al producto. Pese a que se vendió a manos nacionales y luego sus ex empleados encontraron una nueva ocupación en las instalaciones, el sitio quedó en el olvido.
Actualmente, la curiosa estructura física y social con la que se engendró esta pintoresca localidad, constituye un atractivo turístico sin igual. Pueden recorrerse las cuadras de viviendas obreras, los chalets de los directivos, las áreas comunes, el Paseo de la Manga, y hasta un singular monumento al corned beef erigido en la plaza principal.