Uno de los documentales que más repercusión trajo este año es The Tinder Swindler (“El estafador de Tinder) que se puede ver por  Netflix, y que trata sobre la cantidad de engaños perjeniados por Simon Leviev para quedarse con el dinero de las mujeres que conquistaba.

Si bien fueron varias las víctimas de distintas naciones que dieron su testimonio, ahora le tocó a la joven argentina Valeria Calpanchay, quien vive en Alemania desde 2018, y justo ese año tuvo una cita con Leviev, cuyo nombre real es Shimon Hayut, cuando llevaba poco tiempo residiendo en la ciudad de Múnich. Sin embargo, dijo reconocer señales de alarma que la hicieron escapar rápidamente y olvidarse de él.

El testimonio de Calpanchay (quien hoy vive en Berlín) fue publicado por el medio británico The Mirror. La joven explicó recién vio el documental este lunes 7 de febrero, luego de haber leído un artículo en Facebook sobre la historia del estafador, aunque reconoció instantáneamente a la persona con la que se había encontrado.

“Tenía una cuenta de Tinder para ese entonces, así que vi a este chico llamado ‘Simon’, que parecía lindo y que viajaba mucho. También me encanta viajar, he estado en muchos países, así que pensé que le gustaría que nos encontremos. Tenía curiosidad”, le contó al medio británico.

Simon Leviev: inicio de la relación

Lo cierto, es que el estafador de Tinder le pidió su número de WhatsApp instantáneamente y comenzaron a chatear y también a hablar. “Nuestra cita fue muy espontánea y sucedió un día después de que coincidimos. Acababa de terminar el trabajo y me envió un mensaje de texto preguntándome si estaba libre para encontrarnos. Creo que envió un mensaje de voz”, rememoró.

Pero algo de este hombre había despertado intriga en la joven ya que creía que el muchacho con el que estaba en contacto ocultaba algo o pretendía ser alguien quien, a fin de cuentas no era. “Los millonarios no muestran su dinero en Tinder, porque no es necesario”, dijo.

Valeria Calpanchay contó su historia (Instagram).

Motivada por la “curiosidad” decidió aceptar la propuesta, ella sugirió como punto de encuentro las inmediaciones de uno de los hoteles más exclusivos de Múnich, de forma de estar en sintonía con los gustos refinados que Leviev manifestaba tener.

Se detuvieron en un bar para tomar un café, pero no permanecieron mucho. “Cinco minutos después de sentarnos, sugirió que fuéramos a otro lugar porque no le gustaba el menú”, recordó Calpanchay. Después de eso, ella compró cigarrillos en un local, y luego fueron a un shopping, donde sí encontraron otro lugar para tomar algo. “Parecía caro”, recordó.

Calpanchay señaló que Leviev era un “un tipo hablador”, pero marcó que “le gustaba demasiado hablar de sí mismo”. Además, notó que “quería dar la impresión de que era misterioso “. La joven le preguntó de dónde era, que le contara de sus orígenes, pero evadía dar una respuesta directa.

Pocos minutos apareció otro aspecto que le llamó la atención ya que tenía dos teléfonos móviles y, en medio de la cita recibió un par de llamadas que ella calificó como “extrañas”. En esas conversaciones hablaba de transacciones de millones de dólares. “¿Quién habla de dinero delante de un extraño?”.

Tinder: desconfianza, ante todo

Leviev presumía demasiado de sus relaciones, según recuerda la joven. “Era raro que él hablara de otras chicas, diciendo que siempre le enviaban fotos, incluso me mostró algunas. No me fiaría de alguien que le muestra fotos privadas a otras chicas”.

La cita, a fin de cuentas, duró una hora y si bien no detectó nada demasiado “preocupante” en aquella ocasión, si se llevó la impresión de que había cosas que no le cerraban. “No estaba segura de si era genuino o no”, reflexionó en diálogo.

No obstante, esa misma noche volvieron a contactarse y Simon Leviev la invitó a una fiesta en su casa de Múnich, una oferta que ella gentilmente rechazó cuando hablaron por WhatsApp.

La joven argentina evocó con claridad las palabras que utilizó entonces el estafador. “Pensé que eras más espontánea”. Y añadió: “Ya era muy tarde y estaba en pijama, así que, por supuesto, no tenía ganas de ir”.