Escapada: el pueblito de apenas 40 habitantes que esconde un secreto histórico
Para los fanáticos del fútbol argentino, esta pequeña localidad en el partido de General las Heras guarda una parada obligatoria. El pueblito se destaca por sus calles de tierra donde siempre reina la paz.
Los argentinos vuelven a animarse a salir al exterior de vacaciones después de la pandemia del coronavirus, poco a poco volviendo a confiar en los viajes a larga distancia. Sin embargo, la tendencia del turismo de cercanía no se rompe con el regreso del turismo al exterior, y cada vez son más los argentinos que prefieren descubrir los secretos que esconden sus propias provincias.
Para los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires que buscan alejarse del ruido y rápido ritmo de la ciudad, los pueblitos rurales de la Provincia de Buenos Aires son una opción ideal para armar una escapada de fin de semana; y no hay pueblito más tranquilo que La Choza.
Ubicada en el noroeste del partido General Las Heras, a 30 kilómetros de la ciudad cabecera, esta localidad es tan pequeña que por mucho tiempo ni siquiera tuvo nombre, conocida simplemente como Desvío km 77. Posteriormente, recibió el nombre de La Choza, por el establecimiento agropecuario homónimo que se encuentra en la zona. Los seis kilómetros pavimentados están divididos por el arroyo La Choza, con escaso caudal en esta época, que divide al partido de Luján del de Las Heras.
La Choza, como muchos de los pueblos bonaerenses, le debe su existencia al ferrocarril. La Compañía General de Ferrocarriles en la Provincia de Buenos Aires construyó una estación para el ferrocarril que hacía el tramo Buenos Aires - Rosario, y a su alrededor se construyó un pueblo.
El ferrocarril dejó de pasar en 1981, y de la estación solo quedaron las vías y dos carteles con su nombre. Durante la dictadura militar, terminaron de derrumbar la estación. En la actualidad hay una iniciativa para que el tren haga el recorrido histórico para fomentar el turismo, y sobre los restos de la Estación La Choza se irguió la plaza del pueblo.
Tres manzanas, un comercio, la Escuela Número 9 y 40 habitantes son todo lo que compone a La Choza. La inseguridad no es una palabra que sus habitantes conozcan, ya que el pueblo únicamente tiene movimiento los fines de semana, cuando los vecinos de la zona van a los locales gastronómicos que se arman para la ocasión, también dispuestos a recibir a cualquier turista que busque una tarde de paz en el campo.
El histórico secreto de La Choza
"Rubito", como lo conocen en el pueblo, es el habitante que lleva más tiempo en La Choza, llegando recién a los 70 años de permanencia. Era dueño del "Resto Viejo Almacén", el local que tiene al frente de su casa y que hoy atiende su hijo los fines de semana. Pero además de restaurante, el viejo almacén es un museo con más de medio siglo de historia del fútbol argentino en sus paredes.
A pesar del poco uso, en el interior del local luce impoluto el museo de la revista El Gráfico, la clásica revista de deporte argentino, una visita obligada para todos los que pasan por La Choza. Se trata de un oasis para los amantes de los deportes, en medio de la nada: el museo tiene algo más de 2000 ejemplares de El Gráfico, desde tapas, recortes y pósteres a fotos de todos los clubes, entre los años 1945 y 1990.
"Hace unos años andaba mal económicamente. Mi hija me dijo de vender las revistas, pero le dije que no. No me importa el valor monetario, yo le tengo un gran valor afectivo", contó el hincha de River a El Gráfico sobre la colección que heredó de su tío y hoy se exhibe en la esquina de Bernardo de Irigoyen y Sargento Cabral.
Rubito recibe a todos los que se topan con el museo, dispuesto a hacerles de guía turístico y lucir su privilegiada memoria para recitar equipos históricos. El futbolero reconoció haber recibido grandes ofertas por partes de su colección, pero se encontró regalando más que vendiendo: "Otra vez un padre le estaba contando a su hijo la historia del campeonato de Rosario Central en 1987. Los veía tan contentos que decidí regalárselas. No sabés lo emocionados que estaban. Eso vale más que ponerle precio".
El museo es una parada obligatoria para cualquier fanático del fútbol argentino que viaje por la zona. Después de un viaje en el tiempo, los visitantes de La Choza pueden acercarse a sus parrillas locales, que ofrecen comidas caseras con carne de su propia cría de ganado, la principal actividad en la zona.