Escapada: el pueblito campestre donde se puede vivir una verdadera experiencia rural a muy pocos kilómetros de CABA
¿Querés hacer un viaje en familia? Este lugar que ofrece la posibilidad de tener un fin de semana único y divertido. Conocé todos los detalles del sitio, en la nota.
La Niña es una pequeña localidad que se ubica dentro del partido bonaerense de Nueve de Julio y también es conocida como La Aurora. Si bien se destaca que tiene muchos atractivos y actividades rurales para los turistas, lo más llamativo del lugar es la tranquilidad y seguridad que habita las 24 horas de los 365 días del año. Asimismo, al estar a la vera del Río Salado, ofrece la posibilidad de hacer turismo aventura en la zona.
Este paraje es ideal para hacer una escapada de fin de semana en familia, debido a que se encuentra a unos 300 kilómetros, es decir, poco más de tres horas de la Ciudad de Buenos Aires y a 37 minutos de la cabecera del municipio. Salir de capital por el Acceso Oeste hasta Luján y tomar la Ruta Nacional 5. Conducir por dicho camino hasta el kilómetro 270 y empalmar con la Ruta Provincial 65 que conduce a la entrada del sitio.
Un repaso por la historia del pueblo
Como muchos lugares de Argentina, nació por la extensión del servicio de transporte público, . sin embargo, la historia de la región es de larga data. En 1868 el gobierno de Buenos Aires le otorgó a Cándido Ávila parte de los campos de la zona. El objetivo principal era establecer su casa de fin de semana, pero antes de que esto suceda, falleció y su familia heredo las hectáreas. Finalmente, las tierras fueron vendidas Elisardo Cascallar y se inició la construcción de los primeros edificios.
En 1911 se inauguró la estación perteneciente a la Compañía General de Ferrocarriles en la Provincia de Buenos Aires y un año después, se fundió oficialmente el pueblo.
Principalmente, fue bautizada como La Aurora y esto se debe a que hace honor a las descendientes del primer propietario y encontraba el respaldo en el almacén principal de la localidad. En cuanto al segundo bautismo, hay un gran misterio al respecto debido a que algunos aseguran que deriva de una de las carabelas de Colón, mientras que otros hablan que tiene su origen en la fe a la Virgen Niña.
El pueblo que se reinventó con el turismo
La zona geográfica donde se ubica la localidad era un tanto compleja debido a que se encuentra rodeada de grandes campos y lagunas. Como consecuencias de una severa inundación del 2002, se desbordó el canal Mercante, que pertenece al Río Salado, y se conformaron nuevos espejos de agua que se llenaron de peces y vegetación, mientras que las calles de la localidad estaban superadas por el caudal. Poco a poco, los vecinos fueron sacando adelante a La Aurora y pudieron volver a la "vida normal". Pese de haber reconstruido gran parte de las edificaciones, vieron que estos cambios ambientales podían ser de mucha ayuda para el desarrollo del área e iniciaron un proyecto turístico.
En un primer momento, la Asociación “La Niña Pueblo Rural”, se dedicaba exclusivamente a brindar servicios a los pescadores que llegaban para la práctica de la actividad, sin embargo, con el paso de los años se fueron agregando nuevos atractivos. Para aprovechar el sitio, se instaló un puerto de deportes acuáticos donde se practica kayak, remos y otras actividades. Asimismo, este lugar es muy disfrutado debido a que reúne mucha naturaleza autóctona e invita a un viaje aventurero.
Una experiencia rural única
Para aprovechar la tranquilidad y seguridad de la zona, desde hace un tiempo se está implementando la cálida hospitalidad de las estancias y casas quitas que se ubican a lo largo de la localidad. Los propietarios de estos sitios ofrecen visitas guiadas por La Niña y dan la posibilidad de tener una experiencia 100% rural a través del conocimiento y visita de los establecimientos productivos. Además, muchas de ellas poseen zona de granja y huertas que son un perfecto plan para los más chiquitos de las familias.
Otro imperdible del pueblo es su recorrido histórico, que inicia en la vieja panadería, que aun cuenta con un antiguo horno romano; luego lo continúan una serie de viejas casa que cumplen con el estilo colonial de época y la pequeña capilla. Finalmente, el recorrido termina con la degustación de típica gastronomía criolla en el almacén y restaurante de campo.