Las medidas sanitarias establecidas durante la pandemia del coronavirus se abren al turismo al exterior más y más cada día, pero los turistas argentinos parecen favorecer hoy más que nunca los destinos nacionales. Después de la explosión de vuelos de cabotaje que trajo la Semana Santa, los citadinos esperan con ansias el próximo fin de semana largo para desconectar rodeados de naturaleza.

Con el feriado del Día del Trabajador este año cayendo en un domingo, los argentinos deberán esperar a las fechas patrias para organizar sus próximas vacaciones. Sin embargo, existen decenas de pueblitos a pocos kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires donde pasear, comer delicias campestres y desconectar de la rutina en apenas uno o dos días; como es el caso de Villa Ruiz.

Ubicado en el Partido de San Andrés de Giles, a tan solo 90 kilómetros de CABA, este pueblito de 500 habitantes es el marco ideal para pasar un fin de semana al aire libre, disfrutando de las múltiples posibilidades gastronómicas que ofrece. Es de muy fácil acceso: si venimos desde Buenos Aires por la RN 7 hasta Luján, allí tomamos el camino que nos conduce a Carlos Keen y luego hacemos unos 7 kilómetros por un camino asfaltado que nos llevará hasta Villa Ruiz.

Una vez allí, el recorrido por este pueblo rural puede comenzar en la estación de tren fundada en 1889, hasta el día de hoy en pie y utilizada como un centro de jubilados, para después seguir las huellas de la centenaria cancha de pelota paleta de los hermanos Botta hasta la histórica capilla Nuestra Señora de la Asunción y terminar en el arroyo de La Cruz, sobre el cual hay un viejo puente de hierro que también era utilizado por el ferrocarril.

No obstante, el atractivo que más convoca de este tranquilo pueblo rural es su oferta gastronómica, casera y llena de historia.

Qué comer en Villa Ruiz

A 90 kilómetros de CABA, Villa Ruiz ofrece unas de las mejores pastas caseras y carnes de campo.

Ya sea el desayuno o la merienda, no hay mejor lugar para disfrutar de un bocado dulce que la panadería Los Crosato, fundada en 1914. Esta tradicional panadería, adquirida recientemente por Sebastián Crosato y Karina Torres, abastece de pan, galletas de campo y facturas a los vecinos de Villa Ruiz, Carlos Keen, Luján y Cortinez.

Aquellos familiares con el turismo rural se acercan advertidos sobre la fama de su pan clásico, la variedad liviana (con masa madre y gluten, sin levadura), las facturas, la medialuna con jamón y queso, empanadas de hojaldre, pan dulce y chipá. Las delicias, que Sebastián lleva amasando desde los 6 años, salen calentitas del horno a leña de eucalipto en el centro de la cocina, uno de los dos hornos de leña más grande de todo el distrito.

La Pulpería de Ruiz es conocida en la zona por sus pastas y tablas de delicias campestres.

A la hora del almuerzo, el aroma a comida de campo comienza a emanar de La Pulpería de Ruiz. Los comensales se reparten entre los largos tablones que ocupan el salón principal y las mesitas multicolores ubicadas en el jardín de la casona de campo donde funciona el restaurante, y esperan que el cocinero Leonardo "Mono" Arévalo los deleite con su obra.

"Empecé en esto a los 10 años, pelando cebollas y cortando verduras. De a poco me animé a cocinar y ahora preparo de todo, aunque tengo en claro que el plato que mejor identifica a Villa Ruiz son las pastas, especialmente los ñoquis verdes, tallarines y ravioles de verdura", explicó Arévalo a Clarín. La pulpería también hace honor de su tradición campestre con abundantes tablas de mortadela, queso, rodajas de salame mercedino, bondiola y escabeches.

Las pastas caseras de Magnolia invitan a visitantes de toda la provincia.

Por último, la apertura de Magnolia Cocina a finales de 2021 atrajo a una nueva oleada de turistas, seducidos por el aroma de sus imperdibles pastas caseras y opciones vegetarianas. Este clásico restaurante de campo se instaló en una pintoresca casona de 1908, con paredes de ladrillos y un hermoso jardín donde pega el sol de la tarde.

Las pastas caseras son la atracción principal, ofreciendo anolini, ravioli, tortelloni y lasagna caseros, acompañados por deliciosas salsas, hongos y quesos de campo. La carne tampoco se queda atrás, con milanesas y cortes de asado a la orden del día para disfrutar todos los sábados, domingos y feriados, de 12 a 18 horas.