Escapada: el pueblito bonaerense "antiestrés" que tiene más de 100 años y se rehúsa a desaparecer
Escondido en este pueblito hay una panadería que deleita a sus vecinos con facturas, panes y demás delicias preparadas en máquinas que trabajan hace más de un siglo.
Luego de meses de encierro, los turistas porteños parecen buscar cada fin de semana para meter una escapada que los desconecte de la rutina en la ciudad, y en este frenesí por encontrar un destino cercano donde descansar, los pintorescos pueblos de la Provincia de Buenos Aires se convirtieron en una tendencia.
Pacíficas, abiertas y llenas de interesantes propuestas culturales, estas localidades atraen visitantes que buscan escaparse unos días del tumulto de la ciudad. A diferencia de los destinos más tradicionales, estos pueblos se encuentran a pocas horas de la Ciudad de Buenos Aires y ofrecen una tarde, o tal vez hasta un par de días, de tranquilidad y disfrute de los sabores del campo.
Uno de ellos es el pequeño pueblo de Bayauca, la localidad de Lincoln que se rehúsa a desaparecer. Bayauca es el pueblo más antiguo del partido bonaerense, a pocos meses de cumplir los 114 años desde su fundación. En la década del 70', cuando se vivió el mayor auge poblacional, entre la zona urbana y el campo se contabilizaban cerca de 2000 habitantes. Hoy, su comunidad se redujo en un 75%, por lo que cuenta con 600 habitantes.
Bayauca conserva los cimientos de una típica localidad argentina: una plaza en su centro, con la iglesia del pueblo de un lado y el edificio de la delegación municipal del otro. También cuenta con una librería, una escuela, una salita sanitaria bien equipada con su propia ambulancia y el Club Atlético Bayauca.
Pero los turistas de cercanía que se acerquen al pueblo en el caminito de tierra que los deja en su entrada no pasarán por ninguno de estos. Si llegan a tiempo para tomar unas copas, se detendrán en la Pulpería y Bar "Los amigos de siempre", un tradicional paraje campestre con algo más que historia en sus paredes. Y si llegan para la hora del desayuno o la merienda, no les quedará opción que parar en la panadería de Don Aldo.
Abierto todos los días, el negocio familiar de Don Aldo prepara el pan de cada día para los habitantes de Bayauca. Los dueños del lugar, Juan y Aldo, se encargan de encender todas las mañanas las máquinas de más de 100 años que utilizan para crear todo tipo de delicias. Su piedra angular es el horno a leña donde hornean las facturas, una bestia de 9 metros por 13 metros que se mantienen caliente durante 24 horas.
"Hubo una vez que nosotros abrimos las puertas para ofrecer el servicio de panadería al pueblo; después fue todos los días. Tenés que cumplir", afirmó Aldo en su charla con Guido Rodríguez, el influencer que descubre pueblitos bonaerenses. "Y tenés que amasar siempre el mismo tipo de pan, la misma calidad, el mismo peso cada pan, por eso tenemos la máquina de corte", agregó el dueño, quien reconoció que, después de años de servicio, "venimos bien".