De rimas en la calle a conciertos multitudinarios: quién es Duki, el artista argentino más escuchado del mundo
El nombre artístico de Mauro Lombardo recorre el mundo, llevando lo último de la música argentina a un escenario global. Desde sus inicios en las batallas barriales al mejor año de su carrera, conocé el fenómeno musical que tiró las reglas por la ventana.
En 2016, el artista argentino conocido como Duki comenzó un rápido ascenso que hoy lo encuentra en lo más alto de la industria musical nacional. El trapero bonaerense que empezó escapándose de clase para tirar rimas con sus amigos es hoy el artista argentino más escuchado del mundo.
A pesar de su resonante éxito, Duki reconoció frente a los fanáticos que gritaron sus canciones en el Movistar Fri Music que todavía le falta crecer: "Estoy aprendiendo a dar shows en vivo, gracias por bancarme y espero que lo disfruten", se disculpó en medio del concierto. Y es que a pesar de su resonante éxito, recién cinco años en su aparentemente infinita ola de popularidad Duki comienza a subirse a los escenarios.
Y es que el éxito de su música llegó en gran parte a través del mundo digital: gracias al éxito bestial que sus primeras canciones recibieron en plataformas como Spotify y YouTube, sumado a su gran poder de convocatoria, las redes sociales hicieron lo que las redes sociales hacen y amplificaron su mensaje con una velocidad vertiginosa.
El resultado fue un imperio que continúa creciendo. Durante 2021, su año más exitoso hasta el momento, lo escuchamos en dos nuevas producciones: los discos "Desde el fin del mundo" y "Temporada de reggaetón". Con la potencia de siempre, el artista trabajó codo a codo con algunos de los nombres más grandes de la industria, como Nicki Nicole, Bizarrap y Tiago PZK, para volver a sacudir la escena.
Quién es Duki, el argentino más escuchado del mundo
Mauro Ezequiel Lombardo Quiroga, mejor conocido como Duki, nació el 24 de junio 1996 en el barrio porteño de Almagro. Según reportó RollingStone en la nota de tapa que lo tuvo como protagonista, Lombardo no fue el alumno más adepto. Con sus padres recién divorciados, Duki repitió segundo y cuarto año (cuarto, de hecho, lo repitió dos veces) y, pese a la insistencia de su mamá, nunca terminó la secundaria, prefiriendo dejar el aula para recorrer la ciudad con sus amigos.
Fue en una de sus excursiones extracurriculares a Puerto Madero que tuvo su primer encuentro con el rap, en forma de un grupo de pibes que improvisaban rimas en un círculo: "Yo tengo mucho potencial pero soy muy pajero: me costaba encontrar algo que me motivara. Y acá fue la primera vez que pensé: '¡Ah, es esto!'".
Un nuevo camino se abrió frente a él, y mientras Duki no tuvo dudas acerca de perseguirlo, su madre sí; y no tuvo problemas en decírselo: "No es que yo no creyera en él", contó Sandra a la revista musical. "Pero… ¿Cuántos pibes hay que quieren jugar al fútbol, y cuántos son Messi? Yo nunca socavé lo musical en Mauro, al contrario. Es solo que, cuando él me decía que iba a vivir de la música, yo le preguntaba: '¿Y cuál es el plan B?'".
A pesar de las dudas de su madre, Duki se subió al tren de las batallas de rap, trepando desde abajo en encuentros barriales hasta que, en 2016, llegó al Quinto Escalón, uno de los torneos más reconocidos del país. Su victoria frente a Nacho en la fase final fue su primer gusto de algo más grande, pero pronto se vería obligado a dar un paso atrás antes de seguir adelante.
A pesar del instantáneo éxito de "No vendo trap", problemas de licencia y una falta de temas para armar un concierto le evitaron capitalizar de su repentino éxito. Sintiendo que su oportunidad había pasado, Duki vivió un tiempo de revender LSD, MDMA y otras drogas y cayó presa de una adicción al Xanax, un tranquilizante que conseguía falsificando recetas médicas. "La gente me veía como un zombi, pero yo me sentía re bien", contó a la RollingStone. "Actuaba sin pensar".
Lo que Duki no sabía, es que en un pequeño estudio sobre la Avenida Santa Fe, él mismo había plantado las semillas de su éxito. En 2017, bajo el sello discográfico Mueva Records, Duki había compuesto y grabado tres temas que explotaron: "Hello Coto", "Loca", y el famosísimo "She Don’t Give a FO". Luego de una gentil intervención por parte de su familia y una semana sacando el xanax de su sistema, Duki logró subirse a sus primeros escenarios.
A los hits de 2017 pronto le siguieron los primeros álbumes: el debut con "Súper sangre joven" recibió el certificado platino en Argentina, superado por "Desde el Fin del Mundo", que además del platino fue el álbum digital más vendido del país, y "Temporada de reggaetón". Y en el medio, nominaciones a los Grammy Latinos y colaboraciones con Bad Bunny.
El éxito de Duki no tardó en llamar la atención de las grandes empresas del entretenimiento. Tanto Sony como Universal se acercaron al cantante en los inicios de su acenso con ofertas comerciales que tuvieron que retirar de la mesa cuando Duki se les rio en la cara: "A la presidenta de Universal, le dije: 'Mirá, la voy a hacer corta: yo no soy Lali Espósito, yo no quiero fama. Yo soy un pibe que viene de no tener nada, y quiero ser una leyenda musical, ¿entendés? Yo tengo más hambre que toda la gente que está en este edificio. Me voy a comer el mundo. No quiero un contrato pop, no soy Sebastián Yatra, que lo vas a poner a hacer prensa. Las bolas. Yo voy a hacer mi música y lo único que necesitás es eso'".
Duki recibió el 2022 con lo que él mismo describió como "el mejor show de su vida" arriba del estadio de Villa Crespo. En una publicación de Instagram que hizo luego del concierto el trapero agradeció a familia, amigos y colaboradores por "un año mágico y especial para mi carrera y mi vida personal".
También le dedicó un saludo especial a la cantante Emilia Mernes, la segunda mitad de lo que el productor Bizarrap llamó "la pareja de la década": "Y por último a una persona muy especial que conocí este año y me hizo volver a disfrutar muchas cosas que ya no disfrutaba, la que me puso a hacer reggaetón, la musa de mis chanteos te amo esha".