Celebrar el simple hecho de estar vivos es algo que en el vaivén de la rutina muy pocas veces solemos lograr hacer, pero que, con el transcurrir de la pandemia del coronavirus, hemos comenzado a darle el valor que realmente se merece

En ese sentido, la posibilidad de poder volver a aquellos amigos - y a aquellas amigas - con las que se compartieron viajes, vivencias y tardes enteras de charlas y risas son algunas de las razones que hacen que adultos mayores de distintos puntos del país vivan con gran emoción el regreso a los centros de jubilados

Con el avance de la vacunación, son muchos los lugares que comenzaron durante este mes de septiembre a darse el gusto de poco a poco comenzar a abrir sus puertas, recibir a sus socios y dar el puntapié inicial a una nueva etapa, para comenzar a dejar atrás los días más difíciles que provocó esta maldita enfermedad del Covid-19. 

El reencuentro de dos amigas después de un largo tiempo.

“El día del regreso al centro, la masajista pidió un aplauso para los abuelos que ya no están y fue un momento muy emocionante, cuenta con su voz quebrada a Crónica Margarita “Kuky” Sánchez (60 años), presidenta de los centros de jubilados De Los Patricios y Doña Bety, en los barrios porteños de Barracas y La Boca. 

El relato de “Kuky” se repite en las voces de distintos de centros del Área Metropolitana de Buenos Aires, quienes cuentan a cómo viven las reaperturas de sus establecimientos y cómo empiezan a planificar los viajes en grupo para jubilados, permitidos por el Gobierno a partir del próximo 1º de octubre. 

El placer de reencontrarse

El pasado 20 de septiembre se festejó en Argentina el “Día del jubilado”, que sirvió como pretexto para poder armar, en muchos casos, las primeras reuniones entre adultos mayores tras más de un año y medio sin poder hacerlo. 

Tal fue el caso de varios centros de jubilados de la ciudad de Buenos Aires, que se congregaron para celebrar este día, como fue el caso del centro De Los Patricios, en Barracas. 

No se vieron más por la pandemia y ahora se juntaron a comer.

“Tuvimos nuestra primera reunión y festejamos con los centros de la zona. Asistieron 38 personas y recibimos la visita de un mariachi, que tocó música mexicana y después cumbia. Ver la emoción de los jubilados fue algo muy lindo”, explicó Sánchez. 

La mujer apuntó que se vivieron fuertes emociones en la primera reunión, que dejó un sabor de dolor y amargura por quienes ya no están presentes producto de la pandemia, y al mismo tiempo, la alegría de personas que no se veían hace mucho y pudieron volver a reencontrarse. 

Al respecto, “Kuky” cuenta que durante los últimos días realizaron algunas recorridas junto a los jubilados, como a un teatro de La Boca, mientras poco a poco más personas, que van perdiendo “el miedo” a salir de sus casas y volver a estar presentes en una salida o en una reunión, vuelven a acercarse. 

“Empezamos a abrir tres veces por semana. La primera vez eran solo 6 personas las que vinieron, después fueron 15 y ahora 30. Fueron tomando confianza y además se enteraron de que estamos jugando al bingo, que es algo que disfrutan mucho, por lo cual fue por eso que comenzaron a venir más”, asegura, entre risas, Sánchez. 

“Kuky” enfatiza que aplicaron los protocolos para el funcionamiento de los centros, que “permiten hasta el 50% de la capacidad, así como la disposición de elementos sanitizantes y de buena ventilación en los lugares”. 

En la misma sintonía que Sánchez, Alberto Rossi (71 años) del centro de jubilados Nicolás Avellaneda, situado sobre la localidad bonaerense de Gerli, cuenta que el pasado domingo celebraron la reinauguración del lugar, con la presencia de los socios y una gran fiesta. 

Al igual que en el caso del centro de La Boca, Rossi resalta que lo que primó en el reencuentro fue “la emoción de volverse a ver con personas queridas que no se cruzaban hace mucho por la pandemia”

Tras las flexibilizaciones, los abuelos volvieron a reunirse.

“Toda esta situación generó muchas más ganas aún de poder estar. Nosotros reabrimos tres actividades de forma presencial, que son los talleres de folclore, teatro y taller de la memoria. Lo que encontramos es que están viniendo más personas que las que asistían antes de la pandemia, algo que demuestra las ganas que tenían de volver”, remarca. 

El tiempo que estuvieron cerrados les permitió también realizar arreglos en el edificio, por lo que Rossi valora que pudieron dejar el centro “en buen estado para el regreso”

No obstante, algunos espacios todavía están preparando el regreso, como es el caso del centro de jubilados Juan Manuel de Rosas de la localidad bonaerense de San Francisco Solano, del cual su presidente, Luis Correa, destacó que espera “en los próximos días ya abrir sus puertas”, mientras ya se ilusiona con “volver a jugar a las cartas, la lotería y las bochas con los compañeros”

Proyectar juntos otra vez

El retorno de los viajes grupales a partir del 1º de octubre en Argentina genera ilusión en los centros de jubilados, frente a la chance de volver a realizar una de las actividades más frecuentes e importantes que tienen estos lugares, tanto desde lo económico como por lo social. 

Al respecto, Sánchez señala que ya tiene planificado su primer viaje grupal para el próximo 31 de octubre, con “un día entero en una quinta en Pilar”, mientras organiza “un viaje a Carlos Paz y otro a Mendoza para noviembre, al que ya se anotaron varias personas”

Con el mismo entusiasmo, Rossi indica que para el próximo 27 de octubre ya tienen planificado pasar un día “en alguna localidad del interior de Buenos Aires” y cuentan con reservas para viajes a “San Luis, Salta, y otras zonas del noroeste argentino”. 

“Es muy importante para nosotros poder volver a estar en funcionamiento. Les da vida a nuestros jubilados y estamos volviendo a vivir grandes emociones. Yo tuve Covid y hubo algunos que perdimos en el camino, pero hoy estamos bien”, concluyó.