El paso de los años hace que el organismo vaya sufriendo diversos cambios o dolencias que causan molestia, y una de ellas tiene que ver con las enfermedades reumáticas, que son aquellas que repercuten de forma exclusiva en el aparato locomotor.

La cuestión, según lo detallado por la ciencia, es que existen más de 200 tipos de enfermedades diferentes en este ámbito, y por ende, la reumatología es la especialidad de medicina que se ocupa de las mismas, y las enfermedades autoinmunes sistémicas. El especialista a la hora de atender este tema es el reumatólogo.

Catálogo de afecciones

Algunas de esas enfermedades son osteoporosis, artritis, artrosis, uveítis, gota, fibromialgia, Síndrome de Sjogren y Enfermedad de Behcet, entre otras. En tanto, a la hora de conocer sus síntomas (que varían según el paciente y su patología) algunos son los siguientes: dolor, convirtiéndose a veces en crónico, y el dolor articular puede venir acompañado por inflamación o deformidad, en tanto, otros síntomas son hinchazón, enrojecimiento y calor en las articulaciones, sobre todo en el caso de la artritis reumatoidea, rigidez matutina de las articulaciones, fatiga, cansancio, sensación de debilidad y falta de vitalidad, malestar generalizado, fiebre, contracturas musculares, alteraciones del sueño nocturno, hormigueo y quemazón cerca de la articulación, pérdida de la función de una o diversas articulaciones y movilidad limitada.

Sin embargo, algunas enfermedades reumáticas pueden dañar diversos órganos o sistemas, como la piel (manchas o heridas), riñones (sangre en la orina), ojos (pérdida de visión), pulmones o corazón (dolor en el pecho o sensación de falta de aire).

¿Por qué se originan?

A la hora de saber cuáles son sus causas, hay variadas, pero generalmente se dan por cuestiones inmunológicas, genéticas, como en el síndrome de hiperlaxitud articular, infecciosas como en la fiebre reumática, degenerativas, siendo la más común la artrosis, metabólicas, como la gota o las inflamatorias, sin causa conocida clara, pero que provocan inflamación de las articulaciones, como la artritis reumatoidea.

Un punto a tener en cuenta es que las enfermedades reumáticas no se pueden prevenir, pero sí se pueden evitar algunos problemas asociados, con lo cual se recomienda proteger las articulaciones de esfuerzos excesivos y movimientos repetitivos, pero también es importante controlar el peso corporal, llevando hábitos de vida saludables (como la práctica de ejercicio moderado o una dieta equilibrada mediterránea).

Diagnóstico a realizar

Para realizar un diagnóstico de este tipo de enfermedades, se lleva a cabo una entrevista con el paciente y una exploración física exhaustiva. En este aspecto se evalúan y valoran las características del dolor y las articulaciones afectadas, y con un análisis de sangre, puede ser clave para un profesional de la salud.

Además, otras pruebas que pueden servir para confirmar al médico el tipo de diagnóstico a ratificar son las radiografías, ecografías o resonancias magnéticas, entre otros estudios a tener en cuenta.

Se llevan a cabo esta importante cantidad de estudios o pruebas para que el profesional de la salud tenga la certeza total de que padece el paciente, y de esta manera, sí aplicar el tratamiento exacto y respectivo que necesita esa persona, y obviamente apoyado en todos los medios tecnológicos que hoy existen al alcance de la mano.

Reuma: ¿Cómo se lo trata?

Los tratamientos en general combinan descanso, relajación, dieta apropiada, ejercicio moderado, terapias en el agua, terapias de movilización leve, terapia de frío y calor, medicamentos, instrumentos especiales para ayudar al paciente, férulas o dispositivos ortopédicos y cirugía para restaurar la función de alguna articulación o aliviar el dolor.

En cuanto a la medicación, las que se aconsejan son analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos, corticoides, modificadores de la respuesta biológica, sustitutos de ácido hialurónico y medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad.