Remedios caseros de la abuela: cómo hacerlos y qué efectividad tienen
Curan desde malestares estomacales a golpes leves con ingredientes naturales y que siempre tenemos en la alacena o heladera. Siete de estos "salvadores" fueron avalados por especialistas que además brindaron un justificativo. ¡Conocelos!
Además de prestar un oído y un hombro para los malos momentos, cumplir los mejores caprichos, y compartir los consejos más sabios de la vida, las abuelas siempre tienen una solución para cada problema o malestar físico, y no importa cuál sea su método, su tranquilidad y seguridad al hacerlo transmite confianza al instante.
Aunque creas que son mágicas –ellas y sus hazañas-, lo cierto es que en los últimos años se comprobó que algunos de los remedios caseros que se compartían en familia por generaciones tienen cierta validez científica.
De acuerdo con una publicación del diario español El País, existen al menos 7 recetas de remedios caseros al estilo de las abuelas “antiguas” para sanar que están justificados por la ciencia.
Agua con Limón para prevenir los catarros o curar el estómago
Se trata de uno de los remedios caseros más sencillos y efectivos de las abuelas. Ya sea con una infusión caliente, tipo te, o como un refresco frío para el verano, esta bebida quita la sed y tranquiliza cuando enfermamos. ¿El motivo? El limón es rico en vitaminas C, del grupo B, y minerales. Además, es un gran antioxidante y antiviral que protege frente a los catarros y las gripes, y posee propiedades depurativas.
Asimismo, la limonada casera preparada como remedio sirve especialmente para la diarrea: se debe mezclar agua, limón, una punta de cucharada pequeña de sal y otra de bicarbonato con un poco de azúcar para endulzar. Esto puede ingerirse solo o en conjunto con una solución isotónica en la farmacia.
En tanto, en diálogo con el diario español, el médico de familia del cento de salud de Solana del Pino, José Luis Espejo, remarcó al respecto: “Estas mezclas reponen los líquidos y minerales que se pierden en la diarrea y previenen la deshidratación”.
Sopa o caldo de pollo para la fiebre o la falta de apetito
Comúnmente se cree que los caldos o sopas corresponden a los climas invernales u otoñales, pero es necesario erradicar esta idea y comenzar a digerir estos platos nutritivos en el día a día de todo el año.
Los médicos recomiendan comer sopa de pollo en caso de tener fiebre o dificultades para digerir alimentos, y es por esto que las abuelas son expertas en esta preparación. Una cocción lenta y controlada, con variedad de ingredientes –que incluyen el pollo, los huevos, verduras y a veces pasta- dan como resultado un plato rico y fortalecedor.
La jefa del hospital Gregorio Marañón de Madrid señaló a El País que esta comida provee de “proteínas fáciles de digerir” de un modo bastante cómodo y agradable.
Bananas y plátanos para evitar los calambres
La banana y el plátano son las frutas más ricas en potasio por excelencia, y son las que mejor ayudan a solucionar el molesto y desagradable problema de los calambres ante la falta de minerales. “El plátano es una de las frutas más ricas en potasio, junto con la papaya o las nueces. La abuela lo sabía, y ahora ya sabe usted por qué Rafael Nadal come plátanos en sus partidos de tenis”, bromeó Arturo Granero, jefe del área de secuelas de la mutua Fraternidad Muprespa.
Té de manzanilla contra el dolor de estómago
Otro de los clásicos de la abuela es sin lugar a dudas el té de manzanilla. Lo preparaban cada vez que aparecían los retorcijones en el estómago por un empacho o indigestión. Algunos lo toman solo con agua, otros le añaden leche. La manzanilla dulce es una de las plantas medicinales más consumidas por sus múltiples propiedades que aportan bienestar general, si bien destacan las digestivas.
Sobre este tema, Espejo remarcó: “Alivia los ardores, la indigestión y otras molestias gástricas, pero no sustituye a ningún medicamento. Los médicos naturistas la indicamos como protector gástrico y tratamiento de la úlcera de estómago, tanto en infusiones como en el aceite esencial de las flores de la manzanilla, la parte de la planta donde se encuentra un compuesto antiulceroso llamado azuleno”.
Paños con alcohol para los golpes
Cuando los niños se golpeaban o se caían con fuerza contra el suelo, las abuelas solían llevarles unos paños empapados en alcohol de 90%. El motivo es que al evaporarse el alcohol, causa un efecto de frío en la zona donde se aplica y está la contusión. “Es uno de los más utilizados por su doble acción, de frío y antiinflamatoria, tanto para estas lesiones como para los dolores musculares y artritis crónica”, detalló Granero a ese medio.
Baños de agua fría para bajar la fiebre
Ante las elevadas temperaturas del cuerpo como síntoma de la fiebre, las abuelas sugerían dar un baño de agua fría a los pequeños, pero nunca de golpe. Grano destacó que lo que se debe hacer es llenar la bañadera con agua tibia hasta que cubra medio cuerpo del niño, y luego, añadir agua fría despacio para que se enfríe poco a poco, y así se va normalizando la temperatura corporal”.
Otra opción de remedio casero de abuela era el paño de alcohol 90%, que además de refrescar la piel y bajar la fiebre, servía como masaje para la zona de la frente.
Compresas de vinagre para heridas rebeldes que no cicatrizan
Finalmente, los especialistas remarcaron esta técnica casera que utilizaban las abuelitas antiguas, que consta en añadir un chorrito de vinagre a un paño y colocarlo 15 minutos al día sobre una herida que no quiere curar.
El vinagre (ácido acético) es uno de los aderezos que las abuelas tenían más a mano. Posee múltiples propiedades y usos. "El vinagre es un excelente antibiótico que elimina las bacterias que suelen infectar la piel de forma inmediata, sobre todo, el estafilococo aureus y la pseudomona. La Clínica Mayo de Estados Unidos utiliza estas curas para ayudar a cicatrizar todo tipo de heridas", apunta Ricardo Ruiz, jefe de la unidad de Dermatología de la Clínica Ruber, de Madrid.
Por último, el medio resaltó que todos estos remedios caseros de abuela son efectivos en sus hijos y nietos no solo por su aspecto científico, sino también por el factor psicológico. De acuerdo con El País, las abuelas transmiten una sensación estabilizadora que hace que la sensación de unidad familiar se refuerce al instante.
“No es solo el aspecto biológico o curativo, sino que la abuela ejerce un papel de unidad y cohesión. No hay que olvidar que la red familiar es una de las estructuras de apoyo de los humanos, junto con la empatía y la inteligencia”, concluyó José Francisco Tinao, director médico de la Clínica de Medicina Integrativa de Madrid.