Si existe algo en lo cotidiano es que cualquier tipo de accidente o siniestro se puede presentar en nuestro camino y si no se sabe actuar de forma correcta, puede terminar de la peor forma. Es por eso mismo que se recomienda tener un conocimiento básico de los Primeros Auxilios (PPAA), ya que esta práctica podría salvar una vida.

El primer punto válido y avalado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es que hay que concientizar a la población acerca de la prevención de los accidentes laborales y de las enfermedades profesionales.

Uno de los elementos fundamentales para garantizar la seguridad en el ámbito laboral es la capacitación en RCP y el uso de un DEA, ya que según la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), una buena parte de las víctimas de un paro cardiorrespiratorio (PCR) podrían sobrevivir si los testigos pudieran actuar de forma inmediata. Además, describen que el entrenamiento de la comunidad en reanimación cardiopulmonar básica (RCP), y el acceso a un Desfibrilador Automático Externo (DEA) permiten salvar vidas y evitar secuelas neurológicas incapacitantes más adelante.

Cabe destacar, que los especialistas sostienen que si una persona cae inconsciente de manera imprevista, lo primero que hay que hacer es llamar al servicio local de emergencias médicas y comenzar rápidamente las maniobras de RCP, ya que se calcula que por cada minuto de demora, se pierde un 10% de posibilidad de sobrevida y más allá de los 5 minutos, la probabilidad se reduce considerablemente. Lo cierto, es que la RCP puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, por lo cual es fundamental que todos realicen un curso de capacitación.

RCP: realización efectiva

En tanto, para aquellos que desconocen cómo realizar las maniobras de RCP, estos son los pasos a seguir: 1) verificar que la escena sea segura. Si la víctima no responde y no respira con normalidad llamar al servicio de emergencias y comenzar la RCP, 2) asegurarse de que la víctima esté tendida de espaldas y sobre una superficie firme y plana, 3) retirar su ropa para dejar el pecho descubierto, 4) colocarse de rodillas de manera perpendicular al cuerpo de la víctima, ubicar la base de una mano en el centro del pecho (sobre la mitad inferior del esternón) y la otra por encima de la primera, 5) con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comenzar a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de forma constante (el ritmo y frecuencia debe ser entre 100 y 120 compresiones por minuto), 6) dejar que el tórax vuelva a su posición normal, y realizar las compresiones hasta que la víctima se recupere, o hasta la llegada de la ambulancia y 7) realizar desfibrilación precoz.

En cuanto al DEA, este elemento es un dispositivo electrónico portátil que diagnostica y puede ayudar a restablecer el ritmo cardíaco cuando una persona sufre un paro cardíaco. La desfibrilación consiste en emitir un impulso de corriente continua al corazón, para tratar que el mismo retome su ritmo normal.

El beneficio de este tipo de dispositivos es que permite actuar a cualquier persona sin conocimiento de las arritmias, por ello su uso está destinado tanto a personas ajenas al mundo sanitario como a personal de salud que se encuentre fuera de un ámbito asistencial hospitalario.

En la gran mayoría de los paros cardio respiratorios, los ritmos cardíacos predominantes son las arritmias con ritmos de Taquicardia Ventricular (TV) o Fibrilación Ventricular (FV), y la manera de lograr una supervivencia aceptable es la realización de RCP de forma precoz, alternando masaje cardíaco externo y desfibrilación rápida (método para restituir el ritmo cardíaco normal).

Atragantamiento

Un segundo episodio que puede pasarle a cualquiera, no importa el ámbito ni el momento, tiene que ver con el atragantamiento, que suelen en algunos casos terminar de manera trágica.

Con lo cual, la pregunta que surge es ¿Cómo debemos actuar ante una situación de atragantamiento?, a lo cual se recomienda proceder de la siguiente forma: Tomar a la persona por detrás y debajo de los brazos, colocar el puño cerrado por encima de su ombligo, justo en la línea media del abdomen, y luego colocar la otra mano sobre el puño y reclinar el cuerpo hacia adelante y efectuar una presión abdominal centrada hacia atrás y arriba, con un movimiento seco y directo bajo la caja torácica de seis a 10 veces rápidamente.

En el caso de personas obesas o embarazadas, es preferible que la persona se tumbe en el piso con la cabeza ladeada y se apliquen compresiones en el pecho y continuar la maniobra hasta conseguir la desobstrucción, o llegue el auxilio médico solicitado para el apoyo vital avanzado.

En el caso de lactantes, se recomienda colocar al bebé boca abajo a lo largo del antebrazo, usando el muslo o el regazo para apoyarse, sosteniendo el pecho del bebé con la mano y su cara con los dedos de la mano, la cabeza del bebé debe quedar apuntando hacia abajo, a un nivel más bajo que su cuerpo y dar hasta cinco golpes fuertes y rápidos entre los omóplatos del lactante.

Un tercer episodio es cuando se produce un accidente de tránsito y es imperioso actuar de manera rápida, con lo cual existen una serie de recomendaciones: 1) es clave observar alrededor y verificar las condiciones del lugar para no exponerse al peligro, buscando la seguridad del mismo, 2) no mover a la persona enferma o lastimada, 3) llamar al servicio de emergencia del lugar, transmitiendo la dirección exacta de donde nos encontramos, para que nos localicen sin inconvenientes, accionando la cadena de supervivencia, la cual hace referencia a una serie de pasos y de acciones a seguir ante una víctima que está padeciendo una situación de emergencia sanitaria y 4) no tocar en forma directa ningún tipo de secreciones.

Verdades y mentiras

Existen una serie de mitos sobre cómo actuar en un caso de urgencia, sin embargo, los especialistas se encargaron de confirmar que hacer en cada episodio.

Ante un corte suelen poner alcohol sobre ellas, con el fin de limpiarlas: el agua es suficiente para limpiar cualquier herida, más tratándose de una de no gran magnitud.

Si un miembro está sangrando mucho, hay que hacer un torniquete por encima de la herida, pero la medida es errónea. Es una maniobra que interrumpe el flujo sanguíneo y causa daño a los tejidos. Hay que presionar sobre la herida con apósitos estériles y limpios para que coagule y disminuya el sangrado.

Cuando sangra la nariz, echar la cabeza para atrás: podría generar que la sangre se vaya a los pulmones o hacia el estómago, provocando vómitos. La solución es apretar la nariz por unos minutos.

Ante quemaduras, colocar manteca: lo que se logra es aislar el calor, producir cicatrices y originar una infección. Lo recomendable es usar agua potable para limpiar la zona.

Si un chico toma lavandina hay que hacerlo vomitar: puede causar más daño cuando el vómito abandona el organismo, ante una intoxicación, hay que llamar a emergencias y seguir indicaciones. Jamás hay que provocar el vómito.

¿Qué hacer en un ahogamiento?

La ventilación es el tratamiento más importante para las víctimas de lesiones por inmersión y la respiración de rescate debe comenzar tan pronto como el socorrista llegue a una superficie estable, debiendo alguien haberse comunicado con el servicio de emergencias y solicitado una DEA para usarlo si es necesario.

Si la persona pareciera haberse recuperado, se la debe tranquilizar hasta que llegue la ayuda médica. No hay que subestimar estas situaciones y se debe administrar oxígeno suplementario para ayudar a mejorar la capacidad respiratoria.

Al estar mojado, el ahogado perderá temperatura, entrando en hipotermia, por lo cual hay que cubrirlo con ropa seca. Además, como los pulsos pueden ser difíciles de palpar en un paciente hipotérmico, se debe efectuar una búsqueda durante un minuto antes de iniciar las compresiones torácicas.

Finalmente, al mover a una persona que se está ahogando, se debe tener precaución y evitar voltearle o doblarle el cuello. En lo posible, hay que mantener la cabeza y cuello quietos durante la reanimación cardiopulmonar y el traslado.

POR G.A.