Diferentes organizaciones nacionales del ámbito de la salud presentaron una propuesta ante la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) para que Argentina avance en una política de eliminación de las grasas trans más restrictiva y que prohíba el uso de aceites parcialmente hidrogenados.

La iniciativa surgió como respuesta a los peligros que el consumo de grasas trans supone para la salud. Aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, de muerte súbita de origen cardíaco y de diabetes mellitus, entre otras enfermedades. Es por eso que la evidencia científica disponible establece que estas grasas no son esenciales, no se requieren para ninguna función biológica en el organismo y no tienen ningún beneficio para la salud.

La propuesta fue impulsada por la Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC Argentina), la Fundación para el Desarrollo de Políticas Sustentables (FUNDEPS), la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (FAGRAN), Consumidores Argentinos (CA) y la Sociedad Argentina de Nutrición en Alimentos Reales (SANAR).

El artículo 155 tris del Código Alimentario Argentino (CAA), el que se pretende modificar, establece el límite al total de grasas trans que pueden incorporar los ingredientes y materias primas que intervienen en la producción de alimentos.

El mismo aclara: "el contenido de ácidos grasos trans de producción industrial en los alimentos no debe ser mayor a: 2% del total de grasas en aceites vegetales y margarinas destinadas al consumo directo y 5% del total de grasas en el resto de los alimentos, incluidos aquellos que son utilizados como ingredientes y materias primas". Las organizaciones proponen que se establezca un límite máximo del contenido de ácidos grasos trans (AGT) de producción industrial del 2% respecto a las grasas totales en todos los productos, incluidos aquellos que son utilizados como ingredientes y/o materias primas, y prohibir asimismo el uso del aceite parcialmente hidrogenado.

Pese a las recientes modificaciones incorporadas en el artículo 155 tris del CAA, donde se aclaró que en la restricción y límites máximos de grasas trans están incluidas las materias primas e ingredientes, "la normativa continúa siendo insuficiente", aseguran las organizaciones que encabezan la solicitud.

La mayoría de las galletitas dulces incorporan grasas trans.

Además, si bien el Estado desde el 2010 trabajó en reducir la presencia de los ácidos grasos trans de la cadena de suministro, actualmente existe una desactualización respecto a los límites que proponen los organismos internacionales expertos en la materia. Un ejemplo es el paquete de medidas REPLACE (2018) de la OMS que apunta a eliminar los AGT del suministro de alimentos y el Plan de acción para eliminar los ácidos grasos trans de producción industrial 2020-2025”, lanzado en el año 2020, que busca facilitar la implementación de las políticas y medidas a nivel nacional. En ambos documentos, se recomienda adoptar marcos regulatorios para eliminar o reducir el contenido de AGT a un máximo del 2% del contenido total de grasas en todos los productos alimenticios. Si se acompaña esta recomendación con una prohibición de los aceites parcialmente hidrogenados (APH), puede tener un efecto agregado al permitir la aplicación de medidas contra otras fuentes de ácidos grasos trans, como los aceites refinados de mala calidad.

Sobre las grasas trans

Los ácidos grasos trans industriales (AGT-PI), conocidos como “grasas trans”, están presentes en una gran cantidad de alimentos procesados como panificados, productos de repostería, galletitas y productos de copetín. Estas grasas son elaboradas por la industria alimentaria mediante un proceso llamado "hidrogenación", el cual transforma los aceites vegetales líquidos en grasas semisólidas. De esta forma se da la creación de APH que aumentan la solidez y estabilidad de las grasas.

Un amplio conjunto de evidencia ha demostrado que el aumento del consumo de AGT-PI tiene graves consecuencias para la salud. De acuerdo a estudios de la OMS, son un factor importante en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares (ECV) y las enfermedades no transmisibles (ENT) en todo el mundo, ocasionando un estimado de medio millón de muertes cada año.

En este sentido, cabe recordar los riesgos para la salud asociados al consumo de grasas trans:

  • Aumentan el riesgo de enfermedades como cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular isquémico, inflamación, diabetes y cáncer.
  • Incrementan el riesgo de muerte prematura por esta y por otras causas.
  • Aumentan, en mayor medida que las grasas saturadas, el colesterol LDL (el más perjudicial) y disminuyen el colesterol HDL (benéfico).