En tiempos donde la pandemia de coronavirus no detiene su marcha en todo el planeta, se detectaron graves problemas en cuanto a la donación de sangre, órganos o médula ósea, ya que el temor y la incertidumbre reinante hicieron que esta "acción de vida" caiga a niveles preocupantes, por lo cual es importante tomar conciencia que estos actos pueda salvar la vida de millones de personas.

De manera anual y en todas las latitudes, miles de personas son diagnosticadas con enfermedades que requieren tratamientos que contengan células progenitoras hematopoyéticas (CPH), que son las encargadas de producir los componentes de la sangre. Estas células provienen de la donación de médula ósea, y se pueden donar en vida de dos maneras.

Compromiso con el prójimo

Respecto a la importancia de donar médula ósea, la doctora Dra. Valeria El Haj (M.N. 99.291 y directora Médica Nacional de OSPEDYC) relató que "a diferencia de otras prácticas médicas, la donación requiere de la participación y compromiso de la sociedad para ayudar a quienes sufren diferentes enfermedades que pueden tratarse con estas donaciones. La persona interesada deberá donar una unidad de sangre en los Centros de Donantes que funcionan en servicios de hemoterapia de diversos hospitales y así inscribirse en el Registro Nacional de Donantes Voluntarios de CPH (médula ósea o sangre periférica)".

Cabe destacar que hoy en día, todas las personas entre 18 y 55 años que gocen de una buena salud pueden estar inscriptos en el registro para donar médula ósea. La muestra que se toma al donante de la unidad de sangre es de vital importancia para realizar el análisis del código genético (HLA). Asimismo, los datos de HLA se ingresan a la base informatizada del Registro Nacional que, a su vez, integra una Red Internacional que agrupa a más de 28 millones de donantes en todo el mundo.

"Las CPH sólo se donan si hay alguien que lo necesite y sea 100% compatible con el código genético (HLA)", agregó la facultativa.

¿Quiénes pueden ser tratados?

Cabe destacar que, pacientes con enfermedades como leucemia, anemia aplástica, linfoma, mieloma, errores metabólicos o déficit inmunológicos pueden ser tratados con un trasplante de médula ósea.

"En una primera etapa, para efectuar el trasplante de CPH, al paciente se le destruyen las células enfermas mediante tratamientos que combinan quimioterapia y/o radioterapia, para luego infundir las células extraídas del donante", subrayó detalla la profesional de la salud.

De esta forma, las células trasplantadas comenzarán a producir células sanguíneas propias en un plazo relativamente corto.

"A través del Registro Nacional de Donantes Voluntarios se podrá donar una vez por cada método de extracción. Con ambos métodos, las células donadas se regeneran rápidamente; al mes de la extracción, la persona está en condiciones de donar nuevamente. Por lo tanto, si un familiar necesitara su donación, podría hacerlo sin inconvenientes", concluyó la especialista en el tema.