Día Mundial del Corazón: ante la flexibilización de las restricciones por el Covid, médicos aconsejan retomar los chequeos de rutina
Los factores de riesgo, como la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo, el sobrepeso y el sedentarismo, empeoraron durante la pandemia de coronavirus y las consultas disminuyeron.
La pandemia de Covid-19 hizo que los controles cardiológicos se posterguen. En el Día Mundial del Corazón, fecha en la que se concientiza acerca del cuidado de la salud cardiovascular, y ante el alivio de la situación sanitaria, especialistas aconsejan retomar los chequeos de rutina
Los factores de riesgo como la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo, el sobrepeso u obesidad, el sedentarismo se vieron influenciados durante este período de forma negativa. “Todos ellos han empeorado si ya estaban presentes o aparecieron, dado por los cambios en la dieta, la falta de ejercicio, y el estrés psicosocial que pasamos”, resaltó Analía Aquieri, médica cardióloga del Departamento de Cardiología del Hospital de Clínicas.
Las consultas cardiológicas disminuyeron más del 60% durante la pandemia, según reveló la médica. “Es importante escuchar las señales que el corazón y el cuerpo nos dan. Muchas enfermedades pueden cursar en forma asintomática por mucho tiempo y ponerse de manifiesto de repente y luego de más de un año de restricciones, resulta crucial visitar al doctor antes de retomar nuestras actividades”, sostuvo Aquieri.
“Lamentablemente, la cuarentena y el confinamiento impuestos por la pandemia más el temor de la gente al contagio, se tradujeron no sólo en un abandono de las consultas programadas al médico, sino que también contribuyeron al empeoramiento de algunos factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular: hubo aumento de peso, del consumo de alcohol y del tabaquismo, y las personas estuvieron más sedentarias. Lo último que debería suceder hoy es que la gente con factores de riesgo esté lejos de los consultorios”, señaló el Dr. Oscar Mendiz, Director del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular del Hospital Universitario Fundación Favaloro, y Jefe del Departamento de Cardiología Intervencionista.
De acuerdo con los datos brindados desde la Fundación Favaloro, en el contexto de la pandemia los estudios diagnósticos coronarios cayeron en todo el mundo de manera muy significativa con cifras de hasta el 80%, mientras que Argentina está en el segundo grupo de países con mayor caída. En la misma línea, un estudio realizado por la Sociedad Latinoamericana de Cardiología Intervencionista (SOLACI) demostró una disminución del 70% en los cateterismos diagnósticos por síndrome coronario agudo y del 40% en el tratamiento temprano del infarto.
Las enfermedades cardiovasculares son, en conjunto, la principal causa de muerte en Argentina y en el mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de fallecimientos globales debidos a estas patologías aumentó en más de 2 millones de personas entre el 2000 y el 2019, llegando prácticamente a 9 millones de decesos en 2019. Se estima que para el 2030, casi 23.6 millones de personas padezcan una condición cardiovascular.
Covid-19 e impacto cardiovascular
Entre mayo y octubre de 2020, es decir, apenas comenzada la primera ola de la pandemia un 15,3% de los pacientes internados por el virus presentó afectaciones en su corazón, de acuerdo a relevamientos de Medtronic. A su vez, los datos señalan que hubo un 19,3% de mortalidad global, cifra que alcanzó al 48% entre quienes atravesaron complicaciones cardíacas.
De ese porcentaje inicial, la patología más frecuente fue la insuficiencia cardíaca, en el 43,5% de los casos. Algunos desarrollaron esta condición porque el virus compromete al músculo cardíaco, otros pacientes ya tenían insuficiencia cardíaca de base y -como con cualquier infección viral- se reagudizaba la situación. Además, dentro de ese 15,3% de complicaciones, un 33% correspondió a arritmias, un 31,1% presentó daño miocárdico, un 11,2% complicaciones tromboembólicas y un 1,9% miocarditis.
Quienes tuvieron Covid deben tener en cuenta la gravedad de la enfermedad. Si fue leve y moderada, es necesario esperar un mes luego del alta y realizar el control clínico cardiológico junto a los estudios complementarios: electrocardiograma, ecocardiograma y prueba de esfuerzo. Si se encuentra alguna alteración en ellos, se continuará con otros estudios específicos (holter de 24 hs, Resonancia magnética nuclear). Si en cambio, cursaste una enfermedad grave, se debe esperar 3 meses para reanudar la actividad física, previamente realizando los controles antes mencionados y la rehabilitación cardiopulmonar adecuada.
Síntomas
“Unos de los síntomas que debemos reconocer es el cansancio o la agitación cuando realizamos nuestras actividades cotidianas. Prestar atención si este cansancio aparece más rápidamente, o aparece en reposo o dura más de lo habitual. Esto podría estar indicando la presencia de disnea, cuyas causas pueden ser múltiples, entre ellas, la enfermedad del corazón”, remarcó la especialista del Hospital de Clínicas.
Luego de un período prolongado de inactividad física, para retomar el ejercicio, la médica recomienda realizar controles clínicos cardiológicos. De esa forma, se puede evaluar las condiciones actuales de un paciente: la presencia de síntomas, si tuvo Covid-19, si toma alguna medicación. Dentro de los estudios a solicitar: el electrocardiograma, el ecocardiograma y una prueba de esfuerzo con o sin imágenes, permite evaluar la capacidad funcional del paciente. “La presencia de dolor de pecho también alerta sobre las enfermedades del corazón. Sabemos que la enfermedad coronaria tiene una prevalencia elevada en la población adulta y su detección rápida nos ayuda a evitar complicaciones graves”, añadió.
Las recomendaciones de las sociedades científicas dicen que a partir de los 40 años todas las personas deberían realizar un chequeo anual de los factores de riesgo cardiovascular como son la presión arterial, el colesterol en sangre, el azúcar en sangre y evaluar nuestro peso. “Si el paciente presenta algún síntoma sugestivo de enfermedad cardíaca como son: la falta de aire, las palpitaciones, el dolor de pecho, o historia familiar de enfermedad del corazón, debemos consultar al médico, sin importar la edad”, explicó Aquieri.
Desde el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) elaboraron una serie de parámetros orientativos, siempre sujetos a la conversación y al acuerdo con el médico clínico o de cabecera de cada persona.
“Estos parámetros tienen por objetivo acercar información a la población general sobre los principales controles rutinarios consensuados por la comunidad médica, que ayudan a prevenir o detectar en forma temprana posibles enfermedades o desequilibrios que indudablemente no están dando una sintomatología específica, y que, diagnosticados y tratados a tiempo, ofrecen la posibilidad de curación o mejoran el pronóstico de la condición”, sostuvo el Dr. Diego Grinfeld, presidente del CACI.
Además de los antecedentes de enfermedad cardiovascular familiar, es importante contemplar la generalidad del individuo, entre lo que sobresale si presenta factores de riesgo como hipertensión arterial, diabetes, sobrepeso u obesidad, sedentarismo, colesterol o triglicéridos elevados, su nivel de estrés, si fuma y/o si bebe alcohol en exceso, o si presenta cualquier tipo de sintomatología; en estos casos las recomendaciones generales pierden vigencia y será resorte de cada médico sugerirle la realización de los estudios que considere apropiados.
La hipertensión arterial es una de las afecciones más frecuentes de diagnosticar. La prevalencia en Argentina es de alrededor del 33 %. Es uno de los factores de riesgo cardiovascular más importante. Es asintomática, por lo tanto, es una enfermedad que puede pasar desapercibida por el paciente por mucho tiempo. Es fundamental realizar controles anuales de la presión arterial para lograr su control y así evitar las complicaciones como la insuficiencia cardíaca, la insuficiencia renal, la demencia, el accidente cerebrovascular.
Cuidados
Se recomienda realizar una dieta rica en verduras y frutas, bajar el consumo de hidratos de carbono y grasas saturadas. Aportar más potasio a través de los vegetales, y disminuir el consumo de sal (todas las sales tienen la misma cantidad de sodios, salvo las sales potásicas que tienen menor cantidad) y evitar los alimentos muy salados como son los embutidos y conservas. Utilizar más condimentos como ajo, pimienta, perejil, etc. Aceite de oliva, lácteos descremados, cereales y legumbres.
En la prevención de las enfermedades coronarias es fundamental “Tener hábitos saludables: dejar de fumar, bajar de peso si estás fuera de tu peso ideal, hacer una dieta rica en frutas y verduras, con poca sal y menos azúcar. Además de utilizar alguna técnica de relajación”, finaliza Aquieri.