Codo de tenista: ¿De qué se trata y cómo curarlo?
Si bien se trata de una patología que afecta a personas de todas las edades, es más frecuente en adultos que tienen entre 30 y 50 años y realizan ciertas actividades.
Con el paso del tiempo y las actividades que llevan adelante las personas, las articulaciones suelen sufrir un importante desgaste y con ellas llegan los dolores insoportables los cuales requieren de una atención para mejorar.
En ese amplio universo de molestias corporales aparece el denominado “codo de tenista” que suele ser una afección dolorosa que ocurre cuando los tendones del codo se sobrecargan, frecuentemente por movimientos repetitivos de la muñeca y el brazo sobre todo.
¿Qué es exactamente?
Cabe destacar, que el molesto dolor del codo del tenista se manifiesta principalmente en el lugar donde los tendones de los músculos del antebrazo se unen a la protuberancia ósea en el exterior del codo, aunque el dolor también se puede propagar al antebrazo y la muñeca.
Causas de la molestia
En cuanto a las causales de la aparición de esta típica lesión muscular, las mismas son por la contracción repetida de los músculos del antebrazo que utilizas para extender y elevar tu mano y la muñeca.
Los movimientos repetidos y el esfuerzo ejercido en los tejidos, puede resultar en una serie de pequeños desgarros de los tendones que unen los músculos del antebrazo a la prominencia ósea en la parte exterior del codo.
Como el nombre lo sugiere, jugar al tenis, especialmente el uso repetido del golpe de revés sin técnica, es una de las posibles causas del denominado codo del tenista. Sin embargo, muchos otros movimientos frecuentes pueden causar el codo del tenista, como por ejemplo pintar, usar herramientas de plomero, atornillar y destornillar, cortar ingredientes para cocinar o el uso repetitivo del mouse de la computadora, entre otros.
Factores causantes
Ahora bien, existen una serie de factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir codo de tenista no importa la actividad que se realice, y los mismos son los siguientes: 1) edad: si bien el codo de tenista afecta a personas de todas las edades, es más frecuente en adultos entre los 30 y los 50 años, 2) ocupación: las personas cuyo trabajo implica movimientos repetitivos de la muñeca y del brazo tienen mayores probabilidades de padecer codo de tenista. Algunos ejemplos incluyen: plomeros, pintores, carpinteros, carniceros y cocineros y 3) ciertos deportes: participar en deportes de raqueta aumenta el riesgo de tener codo de tenista, en especial si tu técnica de golpe es deficiente.
Diagnóstico médico
En cuanto al diagnóstico a realizar para conocer la gravedad de la afección, hay que sostener que durante el examen físico, es posible que el médico le aplique una cierta presión en la parte afectada o le pida que ponga el codo, la muñeca y los dedos en diversas posiciones, más que nada para estar al tanto de la lesión.
Cabe destacar, que en muchos casos, su historia clínica y el examen físico aportan al médico suficiente información para diagnosticar el codo de tenista, pero si el médico considera que la causa de tus síntomas es otra, es posible que le sugiera tomar radiografías o hacer otras pruebas de diagnóstico por imágenes para estar seguro del futuro tratamiento para llevar a cabo.
Consultar al médico
El asunto es que en caso de presentar algún tipo de síntoma, no hay que esperar a que la afección se agrave y por ende, hay que acudir a un profesional de la salud para tratarla, y de esta manera, evitar que el malestar se profundice en el futuro.
Formas de curación
En cuanto a los tratamientos a realizar por los profesionales, existe por un lado la terapia, en la cual un fisioterapeuta puede enseñarle ejercicios para estirar y fortalecer los músculos. Los ejercicios excéntricos, donde baja su muñeca lentamente luego de subirla, son útiles. Otro procedimiento tiene que ver con inyectar plasma rico en plaquetas, Botox o irritante en el tendón que le duele.
Tenotomía ultrasónica: con la guía de una ecografía, el médico introduce una aguja especial a través de la piel, en la parte dañada del tendón. Cirugía: si los síntomas no mejoran después de 6 a 12 meses de un tratamiento no quirúrgico, puede conducir a una cirugía para extirpar el tejido dañado.