La llegada del coronavirus cambió la vida a la que estábamos acostumbrados en el mundo entero. Y si bien, gracias a las vacunas y a las medidas de cuidado, ya la mayoría de los países están saliendo de lo más crudo de la pandemia, esta “vuelta a la normalidad” dejó en claro que la sociedad tiene que tener en claro que no tendrá futuro si no se apuesta a la educación, la ciencia y la tecnología.

Esto lo sabía dos décadas atrás Néstor Kirchner. Y estos temas que hoy se ponen sobre la mesa, de la mano de la pandemia, Kirchner los tuvo siempre entre sus prioridades durante sus cuatro años al frente del país.

Por eso lo puso en marcha no bien llegó a la Casa Rosada. A dos días de haber asumido, Néstor Kirchner solucionó un problema que llevaba meses: logró ponerle fin al paro que los docentes de Entre Ríos mantenían por la falta de pago de sus sueldos y que había impedido empezar las clases a los chicos de esa provincia.

“Hay que trabajar mucho, poner mucho esfuerzo y estar donde están los problemas. Podrán faltarnos muchas cosas, pero no ganas, fuerza y decisión para construir una Argentina distinta, aunque a algunos no les guste”, destacó Kirchner al sellar el acuerdo que puso fin al conflicto docente entrerriano.

Lo contó el propio Daniel Filmus, flamante ministro de Educación en 2003. No bien asumió le informó a Kirchner que en esa semana iba a viajar a Entre Ríos para tratar de encontrarle una solución al conflicto. “Vamos juntos”, le respondió entonces el presidente.

“En mis 25 años como docente no tengo memoria de que la primera actitud de un presidente haya sido la educación. Esta es una señal importante que tiene que estar acompañada con mejoras en la inversión”, destacó Filmus en esos días.

Ese fue todo un gesto, que a lo largo de su mandato continuó con varias medidas concretas que apuntaban a mejorar la educación, así como la ciencia y la tecnología. Así fue como en el primer año de mandato fueron aprobadas la Ley de Garantía del Salario Docente y la ley que establece un mínimo de 180 días de clase (ley número 25.864).

En 2006 Kirchner promovió la Ley de Educación Nacional que fijó en 13 años la escolaridad obligatoria (desde los cinco años hasta el secundario) y restableció la tradicional división entre escuela primaria y secundaria. Fue complementada con la Ley de Financiamiento Educativo, que otorgaba un incremento paulatino del presupuesto para la educación, la ciencia y la tecnología hasta llegar al 6% en 2010.

También en 2006, superando la oposición de los sectores más duros de la derecha, se aprobó la Ley de Educación Sexual Integral, que marcó un cambio sustancial en la salud y cuidado de niños y jóvenes. En el ámbito de la educación universitaria se creó el programa de apoyo al desarrollo de la infraestructura universitaria donde se realizaron 270 intervenciones edilicias.

El presupuesto universitario pasó de 2.168 millones en 2004 a 11.700 millones en 2007. En términos de PBI, el incremento fue de 0,48% a 1%. Una institución a la que se le dio especial atención fue al Conicet. Suena increíble, pero en el mandato de Néstor Kirchner se aumentó el presupuesto de ese organismo en más del 700%.

El satélite ARSAT fue construído en las instalaciones del INVAP en San Carlos de Bariloche (Archivo).

Un punto a destacar fue el lanzamiento del programa Raíces para repatriar a científicos que habían emigrado durante las décadas anteriores. Entre 2003 y mediados de 2016 –el programa continuó durante los dos mandatos de Cristina Kirchner-, fueron repatriados 1.299 científicos, que se distribuyeron en dependencias públicas y privadas. Hubo entonces un promedio de 102 investigadores altamente calificados que volvían por año. La fuerte inversión en ciencia y tecnología se inició en el gobierno de Néstor Kirchner y continuó con el de Cristina Kirchner.

De esta manera se potenció el crecimiento del sistema científico tecnológico y logró desarrollos y productos que permitieron que Argentina integre un selecto grupo de países como es el caso del sector satelital con los satélites ARSAT. El proyecto surgió en 2006, cuando Néstor Kirchner decidió crear la estatal ARSAT y luego sumar a Invap como diseñador e integrador del satélite.

ARSAT fue la herramienta elegida no sólo para impulsar su política satelital sino también para desplegar la red de fibra óptica en el país como parte del programa Argentina Conectada. Además resultó clave en el desarrollo de la televisión digital terrestre. Invap, por su parte, continuó sumando contratos en el sector nuclear, se sumó al programa satelital y tiene un papel clave en el plan de radarización.

“En estos 40 años, desde que empezó Invap, nunca hubo un apoyo a la ciencia y la tecnología para convertirlas en herramientas clave del desarrollo económico como en la última década. Eso es lo que hacen los países industrializados, pero en Argentina no se había hecho. El presidente Néstor Kirchner fue uno de los impulsores, con la creación de ARSAT, en 2006, y después la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le dio un impulso todavía mayor al crear el Ministerio de Ciencia. Esa decisión política es la que hoy nos permite realizar este tipo de trabajos. Se han dado pasos fundamentales para que la materia gris no se fuera de la Argentina. Nosotros estamos cansados de escuchar que la ciencia y la tecnología son importantes. Ningún dirigente habla en contra, pero lo importante es poner los recursos para poder llevarlo a la práctica”, aseguró el CEO de Invap, Héctor Otheguy, al asistir a uno de los lanzamientos de los satélites.

Educación, ciencia y tecnología fueron claves en el mandato de Néstor Kirchner y las medidas que se tomaron entonces se sienten aún hoy, cuando la actividad científica se ha revalorizado a partir de las necesidades que impuso la pandemia.

En marzo de 2004, en el lanzamiento de uno de los tantos programas de fomento de la ciencia y la tecnología, Néstor Kirchner dijo lo siguiente: “Tenemos que entrar a construir la nueva Argentina; estamos tratando de salir del infierno; recién estamos en el segundo escalón –es muy profundo el infierno- y no se sale con voluntarismos, hay que salir con acciones; no se sale con discursos, no se sale con actitudes de euforias y depresiones de acuerdo a cómo nos tome el día, sino con la persistencia de tener los objetivos bien claros hacia dónde tenemos que ir. En este tema nosotros consideramos que la tarea que tienen nuestros investigadores para llevar adelante, nuestras universidades, nuestras escuelas es fundamental, es central y es esencial. No alcanza ya más el discurso para ustedes y todos los argentinos, porque lo hemos escuchado reiteradamente”.

Crónica publicó este miércoles el Suple Compañeros.