El presidente Alberto Fernández encabezó este viernes al mediodía en la casa histórica de Tucumán el acto central por la conmemoración del 205° aniversario de la Declaración de Independencia.

Al principio de su discurso, Fernández pidió "disculpas al pueblo de Bolivia porque un Gobierno argentino haya mandado armamentos para parar la protesta de un pueblo que se levantaba contra un golpe militar".En esa línea, recordó que “en unos días, el 12 de julio, conmemoramos el día de la hermanad entre Bolivia y Argentina y lo hacemos porque ese día coincide con el natalicio de Juana Azurduy”.

“Eran tiempos donde bolivianos y argentinos luchábamos por liberar la patria grande”, dijo el Presidente respecto a la lucha del proceso independentista de España en las primeras décadas del siglo XIX.

Y recordó que “la Argentina de aquel entonces- de 1816 cuando se declaró la independencia- también tenía parte de esas locuras y había una elite en Argentina que no quería que le fuera bien a Güemes, San Martín y Belgrano”.

Para luego afirmar que "la historia se repite y hoy hay muchos que no quieren que seamos libres y soberanos, y siguen pensando en patria para algunos".

La campaña de vacunación contra el Covid

Alberto cuestionó a quienes "hicieron una enorme campaña para hacer creer que la vacuna era veneno" y aseveró que, de esa manera, "hicieron daño y postergaron el proceso de vacunación" contra el coronavirus.

"Todos los días peleo contra los que quieren ver la Argentina arrodillada", dijo el mandatario en el acto que tuvo lugar en Tucumán, desde donde agregó: "Mi modelo no está en los mandan balas de goma a Bolivia. Nunca esperen que firme algo que arruine la vida de los argentinos, o que claudique ante los acreedores o los laboratorios".

El jefe de Estado expresó también que hoy el país "tiene otras batallas" como la pandemia del coronavirus y cuestionó a "los que se enojan cuando cuidamos el ingreso de los argentinos al país" para retrasar la llegada de las nuevas variantes del virus, como la Delta, más contagiosa que las demás.

"Es un virus perverso, que no para de mutar. Algunos se enojan cuando cuidamos el ingreso de los que llegan a la Argentina. Cuidamos que el virus que muta no ingrese y nos complique otra vez la situación, cuando estamos logrando avanzar rápidamente en el proceso de vacunación", opinó Fernández.