Por Florencia Guerrero 
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Cuando el 28 de septiembre de 2004 un adolescente de 15 años ingresó armado al aula de la Escuela de Enseñanza Media Nº 202 Islas Malvinas, de Carmen de Patagones, en el sur de la provincia de Buenos Aires, y fusiló a tres de sus compañeros e hirió a otros cinco, inauguraba con ese gesto de violencia las masacres escolares en la Argentina, pero además, en América Latina.

Juniors, llamaron los medios a Rafael Solich, cuyo paradero a 16 años del horror es una incógnita que el Sistema Penitenciario guardó bajo siete llaves. "En el momento en que hace el primer disparo, la primer reacción que tuvimos fue reírnos, pero el segundo disparo yo vi la vaina de la bala y entendí que era un arma de verdad", recordó Rodrigo Torres, que aquella mañana fue herido y se desvaneció por el impacto: "En un momento me desperté y veo que me están llevando al hospital, yo vomitaba sangre. Junior estaba a un costado, tirado en el piso, tapándose la cara y abrazado por su amigo Dante".

Fue este chico, su único vinculo en el aula de 1º B, quién actuó como héroe, porque, al notar que el cargador se había trabado, se le tiró encima para sacarle el arma. Dante fue uno de los tantos testigos de la masacre que se fue de Patagones, tras la pesadilla.

En su acción, el adolescente mató a tres de sus compañeros: Sandra Núñez, Evangelina Miranda y Federico Ponce. Además, hirió a Torres, Nicolás Leonardi, Pablo Saldías, Natalia Salomón y Cintia Casasola. "No guardo rencor, pero me gustaría hacerle muchas preguntas", afirmó la víctima sobre Solich, cuya vida hasta el momento en que desató su furia tampoco era un paraíso.

Criado en un contexto familiar de violencia, sin contención escolar adecuada y víctima de bullying (sus compañeros admitieron que lo llamaban "Pantriste"). "Me molestan, siempre me molestaron, desde el jardín. Desde que estaba en 7º grado que pensaba hacer algo así. Me cargan, dicen que soy raro", le dijo el adolescente a la jueza de Patagones, Alicia Ramallo, cuando le preguntó las razones por las que decidió disparar en el aula.

Esa magistrada decidió declararlo inimputable, por ser menor de edad, aunque le impuso un tratamiento que sigue en la ciudad de La Plata, y aunque aquella causa fue cerrada, se abrió otra en un Juzgado de Familia, que sigue activa Este lunes, a pesar del aislamiento, en Parque Piedra Buena de Patagones se recordará a las víctimas en el monumento "De los ojos", como cada año.