"Todo fue un complot": el testimonio del cura condenado a 12 años de prisión por abuso sexual
En la última audiencia de debate antes de conocer la sentencia, el sacerdote Agustín Rosa Torino se declaró inocente y afirmó: “No tengo por qué pedir perdón”. Ocurrió en la provincia de Salta.
El sacerdote Agustín Rosa Torino fue condenado a 12 años de prisión efectiva por el abuso sexual gravemente ultrajante agravado en perjuicio de dos víctimas y abuso sexual simple agravado, en perjuicio de una tercera, sometidos en el Instituto Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, de Salta.
El condenado, que fue el fundador del lugar, será trasladado al sector de sanidad del penal de Villa Las Rosas por sus problemas de salud. De allí se dispondrá su alojamiento definitivo en una cárcel de la provincia de Salta.
En la última audiencia de debate antes de conocer la sentencia, el cura se declaró inocente de todas las “acusaciones y mentiras”, y afirmó que el objetivo “del grupo que miente fue destruir la obra”. Se definió como un hombre honorable y habló de un complot en su contra. “No tengo por qué pedir perdón”, afirmó.
Al inicio de su declaración, se refirió a la creación del Instituto Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, y comentó que lo fundó para facilitar el encuentro de jóvenes con Jesús, con el objetivo de “formar una comunidad de discípulos”.
Después, indicó que la institución creció tanto que llegó a tener más de 500 miembros y que solo en la Argentina contaba con 19 diócesis, aunque su actividad sacerdotal la centró en Salta, donde nunca había tenido problemas, denuncias, ni quejas.
“Yo no estoy justificando ningún acto aberrante que haya cometido algún cura o la Iglesia. Creo que hay que enjuiciar y castigar, pero yo no cometí esos hechos. Veo con cuánta facilidad mienten y confunden?", añadió el imputado, y se defendió: “Yo desearía pedir perdón, me dijeron pedí perdón, y el perdón enaltece, pero de que pediré perdón si no existieron”.
El acusado remarcó que estuvo nueve meses en la cárcel “sin quejarse, obedeciendo”, y aclaró que actualmente se encuentra libre y no con prisión domiciliaria. De acuerdo a su testimonio, su detención se produjo a partir de la denuncia de una exmonja, que consideró que él se podía fugar porque accedió a una foto suya en la que se lo veía visitando Tierra Santa (Israel).
"La Iglesia me pidió que pusiera distancia con los hermanos por todo lo que había sucedido. Unas personas se ofrecieron a pagarme el pasaje, así que fui a hacer un retiro espiritual. Fui y regresé en tiempo y forma”, explicó.
Acerca de las acusaciones en su contra, Rosa Torino dijo que su rol como fundador y superior general de la congregación no era el contacto diario con todos sus miembros, y acotó que, dada la envergadura que llegó a tener el instituto, ese tipo de interrelación era imposible.
El acusado aseveró, también, que si algún hermano decidía abandonar la congregación “podía hacerlo libremente”, y consideró que, en su comunidad religiosa, como en todas, podía haber problemas, pero que siempre que él se enteró de algún error o comportamiento inadecuado de alguno de sus miembros, lo corrigió.
“Y fue cuando puse límites que aparecieron todas estas denuncias. Esto me duele, pero no estoy enojado. Muchos deseaban estar al lado mío, pero no como colaboradores, sino para trepar”, aseguró.
Sobre los dichos de sus denunciantes en esta causa, Rosa Torino sostuvo que todo es un complot de un grupo de amigos armado en Buenos Aires y agregó: “Qué casualidad que las tres denuncias sean iguales, con las mismas frases”. El sacerdote reiteró que todas las acusaciones en su contra son injurias y se preguntó: “¿Cómo voy a manosear a un joven? ¿Con qué fin? ¿Qué gozo puedo tener?”.
El juicio contra el cura
El proceso judicial, que arrancó el viernes 25 de junio, comenzó con los testimonios de los denunciantes quienes ratificaron los abusos.
El primero en declarar fue Yair Gyurkovitz, uno de los ex novicios, y lo hizo de manera virtual. Vale recordar que Gyurkovitz fue el primero en denunciar penalmente a Rosa Torino por abuso sexual. Su testimonio fue el puntapié inicial para la investigación que se inició el 17 de diciembre de 2015 y que, finalmente, llevó a juicio oral al sacerdote.
Luego siguieron la ex monja, Valeria Zarza, y el otro ex novicio, Jonatan Alustiza, quienes viajaron a Salta para declarar de forma presencial ante el Tribunal.
A lo largo del juicio oral, que duró 9 días, hubo más de 40 testigos, entre ellos, otras presuntas víctimas del sacerdote salteño que no formularon ninguna denuncia, peritos como psicólogos y psiquiatras e integrantes de la congregación Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, fundada por Rosa Torino en 1986.
De acuerdo con la Segunda Encuesta sobre creencias y prácticas religiosas en Argentina realizada por el CEIL-CONICET, Salta es una de las provincias que integran -junto con Jujuy, Tucumán, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero- la región más católica del país. Por eso, el fallo de la Sala IV del Tribunal de Juicio de Salta que condenó al sacerdote Agustín Rosa Torino a la pena de doce años es un hecho emblemático.