La Cámara Civil de la provincia de Río Negro confirmó una sentencia que condenó al dueño de Patón, un perro de la zona rural de Viedma, a resarcir a un productor vecino que resultó perjudicado porque el animal atacó y mató a decenas de ovejas, gallinas y hasta a la perrita de la familia.

El fallo de primera instancia había ordenado un resarcimiento económico en base a lo establecido por el artículo 1759 del Código Civil y Comercial, referido al daño causado por animales. Allí se establece que el propietario o guardián del animal agresor debe afrontar los perjuicios causados, salvo que demuestre el accionar culposo de la víctima o de un tercero, caso fortuito o fuerza mayor.

En el expediente, el demandado nunca se entendió obligado a mostrar que fue otro el agresor. En su defensa, explicó que intentó reparar el daño entregando ovejas a su vecino, pero el animal nuevamente las asesinó.

En su apelación, el dueño del perro dijo que no se determinó la ocasión en que ocurrió el hecho ni la existencia de los 35 animales muertos. Sin embargo, el examen por parte de médicos veterinarios concluyó que las mordeduras sufridas por los animales eran compatibles con las de un perro. 

Además, otros testigos relataron situaciones similares ocurridas en otros campos, hecho que fue considerado en la decisión.