Por Fernando Vázquez
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Diego Alejandro Digiácomo, el cabo de la Policía Federal Argentina (PFA) que fue asesinado a balazos en un violento tiroteo que mantuvo con cuatro ladrones en una heladería de Ramos Mejía, era fanático de las motos y de los autos de competición. A sus amigos y compañeros en la institución de seguridad les decía que “a la vida hay que ponerle onda, porque de nada sirve estar mal”.

Varios de sus allegados señalaron en las redes sociales que el joven, de 29 años, nunca se quejaba por las tareas que le encomendaban sus superiores.

Una de sus compañeras en la fuerza policial narró que “yo siempre le preguntaba cómo hacía para estar siempre de buen humor y entonces Diego me decía que en la vida haya que ponerle onda a las cosas. Y que si lo hacía, en el trabajo la iba a pasar mejor”.

La suboficial, llamada Gabriela, añadió que “Diego había conseguido ahorrar algunos pesos y recientemente se había ido a vivir solo. Muchas veces me hablaba de lo que pensaba hacer en el futuro. A veces se la pasaba horas y horas contándome los proyectos que tenía en mente”.

Digiácomo se desempeñaba en el Departamento de Control Operacional y se hallaba destinado en la localidad bonaerense de Florida, en el partido de Vicente López.

La hipótesis que se maneja sobre el crimen

Los voceros de los tribunales de La Matanza revelaron a cronica.com.ar que se sospecha que los malvivientes entraron el miércoles por la noche al comercio tras haber seguido a la pareja, que se asegura viajaba a bordo de una moto BMW, la cual dejaron estacionada justo frente al establecimiento comercial para de esta manera ingresar a la heladería, denominada Bianca y situada en Pedro Bonifacio Palacios al 500, casi en el cruce con Bolívar, en el barrio Don Bosco, en Ramos Mejía.

En estas circunstancias, los cuatro asaltantes, que fingieron ser clientes, entraron al comercio, pero esta maniobra fue advertida por el efectivo policial, quien se hallaba dentro de ese local en compañía de uno de sus amigos, de nombre Patricio, de 24 años.

Trascendió que el cabo, que vestía de civil y se encontraba franco de servicio, se enfrentó a disparos con los individuos, oportunidad en la que fue alcanzado por dos impactos de arma de fuego (uno en el tórax y en la pantorrilla izquierda).

Digiácomo perdió la vida debido a sus heridas en el Policlínico de San Justo, en el oeste del conurbano provincial.

Minutos después de esa mortal agresión sufrida por el cabo, los efectivos de la Policía de la Ciudad reportaron por radio la persecución de un VW azul por las calles de Villa Lugano y se cree que habría sido el coche usado por los criminales.

Se dijo en un comienzo que el suboficial era hijo de la cajera del negocio, pero finalmente dicha versión fue desmentida por los investigadores.

El mensaje de la ministra Frederic

"Mis condolencias a familiares y camaradas de la @PFAOficial del Cabo Diego Alejandro Di Giacomo. Acompañamos a sus seres queridos en este doloroso momento. Honraremos su memoria trabajando, como Diego, para cuidar y proteger a la ciudadanía", escribió este jueves la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, en su cuenta de Twitter.