Matías Chirino tenía 22 años y muchos sueños por cumplir que quedaron sepultados en un absurdo ritual de iniciación que le costó la vida durante su "bautismo" en las Fuerzas Armadas.

Se trata del joven subteniente que falleció el pasado 19 de junio y cuya muerte originó una investigación que permanece bajo la supervición de la Justicia federal y que tiene a 11 oficiales denunciados.

Chirino había comenzado a armar su vida en la ciudad correntina de Paso de los Libres, lugar que se le había asignado como primer destino, en el Grupo de Artillería de Monte 3. Allí pensaba instalarse con Valentina, su novia, luego que ella recibiera su título de contadora pública en Buenos Aires, donde se habían conocido.

De ella se enamoró en el 2019 y comenzó una relación que tenían pensado seguir por muchos años más. Sin embargo, nadie se imaginaba que esos proyectos quedarían truncos por su trágico final.

“Espero que hayan alcanzado los ‘te amo’ que te dije para que te fueras sabiendo que eras mi persona favorita, mi complemento y siempre mi mejor elección. Me hacías sentir en una película romántica y prefiero seguir soñando que vamos a tener un final mejor. Qué injusta fue la vida con vos, mi amor”, escribió la joven, a modo de despedida, en una triste publicación de instagram.

El papá, Ezequiel, quien había viajado hasta allí para acompañar a su hijo, se enteró de su muerte por medio de un llamado teléfonico en la mañana del Día del Padre. "¿Usted es el papá de Matías Chirino? Venga a buscarlo. Está muerto", le dijo una voz en el teléfono.

El fallecido tenía una hermana de 18 años de nombre Ariana, con quien compartía su afición al entrenamiento físico, ya que a los dos les gustaba mucho correr y él la alentó a participar en varias maratones.

Fanático hincha de Boca, murió sin poder ir a ver al club de sus amores y conocer la Bombonera debido a que le era muy dificil conseguir una entrada para ver al equipo Xeneixe.

Oriundo de Río Cuarto, Córdoba, allí cursó los niveles primario y secundario en el Colegio Luterano Concordia y a los 17 viajó a Buenos Aires para iniciar sus estudios en el Colegio Militar de El Palomar, donde se recibió de subteniente en diciembre último.

Su inicio en la carrera militar no había sido una sorpresa para sus familiares y amigos, ya que había manifestado desde muy joven su sueño de ser parte del Ejercito Argentino. Así fue que antes de terminar la secundaria confirmó lo que todos esperaban: su vocación al servicio de la patria sería su destino.

Vivió en la base de cadetes hasta mediados de 2018, cuando se mudó a una casa en Caseros con tres compañeros, dos de los cuales son investigados por el fiscal Fabián Martínez, debido a que habrían participado de la noche fatal y sus testimonios son considerados claves en la causa que trata de esclarecer qué pasó.

De acuerdo a los datos oficiales del caso, Matías había sufrido una broncoaspiración, a raíz de que se había ahogado con su propio vómito tras un exceso de ingesta de alcohol y comida en una fiesta de iniciación.

El padre, convertido en querellante de la causa, denuncia que su hijo fue sometido a diversos maltratos: que lo obligaron a tomar alcohol contra su voluntad y lo forzaron a tirarse a una pileta con agua sucia en una noche donde la temperatura apenas alcanzaba los 3 grados.

El joven se había recibido de subteniente en diciembre y estaba a punto de iniciar su carrera como oficial del  Ejército Argentino, pero el domingo 19 de junio por la madrugada sufrió una broncoaspiración.

Según la autopsia, esta fue producto del consumo de alcohol y comida en grandes cantidades. Además, el estudio constató que no había signos de violencia en el cuerpo.

En el marco de la investigación, los oficiales quedaron suspendidos de forma preventiva. Sería "personal involucrado en los hechos que son motivo de investigación, ante la presunta comisión de faltas gravísimas", precisaron los voceros de la fuerza.

Los imputados, están procesados por los delitos de "abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y abandono de persona".