Prisión perpetua para los asesinos de una nena de 4 años: la violaron, arrojaron a un pozo y prendieron fuego
Los condenados fueron la madrina de la víctima y su pareja. El crimen se produjo en 2021 en Tucumán.
Condenaron a prisión perpetua a los asesinos de Rocío Rojas, una nena de 4 años que fue violada, arrojada viva a un pozo y prendida fuego en 2021 en Tucumán. María Carolina Graneros, de 40 años, la madrina de la víctima, y Edgardo Caro, de 38 años, pareja de la mujer, recibieron la pena máxima.
Caro fue condenado por los delitos de homicidio agravado por alevosía, ensañamiento, femicidio y criminis causa, y lesiones y abuso sexual con acceso carnal agravado. El Tribunal, en tanto, encontró culpable a Graneros de los delitos de homicidio agravado por alevosía, ensañamiento y criminis causa, y lesiones.
“Estamos conformes. La única pena justa que podía ser aplicada para este caso es la prisión perpetua. Es difícil imaginar un caso más aberrante que este”, dijo el fiscal Pedro Gallo.
Caro había confesado que violó a la nena hasta que se descompensó, la tiraron viva después en el pozo de una letrina y la prendieron fuego.
La nena y su hermano de 1 año y nueve meses se encontraban bajo el cuidado de Caro y Graneros en una casa ubicada en el asentamiento “La Chabela”, en la localidad tucumana de Lules.
Según determinó la Justicia, en ese momento se le otorgó la guarda a la pareja porque los menores vivían en condiciones de vulnerabilidad debido a una supuesta adicción a las drogas de la mamá.
A partir de mayo de 2021, de acuerdo con la acusación, la nena fue víctima de múltiples maltratos, golpes y humillaciones.
El 1 de junio, Caro abusó sexualmente de ella y el ataque provocó que la víctima perdiera el conocimiento.
Los atacantes trasladaron a Rocío hasta una letrina ubicada en La Reducción, una barriada ubicada en el mismo departamento de Lules. Allí la incineraron y esparcieron sus huesos en tres puntos, según confirmó la Justicia más allá de la confesión del ahora condenado.
Graneros, en aquel momento, denunció falsamente la desaparición de Rocío con el objetivo de desviar el curso de la pesquisa.
Según consta en el expediente, la víctima “era obligada a arrodillarse en maíz, a sostener mitades de ladrillos en sus manos, abandonándola en múltiples oportunidades al frío y desnuda en el patio de su casa a horas de la madrugada y arrojándole agua fría mientras le recriminaban que se hacía sus necesidades encima”.